Capítulo 5

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— ¿Qué edad tienen? —Pregunta la encargada de la tienda.


Ha pasado más de media hora desde que llegamos, y la señora que no pasa de los cuarenta lo primero que nos pregunta es nuestra edad. ¿Acaso no es educada y saluda a las personas? Las ganas de contestarle de una manera no muy amable me hacen cerrar los ojos, mientras mis nudillos se aprietan con toda la fuerza que soy capaz de crear. Sí, soy algo exagerada, y todo porque nos hizo esperar para no ser amable.

Lily me mira con el ceño fruncido, para después contestar por las dos.


—Ambas somos mayores de 20 —sonríe hipócritamente.

—Muy bien —responde, Donna -por lo que leí su gafet—. Quedan contratadas, espero que den lo mejor de ustedes. Ya saben lo que tienen que hacer, ¿cierto? —Ambas asentimos, ya que no los explicó una chica antes de entrar a la oficina de la jefa, para ver si nos interesaba o no—. Inician mañana, aquí las espero, su primer horario de la semana será por la tarde para las dos. Buena tarde —se levanta de su asiento en el cual no llevaba ni dos minutos allí sentada.

—Muchas gracias, por aceptarnos. Nos vemos mañana —dice Lily, levantándose de la silla.

—Gracias... —digo entre dientes y de igual manera que Lily me levanto.

Los tres salimos de la oficina, ambos a mi lado sonriendo, mientras que yo trato de tranquilizarme.

—Cuando miré su cara, te juro que pensé que nos iba a sacar a patadas —comenta Lily riendo.

—Oh claro, y más aun cuando ni las buenas tardes da —pongo mi mano izquierda en mi rostro.

—Sí, con esa cara de "o te sales tú o te saco yo" —Lily hace una voz de vieja gruñona, yo por mi parte no puedo evitar soltar una carcajada.

—Bueno, las invito a comer, ¿qué dicen? Hay que celebrar su nuevo trabajo, ¿no creen? —Propone Geoffrey.

—Eh, no sé... —hago una mueca.

—Oh, vamos no acepto un no de respuesta —toma mi mano y camina hacia la puerta.

—Está bien, vamos —digo, aun sabiendo que ya no tengo otra opción.


Subimos al auto, los tres riendo, por los pésimos comentarios de Lily hacia Donna. Aun no sé si me río por lo que dice Liliana o por el raro nombre de la señora, aunque amo las donas se me hace un mal nombre para una mujer.


— ¿A dónde quieren ir? —Pregunta Geoffrey poniendo en marcha el auto.

—A dónde quieras, no hay problema —dice Lily.

— ¿Vamos a comer Pizza? —Pregunta de nuevo, pero esta vez dirigiéndose hacia mí.

— ¡Sí!—Contesto de inmediato.

—Es su comida favorita —le comenta Liliana a Geoffrey rodando los ojos.

—La de todos —digo.

—Bueno, pues vamos a comer pizza.



~*~



—Aj, estoy llena, ¡creo que voy a estallar! —Grito, mientras tiro mi cuerpo en el sofá de la sala.

—Yo igual —Lily me mira, golpea mi cabeza y, se sienta a un lado mío—. De hecho Geoffrey ya está más gordito —bromea, y Geoffrey sonríe sin humor.

—Ah sí, voy a engordar en treinta minutos —rueda los ojos divertido.

— ¿Puede qué sí, no? —Le sigue el juego Liliana.

—Tal vez, no sé...

— ¿Qué hora es? —Pregunto, interrumpiendo su boba conversación.


Era mejor cambiar de tema a que estos dos me aburran, aunque sé que preguntar la hora es algo estúpido en esta situación.


—Cinco cuarenta y tres, ya casi las seis.

—Oh, que flojera tengo. Debo ir preparando la cena para más noche —hago una mueca.

—Yo te ayudo —grita mi amiga cerca de mi oído, y pongo mis manos en mis orejas.

— ¿Te quedas Geoffrey? —Le pregunto, poniéndome de pie y aun con las manos en los costados de mi cabeza.

—No, lo siento, pero debo ir a casa, no he ido desde antier. Quizás otro día sí, gracias —se levanta—. Le dices a José que lo veo mañana, adiós —se despide de ambas con un beso en la mejilla y sale de la casa.


Siento una gran decepción, y no sé el porqué. Un suspiro sale de mis labios, provocando que mi amiga al frente mío sonría con picardía.


—Ahora si me cuentas —se cruza de brazos y sonríe aun más con malicia.

Frunzo el ceño por su actitud y su mirada de "me cuentas o te mato". Camino hacia la cocina y tomo una botella de agua del refrigerador.


— ¿Contarte qué? —Digo confundida.

—Yo sé que no te caía para nada bien Geoffrey —comenta, caminando hacia mí.

—No sé, en la mañana tuve una fuerte discusión con José, por lo que le hizo a Isaac, y Geoffrey fue a mi habitación y no sé, platique con él y me sentí como sí lo conociera de toda la vida. No lo sé —me encojo de hombros, restándole la más mínima importancia.

—Ah —suspira—. La verdad nunca había entendido el porque te caía tan mal, si es súper bueno y lindo.

Siento querer ahorcarla, ni idea del porqué, pero quiero hacerlo.

—Lo sé, es lo mismo que me he estado preguntando desde hace rato —trago duro.

—Debes conocerlo más, capaz y son la pareja ideal —bromea riendo.

—Oye que acabas de decir, claro que no. No digas bobadas Liliana.

Corre hacia la sala y camino detrás de ella.

—Oye no quieras golpearme por eso, por favor. Sólo es un "comentario." Relaja tu cuerpo mi vida —se burla.

—Sí, un comentario con totalidad estúpido —ruedo los ojos—, ni amigos somos Grecia —le saco la lengua.

—No me llames Grecia, Andy —me saca la lengua también.

—Odio que me digan Andy, ¿POR QUÉ LO HACES? —Exclamo.

—Porque alguien me llamo a mí Grecia, ¿será por eso? —Pregunta irónica.

— ¡Claro! —Choco las palmas de mis manos—. Tú comenzaste diciendo una bobada, no me culpes.

—Ya Andy —se tira al sofá—. Perdóname Andy —junta sus manos.

—Y sigues —me aviento sobre ella—, no vuelvas a llamarme así —la medio ahorco, su risa se hace presente lo que hace que aumente un poquito más mi fuerza—. Te odiooooo .

—Mentira, me amas —estira de mi cabello, haciéndome hacia atrás.


Esta pelea estúpida como todas las que tenemos terminará mal... Y ni se diga la casa.

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⏰ Última actualización: Jan 15, 2019 ⏰

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El Amigo de mi Hermano [EDITANDO] « P. RoyceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora