├────┬─εCapitulo 77: Ajakз─┬────┤

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├────┬─εCapitulo 77: Ajakз─┬────┤

Izuku abrió los ojos lentamente, sintiendo una suave brisa acariciar su rostro. A su alrededor, un vasto campo de flores se extendía hasta donde alcanzaba la vista, con pétalos danzando al ritmo del viento. No reconocía el lugar, pero se sentía extrañamente en paz.

De repente, en la distancia, divisó una silueta femenina. Su corazón latió con fuerza. ¿Quién era? Intentó avanzar hacia ella, pero en cuanto dio un paso, un destello cegador lo envolvió.

Cuando su visión regresó, el campo de flores se había desvanecido. En su lugar, solo había oscuridad y el frío tacto del metal contra su piel. Parpadeó varias veces, confuso, y poco a poco distinguió las formas a su alrededor. Placas metálicas, luces tenues y el eco de su propia respiración.

¿Estás bien? — Una voz familiar rompió el silencio.

Izuku giró la cabeza y vio a Ikaris, recargado contra una pared. Su instinto fue moverse y ponerse en guardia, pero en cuanto lo intentó, un dolor agudo recorrió todo su cuerpo. Sus músculos protestaron con crujidos, y su aliento se tornó pesado.

Izuku: Tsk... — Gruñó, tratando de controlar el dolor.

Ikaris lo observó con una mezcla de severidad y resignación.

Ikaris: Lo que hiciste fue una locura — Dijo, cruzándose de brazos — Sobreexigiste tu cuerpo y tu poder al límite. Fue imprudente — Izuku apretó los dientes.

Izuku: Era necesario — Respondió con dificultad — Tenía que detenerte.

Hubo un breve silencio antes de que Ikaris exhalara y asintiera.

Ikaris: Lo admito, me derrotaste. Pero fue más por tu terquedad que por tu fuerza. Cuando explotaste, tu cuerpo salió disparado. Desperté poco después.

Izuku lo miró con el ceño fruncido.

Izuku: ¿Dónde estamos?

Ikaris: En el Domo. Tu cuerpo sigue sin sanar del todo, así que vamos a un lugar donde puedan ayudarte.

Izuku: ¿Y mis amigos?

Ikaris: Izumi, Ochako y Bakugo están en la nave. El resto fue en el quinjet, esperando órdenes — Izuku suspiró aliviado.

Izuku: Gracias por no matarme...

Ikaris lo miró de reojo antes de responder con un tono seco:

Ikaris: Si lo hiciera, Thena jamás me lo perdonaría.

Se giró para marcharse, pero antes de dar el primer paso, lanzó algo en dirección a Izuku.

El chico extendió la mano con reflejos adormecidos y atrapó el objeto. Al abrir la palma, vio dos fragmentos de Mother Rosary. Izuku sintió un escalofrío recorrer su espalda.

Izuku: ¿Esto es...?

Ikaris no dijo nada más y continuó caminando, dejando a Izuku con más preguntas que respuestas.

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Texas

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En medio de un extenso paraje desértico donde solo una hermosa casa se alzaba en la distancia. La estructura parecía antigua pero bien cuidada, con un aire acogedor que contrastaba con la inmensidad del paisaje solitario.

Deku hijo de ThenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora