Pistolas de amor (editando)

24.Pensamientos antes del si quiero.

Que si estaba nerviosa... Yo nerviosa, para nada.
¡Estaba acojonada!
Ya no sólo lo que era casarse con tal hombre-dios que era Ashton. Tenía lo que toda mujer deseaba, o lo que deseaban las locas como yo.
Un hombre apuesto tanto por dentro como por fuera.
Su aspecto era, bueno ya sabes como era, se parecía total y absolutamente a Hércules.
Y tenía esa cosa que muchas veces buscamos, él me daba seguridad y estabilidad.
Irónicamente, él es al que más tendría que temer, ya sabéis... Jefe de la mafia, pistolas, pium pium...
Pero no, él se había alejado para protegerme y porque estaba enamorado de mi, o eso es lo que dice, porque bueno, puede decir que me ama por encima de todo pero luego lo importante es demostrarlo.
El otro día mismo por ejemplo, nos habíamos ido a pasar el día al lago, en plan family perfecta y todas esas mamarrachadas que cuentan los libros de amor. Aida estaba haciendo el cabra encima de una roca (como de costumbre) y se resbaló dándose un buen golpe contra el suelo.
Ashton y yo fuimos rápidamente hacia ella, y empezamos a asustarnos y llamamos al hospital, que ya nos deberíamos estar en su lista de visitantes habituales, porque entre Laura que decía supuestamente que había roto aguas y Aida que se había roto alguna parte de Anatomía era una jaleo tremendo, cuando ya estaban apunto de mandar una ambulancia, la niña abrió los ojos y dijo:
-Que hermosa voy a ir a la boda con este chichon.

Ashton la cogió entre sus brazos y comenzó a achucharla y mientras le decia que la quería.

En ese momento me di cuenta de que era él, el que siempre había soñado que me rescatara de la oscura prisión que era mi alma y que estaba profundamente enamorada de él.

Hace un tiempo me preguntó que si me importaba que él fuera lo que es.
¿Qué cual fue mi respuesta?
Le contesté que yo le amaría de todas y cada una de las maneras que existen. Y es que yo creo en la Reencarnación, y Ashton y yo ya nos habíamos encontrado antes.