Capítulo 21. Canción de cuna

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He regresado.

Mi excusa de hoy: la verdad es que el capítulo estuvo listo dos días después de la última actualización. Sí, fui súper rápida. Pero... a falta de Wifi, viviremos condenados.




— Por favor, ya no más. —Suplicaba desesperado.

— ¿Baek? —Lo llamé con mayor prudencia.

Su respiración estaba agitada y su llanto comenzaba a cesar. Pero no por el hecho de que consiguiera calma, sino más bien debido a que había entrado en una especie de trance en el cual me miraba fijamente a los ojos sin emoción alguna. Vacío. Totalmente fuera de órbita.

— BaekHyun... —Tao se acercó temeroso hasta donde estábamos.

— Baek, ¿me estás escuchando? —Palmeé suavemente su mejilla esperando a que reaccionara—. BaekHyun, soy yo... Respóndeme.

Su cuerpo pesaba entre mis brazos, como si se hubiese desmayado con los ojos abiertos. Sus labios temblaban intentando decir algo, pero... no quería que lo hiciera. Por primera vez deseé no tener que escucharlo hablar.

Lo abracé fuertemente contra mi cuerpo, tratando de protegerlo entre mis brazos aunque no fuese el lugar más seguro del planeta. Enredé mis dedos entre sus hebras y oculté el rostro en la hendidura de su cuello. Cómo dolía horrores verlo así.

— Todo va a estar bien... estoy aquí... —Sentía su cuerpo hipear por el llanto que contenía—. No dejaré que nada te pase. —Lo arrullé entre mis brazos, hasta que finalmente cayó dormido.

Cuando no hubo más nada que hacer, decidí recostarlo sobre mi cama. Estaba titiritando ligeramente, así que me incliné sobre su cuerpo, tomándome la libertad de tocar con la comisura de mis labios la piel de su cuello, mejilla y frente. Efectivamente, parecía tener un poco de fogaje.

Lo cubrí con las frazadas y busqué el termómetro para tomar su temperatura, conforme Tao se encargaba de conseguir un bol con agua.

39.2 grados. Era suficiente para preocuparnos.

Humedecí la toalla y exprimí lo suficiente para no encharcar la cama. Posteriormente posicioné la toalla sobre la frente del joven.

Me quedé ahí velando por su sueño. Observé sus largas pestañas batirse con cada espasmo propinado por esos horribles recuerdos que seguramente aún viajaban en su mente.

Deseaba poder entrar a su cabeza y deshacerme de ellos, reemplazarlos por vivencias felices, o simplemente hacer algo al respecto. Pero mis capacidades en ese instante se limitaban a ser testigo y cargar con los efectos que estos pudiesen causar.

[...]

— ¿BaekHyun se pondrá bien?

Preguntó Luhan asustado y con los ojos rojos de tanto haber llorado.

— Shh. Dejémoslo dormir... —Musitó Tao una vez salió al corredor cerrando la puerta tras de sí.

Cuando las cosas se calmaron, los demás se atrevieron a subir para saber de su hermano. Estaban bastante preocupados, siendo Luhan el más afectado por ser aún inocente de lo que ocurría.

Por otra parte yo me quedé en la habitación con BaekHyun mientras Tao se ocupaba del resto.

El chico estaba acostado en mi cama totalmente dormido. No puedo asegurar que estuviese descansando pues de vez en cuando hacía muecas de disgusto y se quejaba, además que la fiebre que ahora tenía no debía ser una comodidad. Su respiración era irregular y su piel estaba ligeramente transpirada.

El niñero de los Byun [Hiatus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora