1. El chico del deportivo rojo

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Necesitaba un cambio en mi vida. Estaba harta de todo lo que me rodeaba.

Siempre había querido vivir ese tipo de aventuras, pero no me imaginaba que me iba a pasar esto.

No era lo que se decía una chica corriente. No me gustaban las mismas cosas que a los demás, o lo que por lo menos les suele gustar a las chicas de mi edad. 

Siempre había soñado en viajar fuera, conocer mundo, enamorarme y descubrir cosas que nunca me hubiera imaginado que existieran.

Quería una vida de cuento. Chica conoce a chico. Se enamoran, se casan... La vida que según los cuentos era la correcta.

Mi viaje comenzó una tarde de primavera. No tenía ningún plan, no hacía nada con mi vida.

Salí a pasear por el parque cercano a mi casa, muchas parejas se encontraban bajo los cerezos que comenzaron a florecer. 

Entre aquel escenario idilico, pude vislumbrar una nota tirado en medio de la calle.

Me agache a recogerla sin antes de que me crujiera toda la espalda, aquella nota tenía un mensaje de lo más extraño: sigue hasta el final de la avenida Circle, surca el cielo a través a la estrella de Orión y me encontrarás. 

(editando)Me dejó intrigada pues carecía de sentido.

Guarde la nota en mi vieja chaqueta de cuero y seguí caminando sin rumbo fijo.
Decidí ir a la avenida. Al llegar al final no vi nada. Allí sólo quedaban restos de los arboles, quizás en algún tiempo pasado los jóvenes enamorados se citaban entre las raíces de esos ya caducos árboles.
Cuando me encontraba inmersa en mis pensamientos escuche una voz grave procedente
de un joven de unos veinticinco años sentado sobre un deportivo rojo hablando por teléfono.

Él me devolvió la mirada, y el cielo tembló.

En cuestión de segundos se llenó de nubes y comenzó a llover.

El joven se metió rápidamente en el deportivo y me gritó:

-Corre entra en el coche que después de esto llega el granizo- dijo con el acento más sexy que había oído en toda mi vida.

Y nada más decirlo, granizos como pelotas de tenis cayeron del cielo.

Corrí en dirección al coche, y él me abrió la puerta.

No os penséis que me metía en el coche de cualquiera, pero si un granizo me caía encima  iba a quedar guapísima...

¡Este coche era genial!

-Menudo tiempo eh.

-Si, madre mía como me he puesto en un momento.

-Toma-dijo volviéndose a por una chaqueta- ponte esto que esta seco.

-Muchas gracias-dije sonriendo.

-Por cierto me llamo Ashton.

-Yo soy Lena.

-Encantado- comentó Ashton- bueno ¿a dónde te llevo?

-Pues a...

¡PUMM! Un granizo calló sobre el deportivo y reventó el cristal.

-Pero que...-dijo atónito Ashton.

-Creo que lo mejor sería que nos pusiéramos a cubierto antes de que esto vaya a peor.

-Tienes razón Lena-dijo observando alrededor- creo que allí hay un bar, ¿vamos?

-Claro a la de tres

-¡Una, dos y...!

-¡Tres!-dije lanzandome hacia el exterior.

Corrí más que nunca, más que en los entrenamientos de baloncesto...

Me gire y pude ver que Ashton y yo llegamos a la vez al bar y ahí comenzo todo...


Pistolas de amor (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora