Viernes, 29 de abril. Mientras Chris esperaba en el pasillo de los dormitorios, el doctor Klein y un renombrado neuropsiquíatra examinaban a la niña.
Los médicos la observaron durante media hora. Se dejaba caer.
Daba vueltas sobre sí misma. Se tiraba de los pelos. Ocasionalmente hacía gestos con la cara y se apretaba las manos contra los oídos como para anular un ruido repentino y ensordecedor. Vociferaba obscenidades. Aullaba de dolor. Finalmente, se arrojó boca abajo sobre la cama, doblando las piernas debajo del estómago. Gemía en forma incoherente.
El psiquíatra le dijo a Klein que se alejara de la cama.
-Vamos a darle un tranquilizante -murmuró-. Tal vez así pueda hablar con ella.
El internista asintió y preparó una inyección de cincuenta miligramos de 'Thorazine'. Sin embargo, al acercarse los médicos a la cama, Regan pareció sentir su presencia, y, rápidamente, se volvió, y cuando el neuropsiquíatra trató de sujetarla, empezó a chillar con furia. Lo mordió. Le pegó. Lo mantuvo a distancia.
Sólo cuando llamaron a Karl para que les ayudara, pudieron mantenerla lo suficientemente quieta como para que Klein le inyectara el sedante.
La dosis fue insuficiente.
Tuvieron que administrarle otros cincuenta miligramos. Esperaron.
Regan se calmó. Luego, somnolienta... miró a los médicos.
-¿Dónde está mamá? Quiero que venga mamá -lloraba.
Ante una seña del neuropsiquíatra, Klein salió de la habitación para llamar a Chris.
-Tu madre vendrá dentro de un momento, querida -dijo el psiquíatra a Regan. Sentado en la cama, le acarició la cabeza-. Vamos, vamos... ya está bien, ya está bien, querida. Yo soy médico.
-Quiero que venga mi mamá -lloraba Regan.
-Ya viene. ¿Te duele, querida?
La niña asintió. Lloraba a lágrima viva.
-¿Dónde?
-En todo el cuerpo -lloriqueaba Regan.
-¡Oh, mi pequeña!
-"Mamá".
Chris corrió a la cama y la abrazó. La besó. La calmó y la consoló. Luego, Chris no pudo más y rompió a llorar.
-¡Oh, Rags, has vuelto! ¡Eres tú, realmente!
-Mamita, él me causaba dolor. -Regan hacía pucheros-. Dile que no me dé más dolor. ¡Por favor! ¿Sí?
Por un momento, Chris se quedó desconcertada, luego echó una rápida mirada en dirección a los médicos, con una expresión suplicante en los ojos.
-Le hemos dado sedantes fuertes -dijo, amablemente, el psiquíatra.
-¿Quiere decir que...?
Él la interrumpió.
-Veremos. -Después se volvió hacia Regan-. ¿Puedes decirme qué te pasa, querida?
-"No lo sé" -respondió-. No sé por qué me hace él esto. -Se le caían las lágrimas-. Antes había sido siempre mi amigo.
-¿Quién?
-El capitán Howdy. Y entonces es como si otra persona estuviera dentro de mí. Y me obliga a hacer cosas.
-¿El capitán Howdy?
-No lo sé.
-¿Es una persona?
Ella asintió.
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El Exorcista - William Blatty
TerrorEl terror comenzó tan discretamente que al principio pasó inadvertido.Pequeñas molestias en Regan, para las cuales Chris MacNeil, actriz y madre, encontraba fáciles explicaciones. Parecía como si Regan hubiera sido invadida por una personalidad dife...