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-¿Y la tarta? ¡¿Donde cojones está la tarta?! -preguntó Maggie un tanto nerviosa, ya que ella y yo eramos los organizadores de la fiesta.
Sí, estabamos celebrando una fiesta sorpresa para Elena. No es por presumir, pero mi cerebro fue el protagonista de esa idea, Maggie quizá me ayudase un poco, pero yo fui el principal responsable de todo aquello. Bueno, no seré malo, Maggie ayudó muchísimo, se había vuelto muy importante para Elena, y Elena para ella. Definitivamente queríamos que todo saliese perfecto.
-¿Y a mi que me dices? ¡¿No se encargaba Ruben de eso?! -respondí poniendome aún más nervioso que ella. Faltaban unos quince minutos para que llegara Elena del hospital con su família y no encontrabamos la puñetera tarta, y os preguntaréis, ¿que tiene que ver Ruben con una tarta? Bueno, el digamos que era el cheff de nuestro grupito. Por si acaso alguno/a habéis pensado que ¿como he entrado a casa de Elena si no había nadie? Ajá, soy tan rebelde que me colé por su ventana, notese la ironía señores. Pues le pedí permiso a mi querida suegra para que me dejara hacer una fiesta, y ella obviamente me dejó.
-¡¿Podéis ser más idiotas?! ¿En que cabeza cabe que voy a dejar la tarta en la mesa para que cuando entre la vea? -añadió Ruben saliendo de la cocina. -Está en la nevera memos.
En ese momento Maggie y yo compartimos la misma mirada de ''mierda que mal hemos quedado'' y continuamos poniendo algo de picoteo en la mesa.
Iban pasando los minutos y llegaban todos los invitados, practicamente la mayoria de los de clase.
Pero mientras acababamos de preparar todo vibró mi móvil, un mensaje de la madre de Elena, ''En un minuto estamos ahí''.
-¡Eh eh, que ya vienen! ¡Iros escondiendo! -grité dejando caer mi móvil mientras corría a esconderme detrás del sofá. Lo cogí rapidamente y volví a mi sitio.
Empezaron a sonar unas llaves, y su risita de niña pequeña una vez más volvía a invadir la casa.
Pasaron unos segundos y salimos disparados de todos los sitios posibles para esconderse que habían en el comedor, y gritamos el típico ''¡Sorpresa!''
Y todavía recuerdo esa cara, esa pequeña y preciosa cara que puso cuando nos vió a todos. Habíamos echo un buen trabajo, el objetivo de todos los que ayudaron era verla feliz, mi objetivo era sacarle una sonrisa. Y se la saqué.
Segundos después se me acercó corriendo decidida a darme un abrazo.
-Felicidades enana. -le susurré mientras me sumergía en aquel perfume.
-Gracias por todo imbécil. -me respondió girando su cara con la mia hasta acabar besandonos.
Obviamente luego dio las gracias a todos como niña buena que es.
-Te he traido una sorpresa. -añadí sonriendo.
-¡No jodas! ¿Que es? -preguntó intrigada mirando detrás de mis manos para ver si la tenía. Y como no, no podía faltar una palabrota de su boca, ella y su bonito hablar, que se note la ironía.
-Luego, te la doy cuando estemos solos. -insistí. ¿Cuando estemos solos? Mmm, vale había sonado un poco bastante mal.
Me miró con esa cara de pervertida y seguidamente se rió, era y es muy mal pensada. Pero para cada loco, su loca, ¿no?
Todo el mundo parecía divertirse, incluso Paola, raramente asistió a la fiesta...Será porque le cogió mucho aprecio a Elena, porque la llevo conociendo desde muchos años y nunca había ido a una fiesta, por una parte no le solían invitar a muchas, pero a las que le invitaba no iba.
En fin, timidez supongo, aunque tendría que tener confianza conmigo, es decir la conozco desde hace muchísimo tiem...Bueno, me desvio del tema.
Como decía todo el mundo parecía divertirse, la madre de Elena nos dejó la casa sola con la condición de no armar mucho lio y hasta una cierta hora, bueno...Era de lo más normal tenía solo quince años, no podían dejarla hasta las tantas.
-Bueno Mr. Interesante, ¿y mi sorpresa? -me preguntó Elena colocándome las manos en los ojos mientras yo estaba hablando con Edgar, Sergi e Iván.
-No estamos solos. -añadí haciendóle una señal mirando a los chicos.
-¿Te recuerdo que me han dejado la casa sola hasta las 22:30? -preguntó moviendo los brazos en plan chula.
-¿Te recuerdo que vivo en frente tuyo y puedo dartela cuando quiera? -añadí.
Zasca, por los suelos. Me encanta joderla. Pero, ¡eh! ¡No penséis que sólo soy yo! Ella también me jode, nos mola dejarnos mal mutuamente. Es una relación plan cachondeo y amor.
-Mmm...Está bien señor borde, no hace falta que me des nada ya. -añadió girandose cruzada de brazos.
Sabía que no estaba enfadada, pero a la vez tenia esa necesidad de ir a pedirle perdón. ¿Arrastrado? Llamadlo como queráis, solo sé que no podía verla enfadada ni de verdad, ni fingiendo.
-¡Que no! ¡Que es broma! -dije agarrándola del brazo.
-Me da igual, aun así tengo que bajar, les había dicho a las chicas que bajaría rápido.
Sí, mister pija tiene dos plantas en su piso.
-Vale, bueno luego voy a darte la sorpresa.
Y mientras iba caminando moviendo el...¡Se me fue la vista un poco! Pero era el novio, tenía derecho. Como decía, mientras iba caminando hacía las escaleras me sacó el dedo del medio. No hay quien la entienda, si voy me dice que me vaya y si no voy se enfada más, ¿quien entiende a las mujeres?
Eran las nueve y decidí ir a buscarla, bueno buscarla no ni que estuviesemos en una mansión, decidí ir a enseñarle mi sorpresa.
-Busco a una tal Señorita Enfadona, ¿la conoce? -pregunté poniendo la voz más grabe de lo normal mientras le tapaba los ojos.
-Mmm, sí y me han dicho también que a usted se le ha perdido algo por el camino. Su dignidad. -respondió mientras me daba un puñetazo en la pierna. Muchos tienen novias tiernas dulces y bla bla bla, la mía es...Mezcla de todo, pero la amo.
-¡Serás cabrona! -grité riendo mientras me sobaba la rodilla.
Ella empezó a correr y yo a perseguirla hasta acabar donde quería llevarla, a la azotea.
-Va enserio, ¿cual es la sorpresa? -rechistaba mirándome haciendo pucheros.
-A ver...Cierra los ojos.
Nueve y cinco, todo listo.
-Cuando te diga ya los abres, ¿vale?
-Ajá.
-Abrelos.
Me coloqué justo delante de ella para ver su cara, y menuda cara puso.
Mi tío trabaja conduciendo avionetas y le pedí que escribiera en el cielo con el humo que soltaba el avión ''Felicidades enana''. No podía ponerle mucho más porque si no el pobre iba a marearse.
-¡Dios! -me abrazó mientras me besaba en la mejilla una y otra vez rápidamente hasta por fin acabar en la boca.
-Te quiero. -añadí.
¿¡Pero en que cojones me había convertido?! Yo, siendo cursi, dios mío. Va a ser cierto que el amor hace lo que sea.
Finalmente acabamos esa noche tumbados en la azotea abrazados, también le había escrito una carta, y como no le había comprado unos bombones Ferrero Rocier, es una adicta al chocolate.
Y aun recuerdo aquella sonrisa que se formaba en su cara al leer aquella corta, pero para mi, preciosa carta.
''Mi pequeña minion, quince años ya, hace quince años nació la mejor casualidad que pudo venir a mi vida. No hace ni un año que te conozco, sin embargo parece que te conozca de toda una vida.
No puedo dar más gracias a tu madre por haber traido semejante angel a la tierra, porque tu aún siendo una diabla conmigo, eres el angel más precioso que pudo haber creado Dios. Nunca olvides que te quiero muchísimo, y que definitivamente tu me has cambiado, todos esos momentos a tu lado no los cambio por nada, y a ti no te cambio por NADIE. Porque eres la mejor de todas, lo mejor que tengo, y sin duda lo mejor que tendré en la vida. Muchísimas felicidades Elena. Por muchísimos cumpleaños a tu lado mi princesa. ''¡Espero que os haya gustado! Mil besos, y no olvidéis votar y comentar, ¡compartid si os ha gustado! Pd: Cuando ponga ''...'' significa que habla Christian y si no pongo nada significa que habla Elena. Una vez más mil gracias!:*