7. Viejos amigos

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Me despierto y aunque he dormido muchas horas me siento algo cansada. Me visto, hago la cama y bajo a la cocina para desayunar. Cuando paso por el comedor, veo el sofá vacío. Erik no suele madrugar mucho y hoy es temprano. Intento no preocuparme demasiado. En la cocina encuentro que Victoria y mi madre están hablando. Por alguna razón me quedo escuchando a hurtadillas.

- Me gustaría darte las gracias por lo que has hecho por mi hija. –Dice mi madre.

- No es algo que haya decidido, -responde tranquilamente Victoria.- fue algo que me salió del corazón. Estaba paseando y la vi llorando en una pradera. La gente llora cuando esta triste, eso lo hace todo el mundo, pero en ella no sé qué vi, que me impulsó a dejarme ver. Puede que sea porque sabía que el causante de esa tristeza era mi hijo. Erik muy a menudo me recuerda a Jack cuando era joven. Es muy impulsivo y testarudo. Y eso hace que la otra persona sufra, cuando ve que las elecciones que hace no son las correctas. Puede que viera en ella un reflejo de mi misma cuando era joven. No lo sé, pero algo me impulsó a dejarme ver y no me arrepiento de ello. Así que no hay nada de que dar las gracias Inkei, porque no lo hice porque me lo hubiesen pedido. Lo hice porque quise.

- Oh, Victoria que grande eres. Tienes un corazón que no sé cómo te cabe en el pecho. –dice mi madre emocionada.

Victoria sonríe agradecida.

- Espero que no se asuste mucho cuando sepa que Erik ha partido hacia Aren.

Me quedo sin aliento. La casa se me hace pequeña, como si las paredes me estuviesen acorralando. Necesito aire, me estoy ahogando. Salgo corriendo de casa y cierro la puerta de golpe. Una vez estoy fuera, respiro profundamente por la nariz en un intento de aserenarme. No puede ser. ¿Por qué ha vuelto a Aren? Ya no hay nada que eche de menos allí, ¿o sí? Por un momento pienso en la remota posibilidad de que aún sienta algo por Zordee y haya ido a verla...

Aparto ese pensamiento de mi mente. Y entonces pienso que a lo mejor no estoy despierta del todo y que me he imaginado la conversación de mi madre y Victoria. Pero recuerdo como me han conmovido las palabras de Victoria acerca de mí y sé que han sido demasiado reales como para ser fruto de mi imaginación. Corro hacia el establo de detrás de casa de Mei con la esperanza de que haya seis paskes y no cinco.

Uno, dos, tres, cuatro, y... cinco. Solo cinco paskes. Y la verdad me golpea de golpe, Erik ha ido a Aren para enfrentarse a Vanriel. Ayer le conté todo lo que sucedió con pelos y señales y estaba tremendamente enfadado. De pronto recuerdo algunos fragmentos de nuestra conversación.

"Gracias por contármelo justo ahora que aún estoy a tiempo de darle su merecido."

"¡No creo que lo que él esté sintiendo ahora mismo sea comparable con lo que sentiste tu cuando te dejó de esa forma!"

"Me cuesta mucho no ir y partirle la cara, te juro que está consumiendo todo mi autocontrol."

"Lo haré por ti. Porque ahora mismo eres lo que más quiero."

En ese momento consiguió calmarse, porque yo estaba con él, pero entiendo que ha tenido toda la noche para darle vueltas al asunto y tomar esta decisión tan insensata. De repente me entra una rabia impresionante. Victoria sabe que se ha ido, seguro que Erik se lo ha dicho. ¿Pero porque le ha dejado ir?

Más enfadada que nunca entro en casa y cuando llego a la cocina busco con la mirada a Victoria.

- ¡¿Porque?! ¡¿Por qué has dejado que se vaya?! – Inquiero.

- No lo he hecho. –Responde tranquilamente. –Ha dejado una nota.

Del bolsillo saca una nota y me la enseña, aunque no entiendo nada de lo que pone.

YudeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora