Capítulo 5. Probabilidades

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[Créditos por el hermoso dibujo a @mairalday <Vía Instagram]

Esta vez no iba a cometer el mismo error que con nuestro adolescente mayor —y con esto me refiero a la experiencia aterradora que viví con Tao—.

Me encontraba frente a la puerta contigua luego de la de Luhan. Si... había decidido aprenderme el orden de las habitaciones para no cometer alguna estupidez con mi nula experiencia en este trabajo: La primera del otro extremo era la del hijo mayor Tao, luego seguía la de Lay. En la siguiente parada la alcoba de los gemelos, la cual se encontraba justo antes de la 'Ciudad Ternura' de Luhan. Y próximamente... un nuevo logro por desbloquear.

Tenía unas hipótesis ya formuladas en mi cabeza.

Si llamaba a la puerta y no contestaba nadie, entonces debía ser la habitación de KyungSoo, de Kris, o en su defecto un baño. Si abrían la puerta entonces debía ser BaekHyun, o en caso tal de que Kris se hubiese despertado. Sin embargo, no corría riesgo alguno esa vez, o esos eran los resultados que arrojaban mis cálculos.

Acerqué mis nudillos a la madera de la puerta y los deslicé con cuidado hacia ella para llamar. De manera muy sigilosa pero audible. Al primer intento nadie atendió, pero decidí intentarlo una segunda vez, y cuando estuve a punto de retomar mi iniciativa, un click se escuchó y por la ranura de la puerta abierta, un ojo de lobo se asomó.

Mi cuerpo se tensó. Era el único chico de esa familia con el cual no había tenido ni siquiera un contacto visual real. No podía leer su rostro puesto a que solo me tropezaba con esa fría expresión salvaje pero serena del animal, e incluso su voz muda ni siquiera me permitía leer sus pensamientos. Apenas y podía distinguir su anatomía tensarse.

Él sólo permaneció ahí observándome o eso parecía, y yo opté por mi brillante idea de desviar mi mirada hacia un costado, llevándome una mano a los cabellos algo tenso.

— Yo... Ehm, buenas noches. Baek... ¿Cierto?

Fingí no recordar su nombre a espera de alguna reacción posterior, pero nada. Nuevamente solo permaneció inmóvil. Decidí olvidarme de ese estúpido plan para proseguir con mi intento por conocer a los niños, y me tomé el atrevimiento de preguntar.

— ¿Puedo pasar?

La puerta se cerró inmediatamente y junto con ella se esfumaron mis ilusiones. Comenzaba a darme por vencido con eso. No tenía excusa ni tampoco conocía la manera de acercarme a ese ser. Cuando mis pies estuvieron a punto de dar marcha atrás, la puerta se abrió nuevamente llamando mi atención, esta vez lentamente pues Baek primero asomó su máscara una vez más, y luego terminó de abrirme campo visual escondiéndose tras de la puerta.

Mis ojos se abrieron incrédulos. Su habitación era un mundo totalmente diferente a la de sus hermanos. Era una pieza acogedora, no sólo por la decoración, sino el ambiente fresco y recargado pero nada hostigador.

Debo decir que las paredes color turquesa de su habitación, estaban forradas de hojas con bocetos, lienzos a medio pintar recargados en las paredes mientras otros ya estaban terminados. Una pizarra con notas. Un tumulto de libros ilustrados a una esquina y junto a estos una caja de pinturas; la mayoría dentro y algunas fuera de ella, con pinceles y trapos manchados. Una cama individual con un par de peluches y algunas almohadas con forma peculiar. Y mi aspecto favorito... en la parte superior de una de las paredes, una lluvia de luces. De esas que consisten en pequeños bombillos que caen como estrellas.

La luz de la alcoba estaba apagada, y esta solo era alumbrada por las antes nombradas luces y una lámpara que se encontraba sobre el escritorio, la cual miraba fijamente sobre una libreta donde al parecer un boceto comenzaba a nacer, habiendo sido trazados los primeros indicios los cuales no podía distinguir con la vista desde el marco de la puerta.

El niñero de los Byun [Hiatus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora