Capítulo 7. El mundo de Lay

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Antes de fallecer, el doctor Byun tuvo la oportunidad de decirme varias cosas. Pero considero que lo que realmente era importante para mí conocer, se lo guardó para sí mismo. Hasta ahora aún lo regaño en mi mente por ello, y me parece escucharlo reír. Siempre hacia eso. Cada que estaba frustrado, él se burlaba de mi cara. Luego de sus casuales comentarios, acababa sacándome una sonrisa y subiendo mis ánimos. Era el mejor amigo que cualquiera pudiera tener. Era el mejor padre que cualquier niño pudiera desear. Y aunque no lo visitaba siempre, las veces que me encontraba con él, me sentía completamente a gusto.

El Doctor Ah Ram no dejó muchas pertenencias. Dejó una fortuna, cuya cuenta era manejada por su hermana mayor. Nunca supe su nombre, de nuevo, otra de las cosas que nunca me dijo y que por el momento no creo necesario saber. Ella nos deposita a Kris y a mí el dinero que nos corresponde, y eso es suficiente. No me meto en cosas que no me conciernen.

Dejó a sus hijos. El doctor era todo un loquillo. Había estado reproduciéndose como conejo y me había dado siete dolores de cabeza.

Aún me pregunto... ¿Qué ocurrió con esos niños? ¿Por qué... están tan... rotos?...

Pero a demás de todo lo que me dijo alguna vez, me obsequió un collar con un dije de plata en forma de ala. Era pequeño y hasta ahora lo he mantenido siempre colgando de mi cuello.

"Cuando sientas que todo está perdido, solo confía en ti. —Bajó la mirada hacia el dije mirándole con recelo— Por alguna extraña razón este dije emana una paz con el solo hecho de sentirlo resbalar entre tus dedos. Así que... consérvalo. Te dará el valor suficiente para que creas en ti mismo. —Hizo una pausa y me señaló acusadoramente con el dedo— Las personas creen que encontrarán su felicidad en otras, pero la felicidad no te la otorgará más nadie que tú mismo. Y cuando entiendas eso, podrás volar alto y no volverás a tener miedo de nada o de nadie".

Yo solté una estruendosa carcajada y me burlé de él tal como hacía conmigo. ¿A caso me estaba sobornando? Ya no era un niño. Iba a cumplir dieciséis en ese entonces y las palabras cursis no iban conmigo. Todo lo que tenía que hacer era premeditar mis movimientos. Tenía todo fríamente calculado.

"No todo se basa en probabilidades y cálculos, ChanYeol. A veces sólo debes actuar por instinto y dejar de pensar tanto en las acciones. Déjate llevar. No con el cerebro, sino con el corazón".

¡Pamplinas! Hasta ahora me iba muy bien. Y logré triunfar en todo lo que me proponía hacer.

Sin embargo, hoy en día me presentaba a un fenómeno que había tenido la capacidad de estropear todas mis previsiones.

No sabía cómo actuar. Quizás yo estaba más desesperado que el mismo Lay, aunque en realidad no es algo que tenga derecho a afirmar. El joven respiraba con parsimonia como tratando de convencerse a sí mismo que, lo que sea que lo estaba atormentando, se iría cuando abriese los ojos. Se tomaba la cabeza mientras seguía agachado en la acera, y yo neófito en el asunto intentaba inútilmente hacerle compañía en su dolor, como si eso fuese a ayudarle en algo.

— Tranquilízate, Lay. Lo que estás viendo no está ahí. No va a hacerte daño.

— ¡Si lo está! Por favor... haz que se vaya. Ya.... No quiero. No quiero.

Exclamaba con su melódica y suave voz. Aunque quería gritar, su voz sonaba tan baja y suave, que no sabía si realmente estaba hablando conmigo.

El sonido del claxon del autobús captó mi atención. Ya había llegado a la parada que se encontraba solo a pocos metros de nosotros. Miré a los niños que me esperaban en esa dirección quienes parecían también preocupados y expectantes sobre lo que sucedería.

El niñero de los Byun [Hiatus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora