¿Realmente... me gusta este chico?
Al reparar sobre mis pensamientos, acabé apartándome de él como alma que lleva el diablo. Que incluso no sé cómo llegué a colocarme de pie bajo una velocidad vertiginosa.
Sus grandes y acuosos orbes me observaban anonadados, incluso parecía que en cualquier momento rompería a llorar. Y me maldije. Porque jamás debí haber actuado así. ¿Qué le diría? ¿Qué ocurriría ahora? ¿Cómo reaccionaría? ¿Nuestra efímera pero grata relación se rompería después de esto?
Nuestros rostros parecían competir por cual adoptaba un color rojo más fuerte, que incluso con cada segundo que pasábamos mirándonos, este carmín se volvía más intenso, provocando que nuestros pómulos delataran la vergüenza del momento.
Pero también tenía tantas preguntas que hacerle. ¿Por qué había actuado así? ¿Realmente él también tenía intenciones de besarme? ¿O fui yo quien malinterpretó todo eso? Que frustrante resultaba el asunto, pues estaba claro que el único que debía y podía hablar ahí era yo.
Las fibras de mi cuerpo comenzaban a alterarse, e involuntariamente hacía cualquier tipo de seña que pudiese negar o borrar los acontecimientos pasados, en un intento por explicar solo con ademanes y expresiones lo que mis palabras no podían.
— Lo... Lo lamento mucho BaekHyun —enarcó sus cejas desconcertado, como si no comprendiese el porqué de mis palabras. Creí que con esa simple frase podría explicarlo todo, pero no estaba resultando—. No fue mi intención. Lo juro. Yo... no sé qué me pasó. No quería besarte, ni si quiera sé por qué lo hice.
Su expresión cambió totalmente a una desilusionada que me atravesó el pecho como una flecha encendida en fuego.
Tragué en seco por milésima vez esa noche, como si me deshiciera de esas palabras que estaban de más decir.
Lo vi bajar la mirada, frunciendo sus labios para contener esas lágrimas que acumulaba. Al verlo así, fui casi inmediatamente hacia él, como aquella última vez que lloró frente a mí. Deseaba consolarlo, protegerlo, pero mis intenciones fueron anuladas al ver que con un fugaz movimiento esquivaba el contacto que se avecinaba entre nuestras pieles. Ni si quiera me miró a los ojos. Parecía enojado, pero desconocía la razón.
— Baek... —Traté de tomar su mano pero nuevamente me ignoró apartando la suya propia y abrazando las piernas contra su pecho de modo que pudiera esconder el rostro entre sus rodillas.
Titiritaba sorbiendo su nariz.
Lo había hecho llorar.
Lo había lastimado de nuevo como tanto miedo me daba poder hacerlo.
No quería verlo así pero no había nada que pudiera hacer. En ese momento yo era otro patán más, navegando en la misma barca de Kris.
Una pequeña silueta se escondía entre las barandas de la escalera, husmeando en los acontecimientos de esa noche. Resignado a tomar su leche esa madrugada, subió escaleras arriba con sumo silencio para fingir que nada había ocurrido.
[...]
Esa noche no pude dormir. Me preguntaba si BaekHyun había logrado conciliar el sueño, pues yo no. Mi cabeza estaba a full maquinando y luchando contra mí mismo. Quería poder entenderme pero yo era mi propio enemigo. Yo estaba en mi contra.
Me reacomodé quedando de costado hacia mi lado derecho donde se encontraba mi guitarra recargada al armario.
Recordé esa vez que había cantado una canción y había sido descubierto por el castaño. Desde entonces verlo reír se había convertido en uno de mis paisajes favoritos. Esos hermosos y finos labios ensancharse con aquel dulce gesto, parecía una obra maestra de la naturaleza.
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El niñero de los Byun [Hiatus]
RandomPark ChanYeol se las ingeniará para cuidar de siete hermanos. Pero lo que creyó ser un trabajo de medio tiempo, se convertirá en su vida cotidiana, acarreando con todo tipo de problemas y eventos que le darán a su propia existencia un giro de ciento...