Capítulo 18. Detrás de todo

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Dejé que Tao se quedara a cargo de sus hermanos mientras yo iba directo a la escuela de los niños, preocupado por Luhan. No conocía los detalles de la historia, pero sí algo clave; había mordido fuertemente a un niño, y el pequeño fue llevado a emergencias por una hemorragia.

Ese simple dato fue suficiente para ponerme de los nervios, tomar mi chaqueta y salir del lugar a toda prisa, ahorrándome la opción de alertar a Tao sobre mi reciente descubrimiento.

No sabía que era más preocupante, pero por el momento a mí me interesaba el bienestar del pequeño, así que ya luego me encargaría del resto. A parte, consideraba prudente reservármelo solo para mí. No sabía cómo podían reaccionar los Byun al enterarse de tal primicia como el hecho de que los espiaban tras una pequeña cámara desde quien sabe cuánto tiempo.

Al llegar a la escuela la subdirectora me saludó cordialmente y me guio hasta la enfermería del lugar, colocándome un poco al tanto del problema.

— ...Estaba histérico. Se le tuvo que administrar un sedante que lo puso a dormir de inmediato.

— ¡¿Qué!? —Mi Luhan no era un animal salvaje como para tratarlo de tal manera. Y lo sé, sé que tal vez era realmente necesario pero, independientemente me cabreaba y dolía que el niño tuviera que pasar por eso. Estaba muy preocupado, demasiado. Mis sentidos totalmente alterados, quedándome casi sin raciocinio y segándome al carácter sobreprotector—. ¿¡Que derecho tienen de medicarlo!?

La mujer algo asustada ante el alto y firme tono de voz que yo utilizaba, retomó la palabra casi tartamudeando, buscando una excusa que, aunque fuese cierta, yo no quería aceptar.

— La psiquiatra de la institución lo autorizó. No podíamos hacer más nada al respecto... el alumno estaba completamente desbocado, fuera de sí...

Tenía que aumentar el ritmo de su caminar para tratar de igualar el mío con sus cortas piernas, pues realmente no tenía intenciones de esperarla. Solo caminaba los pasillos con rapidez para llegar al consultorio lo antes posible.

— Pues no quiero que lo mediquen.

— Pero joven. Entienda que...

— ¡Es un niño de seis años! —Le interrumpí exaltado, deteniéndome en mitad del pasillo con el ceño notoriamente fruncido—. Lo están rompiendo...

Musité entre dientes con cierta ironía que rebosaba mis límites morales producto de lo irritado que me sentía.

Recuerdo que Lay me habló sobre los fármacos que le administraron desde pequeño, y eso indudablemente le afectó tanto su comportamiento como su organismo. Porque en ese momento nadie se preocupó realmente por lo que él sentía.

Esta vez yo estaba aquí. Y no permitiría que la historia se repitiera. Ni con Luhan, ni con ningún otro.

Cómo me hubiese gustado estar para Lay también en aquel momento, pero me resultaba imposible.

Que impotencia.

— ¡ChanYeol!

Antes de poder seguir discutiendo con esa mujer, los gemelos se acercaban corriendo hacia mí, delante de quien parecía ser la doctora.

Los chicos se notaban preocupados, curiosamente más Xiumin que Suho, así que el primero fue quien se acercó a mí con mayor proximidad.

— ¿Dónde está Luhan?

Ambos al mismo tiempo señalaron la puerta más adelante y todos acudimos sin darle más preámbulo al asunto.

Ahí estaba el aludido inconsciente sobre la cama. Tenía un aparato conectado al pecho cual calcomanía, y un pitido acompasado marcaba su ritmo cardíaco. Esa escuela debía ser bastante prestigiosa como abarcar más que una enfermería, todo un sistema de atenciones médicas, incluyendo la psiquiatría.

El niñero de los Byun [Hiatus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora