Capítulo 13

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-¡Papa!, ¡¿estas bien?! - preguntamos al uni sono mi hermana y yo mientras nos acercamos a su camilla.
-Si tranquilas, estoy bien...-murmuró mientras acumulaba una sonrisa en su rostro.
-¿Como te encuentras? ¿Necesitas algo? Agua, un bocadillo lo que sea, dimelo y voy a buscartelo.- añadí preocupada.
-No cielo, muchas gracias. -respondió agarrando mi mano en muestra de agradecimiento.
-¿Estas seguro? -insistí.
Asintió con la cabeza y sonrió una vez más, la verdad no pensaba que estuviese tan bien fisicamente, bueno...descontando que va en silla de ruedas. Solo tiene unos rasguños en la cara, pero nada grave la verdad.
Empezamos a contarle todo lo que habíamos echo durante los dias en lo que se encontraba hospitalizado, le conté mi discusión con Christian, (cosa rara porque nunca suelo hablar de él con mi padre), lo que estaba preparando para mi fiesta, etc. Y mi hermana lo mismo, empezó a hablarle de las notas que había sacado en algún que otro examen, como siempre presumiendo de sus notazas. No es que a mi me fuese mal en el instituto, pero tampoco es que me fuese para tirar coetes. Antes sin embargo era una de las mejores en mi colegio, sacaba unos 9 excelentes por trimestre. (Está bien ya paro de presumir). Pasados unos veinte minutos me llamó mi madre para preguntarme como se encontraba papá, así que decidí darle el movil para que hablen ellos, mientras tanto yo salía a pasear por los pasillos del hospital.
Al salir una señora rubia bajita con gafas se me acercó a preguntarme si buscaba a alguien, en lo que le contesté con una sonrisa:
-No gracias, estoy sólo paseando.
Sonrió y continuó caminando como un militar por el pasillo. Empezé a aburrirme, así que decidí preguntarle por la sala de maternidad, siempre que iba a un hospital veía a todos los bebés, me encantan. Es más, si no pudiese llegar a ser escritora, querría trabajar en algo relacionado con los bebés.
-¿Ves estas escaleras? -preguntó señalándomelas. No no las veo estoy ciega, que se note la ironía.
-Ajá. -respondí mirandolas.
-Vale pues namás bajarlas ahí esta la sala de maternidad. -respondió, ahora sé que es andaluza, su acento lo dice todo.
-Vale muchas gracias. -añadí con una sonrisa.
Comencé a bajar las escaleras de dos en dos, y si, como se notaba que era la sala de maternidad. Aquel holor a bebé, aquel silencio tan tranquilizante.
Sin duda alguna era la sala de maternidad. Apoyé mis manos y mi cara en un cristal donde se encontraban las enfermeras con los bebés en sus camillas. Necesitaba un babero, ¡que cositas tan preciosas por favor! Podría quedarme contemplando a aquellos pequeños ángeles todo el día, como deseaba ser mayor para poder tener los míos. Lo de ser madre adolescente no estaba en mis planes, pero que si llegase a ocurrir no se me ocurriría ni loca la opción de abortar, a pesar de los comentarios de la gente y lo que opinasen mis padres.
Me encantan los bebés, de hecho mi sueño desde pequeña ha sido ser madre, desde niña ya me preocupaba por mis Nenuco, no podía bajar a la calle sin haberles dado el bibe o sin haberles cambiado el pañal.
Decidí subir ya a ver que hacían mi padre y mi hermana, supongo que viendo alguna peli o enseñandole los examenes.
-Kiara, tenemos que irnos ya.
-Vale. Adiós papá. -dijo dandole un beso en la mejilla.
-Adiós papá cuidate. -añadí haciendo lo mismo.
El nos respondió con un adios y un os quiero, y nos fuimos.
Al llegar a casa se me hizo raro no tener a Christian esperando en el portal ni nada. Es más ni un mensaje de él, y eso que eran las cuatro y media de la tarde.
-Hola mamá. -exclamamos Kiara y yo a la vez mientras dejabamos nuestras cosas en el sofá decididas a merendar.
-Hola, ¿como se encuentra vuestro padre? -preguntó mientras fregaba los platos.
-Bien, la verdad está muy bien quitando lo de la silla de ruedas...-añadí mientras untaba nutella a mi pan bimbo. Soy una adicta al chocolate, ya lo iréis viendo según leáis.
-Me alegro mucho de que esté bien, ¿que os iba a decir? Esta noche me quedaré yo a dormir allí en el hospital,¿vale? Así que vosotras os quedáis aquí con los abuelos. No quiero que te quedes hasta tan tarde con el móvil, y tu señorita -dijo señalando a mi hermana. -más te vale de que no te quedes hasta las tantas viendo la tele porque si no me vas a conocer.
Asentimos un poco intimidadas y dando un mordisco a mi sandiwch de nutella me fui a mi habitación. Me tumbé boca arriba y empecé a ver todos los mensajes que tenía. ''1200 mensajes de 15 conversaciones''. Los abrí y...¿como no? La mayoría de grupos de los que ni si quiera sabía porque continuaba metida. El primer mensaje de todos era de Paula, comenzamos a chatear sobre como nos iba la cosa a las dos, le pregunté como seguían ella y Lucas y la verdad me sorprendió que lo llevasen tan bien, llevaban par de meses sin verse, pero aún así la llama continuaba ahí, intacta. Ella, me preguntó también como lo llevaba con Chris, le conté lo de la zorra de Delia, (no soy tan mal hablada como parece, creedme.) también le conté lo de mi padre, a lo que contestó ''¿Que dices? Emoticono cara asustada'' y blablabla. La conversación empezó con un hola y un corazoncito y acabo en unas dos horas y media debido a que Paula tenía que ir a clases de italiano. Sí, así es estudia italiano. La cabrona quiere irse a vivir un tiempo a Italia, concretamente en Roma, pero como mejor amiga que es me llevará con ella de vacaciones, lo sé. Esto ya era muy raro, no hablaba con Chris desde la mañana, y esperad que viene lo fuerte...¡Estaba en línea señores! El señorito estaba en línea y no era capaz de mandarme ni un puñetero hola. Con que esas tenemos, ¿eh? Bueno yo también se hacerme la dura chaval. Cuando me hable tardaré siglos en contestarle, será en plan ¡zasca! ¡Jodete! Aveces llego a flipar con la cabrona que puedo ser.
Minutos después el señorito se decidió a hablarme con un ''Fea'' y el emoticono de los dos corazoncitos rosas, imagino que sabréis cual es. Mi momento de orgullo acababa de empezar. Empecé a contar los minutos para contestarle (sí así de orgullosa puedo llegar a ser). Modo desesperación on. ¡Elena ya han pasado cinco minutos contestale! No no, relax Elena, relax. ¿Cuanto ha tardado él? ¿Unas ocho horas? Pues ocho horas sin contestarle. Pero...¿y si era algo importante? Cojones Elena, ¿que te pasa? Está bien, está bien, no le contesto. Tic tac, tic tac...¡A la mierda el orgullo! ''Holi feo'' Me da que subsconciente y mi orgullo se habrían unido en ese momento para darme de ostias hasta que me quedase sin cara. Empezó a preguntarme como estaba el suegro, lo llama así, es tonto.
Me mandó un audio para mi padre diciendo exactamente estas palabras, flipé bastante la verdad.
''Manuel que espero que te encuentres muy bien y que salgas ya del hospital que echo de menos ver esos partidos contigo mi hermano y mi padre, un besazo de parte de todos.''
La verdad esque la relación de Christian y mi padre es bastante buena, no es el típico padre que a penas deja ver a el nuero, ¡al revés! Es él el que le invita a venir a casa a cenar o a comer. Me gusta que se lleven tan bien, pero sin pasarse porque al final pasa más tiempo el con mi novio que yo con él.
Y con mi madre ya ni os cuento como se llevan, vamos como le haga yo algo a su niño Christian, básicamente le trata como el hijo que nunca tuvo. Prácticamente toda mi família se lleva bien con mi imbécil. Pero que rabien que es mio. Muajajajaja. También estaba muy interesado en que quería de regalo para mi cumpleaños, la verdad no quería nada. Él ya era mi mayor regalo, dios que puta cursilada. Pero si me regalaba unas adidas superstar no las rechazaba eh, que cabrona que soy. Es broma, con una simple carta y unos chocolates me haría feliz. Porque por muy simple que pueda parecer esa carta para mi sería muy valiosa, y los chocolates pues...¡Porque amo el chocolate! Pero sin duda alguna no podía darme mejor regalo que haber llegado a mi vida.

A un te quiero de sus labiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora