Me llamo Yudei, tengo 16 años, mi madre es celeste y mi padre un silfo. Sí, soy mestiza, por lo que mi piel es azul, como la de mi madre; y mi pelo es largo y verde, como el de mi padre. No tengo hermanos, por lo que vivimos los tres en Celestia, concretamente en la ciudad de Kelesban. He tenido algunos problemas con los otros niños y mi infancia está llena de desprecio y lástima. Mi naturaleza feérica me impedía ser tímida, pero algunos niños del colegio se ocupaban de que no tuviera amigos. Sobre todo los humanos, ellos nunca me trataban bien, los celestes me aceptaban, y los feéricos ni se metían conmigo ni me hablaban, simplemente me ignoraban.
Por eso me trasladé el año pasado a Celestia, antes vivíamos en un pequeño pueblo de Dingra, llamado Aren, cerca de la cordillera de Nandelt. Aquí estoy realmente bien, pero aun así estoy pensando que dentro de unos años me iré a vivir a las fronteras, con otros mestizos.
Cuando nos mudamos aquí, conocí a Mei, mi vecina. De la misma edad que yo, iba a la misma clase que yo y era mestiza como yo. Parecía un milagro de los dioses, aunque últimamente se discrepa mucho de ellos. Gracias a Mei vuelvo a sonreír y no me avergüenzo de lo que soy. La madre de Mei es celeste, y su padre un mago humano. Al principio mi instinto se puso en alerta con el padre de Mei, pero enseguida me di cuenta de que era absurdo, su hija también es mestiza, ¿Cómo iba a tratarme con desprecio? Así que le di un voto de confianza y nunca me arrepentí de ello. Era realmente el humano más amable que había conocido jamás. Su madre y mi madre enseguida se hicieron amigas íntimas, como Mei y yo, que éramos inseparables.
El colegio de celestes era mucho mejor que el de humanos, porque allí nadie nos despreciaba por ser mestizas. Éramos diferentes, cierto, pero no inferiores, que es como me trataban en el otro colegio.
Mei tiene la piel azul y la cabeza de forma humana, como yo. Pero su pelo es más corto y castaño claro. A diferencia del mío que es verde con algunas mechas rojizas y bastante largo, muy similar al de las mujeres feéricas.
Todos los veranos el padre de Mei hace un viaje. Pero no un viaje cualquiera. Él no va a Drackwen o Gantadd como hacen los otros magos. No. Él viaja a otro planeta, la Tierra. Mei ha insistido muchas veces en acompañar a su padre en estos viajes, pero él se niega siempre. Dice que los humanos terrestres nos tratarían incluso peor que los de Nandelt. Porque allí no hay celestes, ni feéricos, ni varu, ni yan, ni gigantes. Solo humanos. Cada vez que nos lo explica pienso que debe ser muy aburrido vivir en un lugar donde todos son iguales, pero a la vez tiene que tener su parte positiva, porque si allí son todos iguales, no hay motivo para discriminar a unos u otros. Pero el padre de Mei nos explicó que la cosa no va así, que todos son humanos, pero entre ellos existen diferencias, a veces físicas y otras veces geográficas. Se ve que en la Tierra hay humanos que tienen la piel morena, como los de Shur-Ikaili, otros completamente negra, y otros muy pálida. Ni verde, ni azul... Que raros los terrestres, solemos pensar Mei y yo. Pero aunque nos parecen raros tenemos ganas de ver a uno.
Por lo que cuenta el padre de Mei, los humanos terrestres suelen discriminar-se mucho entre ellos, peor que en Idhún. Por eso, le preguntamos porque iba allí todos los veranos si tan mala era la Tierra. Y lo que nos contestó nos dejó patidifusas a las dos.
Nos contó que los héroes de Idhún, los que lo salvaron, tuvieron que exiliarse a la Tierra y que él les conocía y era muy amigo de ellos. Por eso, todos los veranos el padre de Mei viaja a la Tierra. Es para hacer una visita a los héroes de los que tanto se habla ahora. En el colegio nos han contado la maravillosa historia de los tres adolescentes que salvaron al mundo entero. Normalmente, no presto mucha atención de lo que la profesora explica, pero ese día todos nos quedamos boquiabiertos.
Un unicornio, un dragón y un shek. Seres que yo solo he visto en dibujos de los libros y que al parecer antes abundaban en Idhún. Mei y yo ansiamos verlos, a los tres, incluso al shek. Porque nuestra profesora, nos contó que todos lo tomaron por malo, pero que hizo cosas muy buenas y decisivas para el futuro de nuestro querido planeta. Por eso queremos acompañar a su padre en el viaje a la Tierra. Pero siempre se niega. Y este verano, no es diferente de los demás.
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Yudei
FantasyYudei, una mestiza feérica-celeste, tiene por vecinos a Mei, Ersho, Irma y los padres de ellos. Mei y Yudei son amigas íntimas y lo comparten todo la una con la otra. El padre de Mei, todos los veranos, hace un viaje, aunque no uno cualquiera, él v...