ADVERTENCIA: Alto contenido religioso... sin fines de ofender a nadie o menospreciar alguna creencia. Así que les pido eviten comentarios racistas y/o/u/aeae/ arenosos. Además les recuerdo que esto es ciencia ficción, chicos.
Podía percibirse un olor a arrogancia y soberbia por toda la casa, aquel ambiente que avisaba la llegada de alguien inmortal.
- ¿Chen?
Me asomé al living y efectivamente se trataba de mi hermano menor. Chen. 17 años, cree que el mundo gira alrededor de él.
- ¡Hyung! -Sonrió con esa hermosa sonrisa que siempre me dedicaba.
Comenzó a caminar hacia mí con los brazos abiertos. Así que lo esperé de igual forma, notando una colita que iba detrás de él, la cual procuré dejar pasar sin darle mucha importancia.
- Se te extraña mucho en la casa -mencionó dulcemente cuando por fin pudimos unirnos en un apretado abrazo-. Más porque mamá ahora me manda a hacer todos los deberes a mí solo -Se separó a penas un poco mostrándome su puchero fingido.
- ¿Ah sí? Pobrecito... -Mencioné con sarcasmo y palmeé un poco su hombro derecho. Él me sonrió y soltó un suspiro separándose por fin de mí.
- ¡Por dios! ¡¿Qué es esa cosa?! -Se exaltó horrorizado señalando en dirección al sofá.
Observé a KyungSoo quien estaba serenamente observando toda la escena con su dedito pulgar en la boca.
- No le digas así. Es solo un bebé indefenso. -De acuerdo. Esa ni yo me la creí.
Le sonreí al aludido y me acerqué a él. Al percatarse de mis intenciones, dejó de babearse la mano para extenderme ambos brazos y ser cargado de una vez.
- ¿Un bebé indefenso?... -se llevó las manos al pecho algo indignado y desconcertado-. Siento mucha inmoralidad en él.
-Estás exagerando.
Chen bufó ofendido y rodó los ojos acomodando su flequillo.
- ¿Te ofrezco algo?... Para tomar... comer, lo que sea... -Mecía a D.O dándole algunas palmaditas en la espalda conforme lo dejaba jugar con la cadena que se hallaba alrededor de mi cuello.
- Sorpréndeme.
- ¡Yo me ofrezco!
Ambos bajamos la mirada hacia aquella criatura que se encontraba a las espaldas de mi hermano. Ese mismo rabillo que había estado persiguiendo al joven.
- Ah, tu. El niño afortunado que dejó entrar a casa una divinidad -estuve a punto de golpearme la frente con la palma de mi mano, de no ser porque estoy acostumbrado a que mi casa sea convertida en una iglesia y este sujeto el Mesías-. Ve y tráeme un Lavernoya Merlot Rosado. -Hizo un ademán con la mano para que se marchara a la cocina.
- Tú ni si quiera bebes eso.
- Escuché su nombre por ahí... -Me miró con recelo.
- ¿Qué es eso? -Preguntó Xiumin inocente.
- Un vino. -Sonrió Chen.
- ¿Y qué? ¿Vas a convertirlo en agua?
Me miró seriamente y luego enarcó una ceja.
- No me subestimes, ChanYeol.
Iba a reprochar pero las manos de Chen fueron tomadas por unas más pequeñas, captando la atención de ambos.
- Por ti, amado mío... te traería el centro de la tierra... que aunque me queme las manos valdría la pena complacer a tal magnificencia.
Hubo un momento de silencio, pero no demoré en romperlo con una fuerte carcajada que salió del centro de mi estómago. Siendo expulsada de tal manera que la espalda y pulmones comenzaron a dolerme, y tuve que llevar las manos a mi abdomen por inercia. Joder... ¿De dónde había sacado semejante palabrería?
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El niñero de los Byun [Hiatus]
RandomPark ChanYeol se las ingeniará para cuidar de siete hermanos. Pero lo que creyó ser un trabajo de medio tiempo, se convertirá en su vida cotidiana, acarreando con todo tipo de problemas y eventos que le darán a su propia existencia un giro de ciento...