CAPÍTULO 8

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Un mes después...
-¡Tía cuidate mucho! Por favor no hagas ninguna tontería Paula que te conozco, ¡te echaré de menos! -decía llorando mientras abrazaba a Paula despidiéndome de ella en el aeropuerto.
-No haré nada raro te lo prometo, por favor cuídame a Lucas y vigilamelo, te quiero muchísimo. -decía mientras me abrazaba cada vez más fuerte, sus lágrimas dejaron marca en mi camiseta, cada vez se iba alejando más, hasta que finalmente Paula se fue.
Sola, triste, caminando por el aeropuerto hasta llegar a el parking donde me esperaba mi madre. Antes de subir al coche, me sequé las lágrimas, suspiré fuerte, y sonreí.
Mi madre notó que estaba mal, pero prefirió no decir nada para no alargar la situación.
Al fin llegamos a casa, y Christian estaba esperandome en la calle, mi madre subió y yo me quedé a bajo un rato. Solo al verlo empecé a correr hacía él llorando sin poder más y le abracé lo más fuerte que podía, noté su perfume habitual rozando mi cuello, y no pude evitar dejar mojada su camiseta.
-Sh, tranquila, ya está mi amor, ya está. -decía mientras me acariciaba el pelo continuando con el abrazo.
Sus palabras hacían que rompiese a llorar más todavía hasta que finalmente paré, y como hice antes, me sequé las lágrimas y intenté sonreír.
-No sé por que lloras, en semana santa volverá ¿no? -preguntó secándome las ultimas lágrimas que me quedaban.
-Ya no, era o este verano, o semana santa, yo ya no sé cuando la volveré a ver. -dije con un nudo en la garganta, evitando llorar.
Y volviéndome a abrazar Christian me dijo:
-No sé cuando la volverás a ver, pero no cambiará nada entre vosotras dos, en un mes que os he visto estar juntas he notado que sois inseparables, y quién sabe si puedes ir a verla tu algún día...
-Ya pero, no sé, supongo que ya se me pasará...-añadí con la cara en su hombro. ¿Como le ha sentado esto a Lucas? -pregunté.
-La verdad nunca lo había visto así, está bastante mal...No quiere salir ni nada, me preocupa.
-Tengo que darle una cosa, Paula me pidió que se la diese.
-Vamos arriba y se la das.
Una vez en su casa, piqué su puerta para ver si podía entrar.
-¿Lucas? Soy Elena, ¿puedo pasar? -pregunté nerviosa.
-Pasa...-se escuchó tristemente desde fuera de su habitación.
Abrí la puerta y ahy estaba él, tumbado en su cama boca arriba, mirando a la nada, pensando en todo...
Me senté en la esquina de su cama y mirándolo le entregué lo que me pidió Paula que le diese, una carta.
Lucas la cogió y le pregunté si podía leerla y mirándola fijamente asintió con la cabeza.
"Lucas, sé que existe el Whatsapp para enviarte esto, pero un mensaje se puede borrar, una carta la puedes conservar...Quería comenzar dándote las gracias por todo, aquel día en el que empezamos a hablar estaba bastante mal, porque como tú bien sabes tenía novio y estábamos muy mal él y yo, aquella noche me hiciste sonreír después de tanto tiempo. Son cuatro meses conociéndonos y hablando, y la verdad es que no me arrepiento de haber aceptado tu solicitud. Este mes a tu lado ha sido perfecto, no sé cuando volveré a verte, tan solo espero que pronto, te esperaré porque sé que algún dia vendrás...En este momento estaré probablemente en el avión con los auriculares puestos mirando la ventanilla...Y tú, quiero que estes feliz, si tu estás feliz yo podré estarlo, prométeme que a pesar de la distancia seguiremos hablando y siguiendo en contacto. Quiero que sepas que te quiero Lucas, y la verdadera razón por la que me he dado cuenta, ha sido la distancia. Hemos estado tres meses sin conocernos, y te comencé a querer, no sé como, pero lo hice, serían esas conversaciones que me sacaban mil sonrisas, esas horas en webcam, esas llamadas hasta las tres de la mañana, etc. Oír tu voz es algo tan pf...Tan solo quiero verte sonreír, ¿vale? Ten presente que te quiero, y que te esperaré. Tú solo ven, no importa cuando, pero ven.
Mil besos,
Paula"
En ese momento Lucas empezó a tener un nudo en la garganta, y sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas poco a poco, no podía verlo así, y antes de que comenzara a llorar, me acerqué y lo abracé.
-Tranquilo Lucas, recuerda que ella te quiere ver feliz, sonríe por ella...-decía tocándole el pelo mientras el lloraba como un crío pequeño.
Contemplando a Christian desde la puerta de su habitación le hice un gesto para que viniese a hablar con él, pero en vez de eso se unió al abrazo.
Nunca había visto a un chico llorar así, quizá nunca había conocido a un chico tan enamorado.
Finalmente dejó de llorar y empezó a sonreír, una sonrisa falsa, pero al fin y al cabo una sonrisa.
Le devolví la sonrisa y me despedí de Christian para ir a comer a casa.
-Mama, ¿que hay de comer? -pregunté entrando por la puerta.
-Lentejas. -respondió mientras cocinaba.
-¿Lentejas en verano? ¡Hace mucha calor para comer eso! -añadí rechistando.
-Pues te jodes.
Perfecto, tengo a la típica madre que va de chula diciendo palabrotas.
Entré a mi habitación y vi a mi hermana tumbada en la cama con el ordenador.
-Oye, había esto en tu cama. -dijo sin dejar de mirar el ordenador a la vez que me tiraba una caja.
La abrí y en ella había un colgante con un corazon roto, en el que ponía sisters.
Supongo que me lo habría dejado Paula, y ella tendría la otra parte.
"Tia que bonito el collar" le escribí mandandole una foto en la que lo llevaba puesto.
Minutos después me contestó y me mandó exactamente una foto igual, solo que con su collar que ponía "bests".
Empecé a ver la tele en el salón cuando de repente oí a mi hermana llamándome.
-Oye sorda, te está llamando el idiota de tu novio. -dijo mi hermana pegada todavía al ordenador.
-¿Idiota? Eh no te pases, uno no es mi novio y dos...
-Es tu novio, ¿por que lo sé? Uno porque lo pone en tu móvil y dos porque se nota muchísimo pero tranquila no diré nada a mamá, aunque obviamente tendré que recibir algo. -añadió interrumpiendome.
-No tienes que decir nada porque no es mi novio, ¡que lo tenga con corazoncitos no significa nada! -dije poniéndome cada vez más nerviosa.
-Vale, lo que tu digas, ahora coge el teléfono anda, que es muy pesado tu tono de llamada.
Lo cogí y me encerré en el baño para hablar con él.
-¿Que pasa? -pregunté preocupada en voz baja.
-Nada, ¿hoy bajas?
-¡Christian puedes preguntarme esto por chat! -añadí.
-No es lo mismo, quería oírte. -respondió.
Idiota, adorablemente idiota.
Empezaron a picar a la puerta del baño y no tuve más remedio que colgarle.
"Lo siento por colgarte pero no quiero que me pille mi madre, no te enfades" le escribí mientras salía del baño.
Christian finalmente me contestó con un "da igual no pasa nada", pero noté que le había sentado mal. Finalmente comí y a las seis bajé a la calle donde estaba Chris.
Le di un abrazo por la espalda pero el extrañamente me lo rechazó. Era muy raro, ¿que le pasaba?
-¿Que te pasa? -pregunté algo molesta por el rechazo.
-Nada, me jode que te averguenzes de mi eso es todo. -respondió mirando el suelo. Sé que no soy el mejor, pero yo intento serlo para ti ¿sabes? Y ver como te avergüenzas de mi me destroza el alma. -continuó.
-¿Eres memo? No me avergüenzo de ti, ¿como puedes pensar eso?
-Es lo que demuestras. -respondió con la mirada aún por los suelos.
-Pues no es así, no les digo que tengo novio porque me da mucho corte, no sabes lo pesada que es mi família con esos temas. - Tu padre me conoce desde que era un bebé, no creo que le moleste que salga con su hija, yo solo quiero estar contigo sin escondernos de nada ni de nadie. -añadió mirándome serio.
-Está bien, ¿sabes que? Que les diré que salgo contigo, si eso te pone feliz, lo haré. -y mientras le dije eso lo miré y le di un beso en la mejilla.
Enseguida volvió a ser el mismo. Apareció su sonrisa, esa sonrisa que dice más que mil palabras, mi sonrisa preferida.
Empezamos a caminar por la calle agarrados de la mano por primera vez, me daba exactamente lo mismo lo que pensara la gente, era mi novio, y si a alguien le parecía mal problema suyo. Al agarrar su mano me miró y sonrió de nuevo, viendo que como yo decía no me avergonzaba de salir con él. No me avergonzaba de salir con un chulo, con el típico gamberro de barrio, había cambiado, yo tenía parte de responsabilidad y me enorgullecía. Sigue siendo un chulo, pero tiene el corazón más noble que puede haber. Míralo, tan perfecto, ese corte de pelo le había echo aún más irresistible de lo que ya estaba, no podía evitar mirar mal a una que otra chica que se derretía al verlo. Y al verme como las miraba, me daba un beso en todas sus narices, haciéndoles ver que ya tenía novia. Me encanta ver sus caras de "que cabrona es". Si es que Christian es el prototipo de chico que cualquier chica quiere, no solo por fuera, también por dentro, por como trata a una chica, por como me trata a mi.
En poco empezaban las clases y mi madre ya había ido a inscribirme en el instituto que había en frente de casa de mis abuelos. Llevaba dos meses saliendo con él y todavía no sabía dónde estudiaba, así que se lo pregunté.
-Oye, ¿tu a que insituto vas?
-Al que está al lado de nuestras casas.
-¿Que dices? ¿En serio? -pregunté contenta.
-Ajá. -afirmó.
-Yo ahora también, paso a cuarto de la ESO. -añadí emocionada.
-Iremos a la misma clase entonces jaja, te aviso que yo a las chicas de clase las conozco desde los tres años, osea que nada de celos que te conozco.
-¡Yo no soy celosa! -grité frustrada.
-Bueno, yo solo te aviso que tengo mucha confianza con ellas, y es normal son 13 años a su lado.
¿Mucha confianza? ¿A que se referiría? ¡Ya empezamos, alejaros de mi malditos celos!
-Vale. -respondí.
Sin darnos cuenta, en nada habíamos llegado a un McDonald's y nos pedimos un helado de un euro, ya que no teníamos mucha hambre.
-Christian tienes algo en la nariz...
-¿Que? -decía mientras se la tocaba preocupadamente.
-Helado jajaja. -grité mientras le manche toda la nariz con su helado, por supuestamente no iba a mancharle con el mío, ni hablar, lo había pagado él pero bueno, que cabrona soy. Enseguida me puse a correr y el detrás persiguiendome, hasta que ¿como no? Me devolvió la jugada y yo otra vez a él hasta finalmente acabar llenos de helado. La gente nos miraba con cara de "sois bastante mayorcitos eh" pero ¿que querían que hiciera? A su lado me volvía la niña pequeña que siempre llevo dentro, simplemente estando juntos nos volvíamos dos críos a los que le daba igual todo y todos.

A un te quiero de sus labiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora