16. Relatos de amor

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-Mmmmm.-dijo Ashton separandose de mi.
-No recordaba esto.-le dije sonriendo.
Pasados unos minutos me dijo:
-¿Y ahora que?
-Tenemos que vestirnos e ir a comer.
-¿De verdad?
-Si, y aunque me guste lo que me ofrece señor Bond,-dije señalandole el torso desnudo y muy musculoso.- tenemos una hija que es capaz de tirar la casa abajo si no me encuentra.
-La casa es muy grande.
-Como se nota que no la conoces...-le contesté.
Mientras decía esto último Ashton se acercó sigilosamente hacia mi y se colocó encima mía, impidiendome salir.
-¿Y si te hago mi prisionera?
-¿Sabes que se judo?
-¿Así?
-Ajá.-dije mientras le tumbaba sobre la cama y me colocaba sobre el.- Sabes que me encantaría que nos quedaramos aquí para siempre, pero tienes cosas que hacer.
-Tienes razón.-dijo asintiendo- ¿Más tarde?
-Más tarde.
No se si contó como una promesa, lo que se es que de momento íbamos a estar juntos y que el tiempo pasado entre esas cuatro paredes fue el reencuentro de dos almas puras que estaban destinadas a encontrarse, pero en el mundo de la mafia, no es todo felicidad.
-¡MADRE! ¿Dónde has estadjvkd?-dijo que mientras masticaba un trozo enorme de carne.
-Hemos estado viendo la casa.-la dije mientras me sentaba entre ella y Laura.
-Ya viendo la casa...-dijo Laura.
Si las miradas matasen estaría muerta, pero desde hace tiempo.
-A ver que comes.-dije comiendo un cacho de filete de Aída.- Que rico, ¿te lo ha echo Silvia?
-Si, me cae muy bien me recuerda a la yaya.
-Si cariño, se parece a la yaya.
-Sabes,-dijo Danielle, no había notado su presencia hasta ahora- Sofía hace una tarta riquísima, la favorita de Fabián.
-¿Quién es Fabiejk?
-Es Ashton, cariño.
-Pero tu me puedes llamar como quieras.-dijo Ashton llegando a la mesa con dos platos enormes.- Toma esto es para ti, no sabía lo que te gustaba, así que le pedí a Silvia que hiciera espaguetis con carne picada.
-Gracias.-dije sonriendo tímidamente.
-Bueno cambiando de tema,-dijo Laura, que miedo me da...-¿Te ha gustado la casa? Porque te he oído gritar de alegría.
Me atraganté con un trozo de espagueti.
-Y tu, -dije una vez recuperada- ¿de cuánto estas? Yo creo que de tres meses.
Ahora fue su turno atragantarse.
-¿Como lo has sabido?- dijo entre tos y tos.
-Tienes tripa, granos, y estas comiendo espaguetis cosa que odias a muerte. Conclusión estas igual que yo cuando estaba embarazada de Aída, excepto en los espaguetis que yo era con los huevos fritos.
-¡Mamma, Fran! no sabías que ibas a venir hoy.-dijo Ashton saludando a María y a Franccesca que acababan de entrar por la puerta.
En cuanto María se percató de mi presencia dijo.
-¿Ya está a salvo? ¿Lo sabe?
Hola, parece que no me han contado toda la historia.

Pistolas de amor (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora