Unos "golpes de suerte"

34 2 7
                                    

Ya hace casi una semana que capturamos a Walter. Demonios, todo está patas arriba y hay policías en cada rincón de la ciudad, pero lo bueno era que ahora C.I.N disponía de menos vigilancia. Intentaron sacarle más información al pez gordo, pero siempre repetía lo mismo: Que su trabajo era el de mantener a los guardias firmes y demás, que ni idea de lo que pasaba, ni nada que pudiéramos aprovechar. Al menos, tenemos idea de cómo son las instalaciones, la distribución de las salas, es decir, lo necesario para llegar al corazón del edificio... Estuvimos estudiando lo que pudimos. Sullivan y yo no nos agradábamos uno al otro. Era cierto, seguía cabreado por aquello y me faltará tiempo para perdonarle, pero ambos teníamos que hacer un esfuerzo y trabajar en equipo. Me siento preparado para sacar todo a la luz por muy peligroso que fuera.

Era por la tarde, estábamos todos en aquel local, en el bar, dando unos últimos repasos al plan. -Bien, ya sabéis: unos se encargan de distraer al personal, otros de mantener a los pocos guardias que queden ocupados... Y algunos habéis pedido cita para que os revisen, por lo que habrá doctores que no estén por la labor de vigilancia- Sí, todo lo que decía Sullivan parecía un plan perfecto, algo que iba a ser rápido y limpio, sin dejar rastro. Todo parecía ir bien hasta que entraron unos cuantos tipos con trajes de chaqueta en el bar. La verdad, no parecían tener pinta de querer invitarnos a una fiesta, y esos bates de baseball no creo que fueran para la piñata.

-Oh, venga ya, ¿no podríais haber venido mañana? Que hoy estamos todos ocupados, me cago en la leche- Eso fue lo que les dijo el dueño del bar. Por desgracia, este tenía una deuda pendiente con una mafia mediana según nos contó hace unos días, pero no esperaba que fueran a presentarse así. Estaba de los primeros y cuando me giré, ví que todo el mundo estaba con al menos una silla en las manos, creo que esta vez también me va a tocar meterme en un embrollo de estos...

-Vamos amigo, ¿a qué esperas? ¿A que te den un besito?- Me dijo el pelirrubio mientras me ofrecía una pata de mesa de madera. -Atizadles bien, no os preocupeis si sangran- Tan sólo oir eso podía ver una pelea tremenda entre tipos con trajes de chaqueta y nosotros, y la verdad, no tenía ni idea de a quién darle, hasta que me golpearon la espalda y me caí contra una mesa. -Anda, no llores si te hago daño, flaquito- Esto me lo decía mientras me empezó a empotrar la cara contra la mesa, y para mi bien como siempre, era un grandullón, así que imaginaos la suerte que tenía. No me lo pensé y le rompí una botella en la cara. El grandote ni se la olió, y le embestí contra un estante de madera. Viendo que estaba en el suelo tirado sin moverse, decidí no pegarle otro golpetazo. Me giré para ver que Sullivan tenía un pequeño problema con otros dos, pues creo que no es agradable que te tiren una mesa encima, aunque he de admitir que se protegía bien. -¡Amigo, ayúdame, no esperes a que pase a ser parte de la moqueta!- Dejé atrás mi rabia y fuí corriendo. Cogí una de las patas de mesa de madera, y se la rompí en toda la espalda a otro de esos tipos, sonriendo levemente por la satisfacción de que seguramente caería. No, si no le veis caer, no sonriaís, de veras. El tipo se dió la vuelta riéndose y se crujió los nudillos, cosa que no me hizo mucha gracia. Estaba esperando que me golpeara o algo pero menos mal que un vaso acabó en su cabeza y se desmoronó, por lo que aproveché para patearle y asegurarme de que no alzara la mirada. -¿Es que vas a dejar que te pegue o qué? Vamos hombre, que ya que estás metido en esto, ¡desahógate!- Me dijo Lydia mientras le ofrecía la mano a Sullivan, habiéndose encargado del otro también antes. La verdad, por mucho que doliera, esto era divertido a su manera. Cada vez quedaban menos. -¡Que no se te escape el hijueputa!- Tras esto ví que al pobre propietario del bar, llamado Marcus, he de añadir, lo tenía cogido uno de los tipos por el cuello. Me hizo unas señas de que le pasara un vaso lleno de whisky que había en la barra, y eso hice, se lo deslicé. Supongo que el tipo se lo echaría encima al mafioso para luego prenderle fuego o algo, pero no. Sólo vi cómo se bebió de un trago el vaso y luego se lo enseñó bien de cerca a su "amiguito". -¡A mi no me jodas!- No creo que con este tipo lo mejor sea jugar a ver quién aguanta más unas cuantas rondas de chupitos, puesto que me pidió que le llenara otra copa... Al saber que ya todos estaban groguis y llené dos, uno para él y otro para mí, no sé qué se me pasaba en ese momento por la cabeza.

-Ya están todos, ¿no? Menudos tipos... Les pegabas puñetazos en la nariz y no se caían ni a la de tres, pero menos mal que eran menos. Atended a los heridos y demás- Sullivan se sentó cansado, puesto que le estaban dando una buena hace tan solo unos minutos, cosa que no se diferencia de mí. -Mi bar... Mi precioso bar... Espero que quede alcohol suficiente para olvidarme de lo de hoy...- Supongo que a Marcus mientras le quede alcohol... -Mira el lado bueno hombre, al menos ya no te vendrán pidiendo más deudas- Comenté sobre la situación para que se animara. Se rió, supongo que en el fondo disfrutó. El hombre era mayor, tenía pinta de experimentado. -Sí, y ya de paso recordé mis tiempos mozos. Esto no es nada con la que se liaban todos los días en una taberna de Irlanda que frecuentaba un familiar mío.- Toda esta charla resultaba agradable, y estaba tranquilo por la policía, puesto que estos eran unos barrios de mala muerte y nadie quería aquí a las autoridades, así que no creo que llamen por una "berriña tabernera", heh. -Sullivan... ¿Entonces seguiremos esta noche con el plan acordado?- Preguntaba la médico con dudas, y el hombre contestó moviendo la cabeza de arriba hacia abajo, por lo que asintió. Eso quería decir que llegados a este punto, no había vuelta atrás. Pasara lo que pasara, teníamos que continuar hasta el final.

OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora