Han pasado siete días y ya me estoy acostumbrando a los Terrestres.
La mujer y los dos hombres se mueven con más comodidad, pero Erik y Eva aún van muy perdidos. Hacen preguntas por todo, se sienten incomodos con la ropa que les hemos dado y tienen un horario muy corto. Los primeros días como no cabían los cinco en casa de Mei, nos lo repartimos y Eva y Kirtash dormían en nuestra casa y Jack, Victoria y Erik en casa de Mei. Pero al séptimo día Kirtash se marchó, no dijo a donde pero parecía que todos suponían que tarde o temprano iba a hacerlo. Logré captar a escondidas que se iba a Nanhai, en una conversación que tenían el padre de Mei y Victoria.
- ¿Crees que es seguro Shail? -preguntó, su tono de voz teñido de angustia.
- Puedes estar tranquila Victoria, -contestó él tranquilamente.- para empezar Denyal y Tanawe murieron en un desprendimiento de rocas mientras estaban en una acampada en Nolir hace tres años, por lo que los Nuevos Dragones ya no tienen a nadie que pueda llevar uno. Además todos los dragones que contenían fragmentos de Roca Maldita fueron destruidos, solo quedan algunos, pero sin Roca Maldita, que se conservan para recordar lo sucedido, ya nadie los usa. La gente está mucho más relajada, han sido trece años de tranquilidad para ellos. No le pasara nada, tranquila, en Nanhai estará seguro, estoy convencido de que Ydeon estará contento de verle, y cuidará de él si algo pasa. - Su mirada tranquilizadora hizo su cometido y Victoria sonrío relajada.
- Estoy muy contenta de estar aquí de nuevo. Jack está como nuevo, y los niños se lo pasan genial. Gracias por traernos Shail, te debemos otra. -Le dijo ella guiñándole el ojo derecho.
Ellos siguieron hablando, pero ya nada interesante. Me dirijo al jardín, donde están Mei, Erik y Eva. Están delante del Mandim, Mei les explica para que lo utilizamos y Erik y Eva prestan atención.
-...el día que vayamos a Haai-Sil tendremos que coger una hoja para ponernos a salvo de la lluvia de excrementos. -Pone cara de asco.- Es un poco asqueroso, pero una vez que ves a los pájaros vale la pena haber corrido el riesgo de acabar bañado en defecación de Haai. -Suelta una risita, imaginándoselo.- Son realmente hermosos los Haai, estoy impaciente para que los veáis, son enormes y dorados y majestuosos, y..., y..., no sé, son impresionantes, a mí me fascinan.
La energía de Mei estos días es interminable, y cuando Mei está alegre habla sin parar. Su adoración por los Haai no es una novedad, todos estamos hartos de oírla soñar despierta montando un Haai. Habíamos montado uno en una ocasión, pero lo que Mei quiere es hacerlo sola, sin ningún adulto.
Mientras tanto ella no cesa su explicación, y las caras de sus oyentes cada vez son más desesperadas.
-Y mirad, ese árbol de allí, -señala hacia el centro del bosque, donde un árbol sobresale por encima de las copas de los demás árboles.- sí, el más grande. Es un Koa, los Haai comen sus frutos, -pone cara de repulsión y luego añade- aunque una vez probé uno y os aseguro que no os perdéis nada. Son probablemente la cosa más amarga de todo Idhún. Pero bueno, a ellos les gusta y es más, a veces hay que tapar los arboles porque hay algunos que comen demasiados frutos y luego enferman...
Una voz potente y masculina la interrumpe de golpe.
-Oye Mei, creo que ya basta de información por hoy. No puedes soltarles el rollo y pretender que lo entiendan y sientan la misma fascinación que tú. -Ersho se ha acercado, y con un tono un poco brusco corta en seco el monólogo de su hermana menor, que mira a su hermano con profundo desagrado y luego observa a sus oyentes, para ver si ellos también opinan como Ersho.
A decir verdad, desde que Ersho estudia en la torre de Kazlunn, se ha vuelto un poco engreído y como es uno de los pocos que hoy en día tiene el poder de la magia, considera que sus dotes mágicos requieren mucha más atención que las ensoñaciones de su hermana pequeña. Todos conocemos ese detalle, menos Eva y Erik, que son nuevos.
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Yudei
FantasyYudei, una mestiza feérica-celeste, tiene por vecinos a Mei, Ersho, Irma y los padres de ellos. Mei y Yudei son amigas íntimas y lo comparten todo la una con la otra. El padre de Mei, todos los veranos, hace un viaje, aunque no uno cualquiera, él v...