Capitulo 8

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Desperté mareada, recordé lo que había sucedido anoche, miré mi brazo y esta ¿Sano?, debió ser un sueño y uno muy raro. Quizá extrañaba a Ian y este ocupo todo el lugar en mi mente lo que me provocó el sueño.
Es sábado, otro muy aburrido aveces salía a caminar por un parque y escribir.

Desde que soy pequeña me gusta crear fantasías quizá de todas ellas escribo hoy en día, tengo una imaginación inmensa y eso me encantaba. Amo escribir por eso siempre llevaba un pequeño cuaderno con un lápiz para escribir sobre todo lo que veía. 

Me vestí y bajé para ir a caminar, la casa estaba vacía, mis padres trabajaban como siempre, quizá por eso estamos en un buen tiempo económico, no me podía quejar nunca nos faltó el dinero y me siento agradecida por eso, pero puedo confesar que me hubiera gustado vivir con lo justo y pasar tiempo con mis padres a que verlos una hora al día.

Tome una foto que estaba en el pasillo, junto con la puerta, era yo de pequeña sentada sobre la nieve.
 Recuerdo eso como si hubiera sido ayer, fuimos a nuestro primer y último viaje a Noruega, amaba ese país y tengo una extraña obsesión con este.

Decidí que estaba lista para irme pero algo me detuvo, sentí un ruido en la cocina y como era curiosa inmediatamente fui a ver lo que había provocado este.
Cuando llegue mi sorpresa fue mucha al ver a... ¿Ian?

—¡No grites! .—Dijo mientras me tapaba la boca—. Tranquila, soy yo.

—¡Que haces aquí! .-Grite-. ¿Ian quien eres? ¿Que quieres? O mejor ¿Que eres?

-Solo te diré .-hizo una pausa-. Que estoy aquí para cuidarte, no dejare que te suceda de nuevo.

-¿Que? ¿Aquí dónde? ¿Que no dejarás que me suceda de nuevo?. .-estoy nerviosa y confusa-.

Pero... Miré a mi alrededor y Ian había desaparecido, ¿Que demonios pasaba en mi vida?
No me quiero centrar en eso, pero el ocupaba todo el espacio en mi mente.

-Al demonio. .-Dije mientras me sacaba la chaqueta, la cuelgo y me voy hacía mi habitación -.

Quería ver a Ian de nuevo, pero ¿Como lo llamaba?. Recordé que el otro día vino cuándo estaba en el baño, cortándome, así que quizá pueda llamar su atención así.
Fui corriendo al baño, al abrir la puerta me encontré con Ian.

-Si quieres llamar mi atención no es haciéndote daño. .-Dijo furioso -.

-¿Eres un fantasma? .-Dije-. La curiosidad mata al gato y en este juego, yo soy el gato.

-No .-Dijo-. Creo que debería explicártelo mejor que con solo piezas de un rompecabezas.

Fuimos a mi habitación, yo me senté pero Ian parecía nervioso y caminaba en círculos.

-Mira. .-Dijo-. Esto va a ser algo confuso y largo.

-Esta bien .-Dije, ya estaba ansiosa quería saber la verdad-.

-Yo estoy vivo gracias a ti, gracias a tus únicas sonrisas, risas, gracias a tu felicidad. Yo nací para amarte y cuidarte, protegerte de lo que para ti es desconocido y lo que para mi es común. Tu para mí, eres lo único que tengo, la razón de mi existir.

-¿A que te refieres? .-Dije-.

- Debo irme .-Dijo-. Lo siento.

Se suponía que me iba a explicar todo pero al parecer no era verdad, quizá debo alejarme un poco y dejar de pensar sobre esto. Iba a ser difícil ya que era lo único que ocupaba mi mente. todavía era temprano, así que decidí terminar lo que había empezado, decidí ir a caminar al parque, tome mi chaqueta y me fui.

Las hojas color naranja caían y rozaban mi cabello, niños pequeños pasaron a mi alrededor riéndose y jugueteando con las hojas que se encontraban en el suelo, era otoño mi estación favorita. Tenia la sensación de que me observaban pero no le di mucha importancia. Fui hacia un banco vacío y me senté, saque mi libreta y comencé a escribir. Pude ver como un chico en otra banca hacia lo mismo que yo, escribía mientras miraba a los niños jugar. Nuestras miradas se encontraron y el me sonrió, yo le de volví la sonrisa, la sensación de que me observaban se hizo mas fuerte así que decidí mirar atrás de mi hombro y me encontré con Ian en la otra calle parado moviendo la cabeza formando un No, parecía preocupado, pero ¿Por que?.

—¡Hola! .—Dijo el chico que anteriormente me había sonreído—.

—Hola .—Sonreí—. Soy Sarah.

—Lindo nombre, soy .—El tomo un momento para lo que parecía pensar—. Soy Paul.

—Igual lindo nombre .—No me parecía ¿Yo socializando? —. ¿Te gusta escribir?

—Si .—Dijo—. ¿Y a ti?

— Tambien. .— Miré su brazo y tenia heridas, luego el las ocultó—. Lo siento.

—No sucede nada .— El miro mi brazo y vio lo mismo —.

—Si, somos iguales .—El sonrió, pero esa sonrisa se deformó cuando vio a alguien observandolo fijamente —.

—Debo irme .—Dijo mientras salía corriendo —.

Busque el punto que estaba observando y me encontré con Ian, ¿Acaso se conocían?. Decidí volver a mi casa, había sido un muy buen rato lastima que no conseguí el numero de ese chico, era guapo. Recibí un mensaje de texto de mi padre que decía así.

«¡Cariño! Tu madre y yo no podremos llegar a casa hoy, lo siento. Pero te lo compensaremos en tu cumpleaños! Un beso»

Me daba igual, ¿Cuantas noches he pasado de pequeña sola? mientras me ocultaba de la oscuridad y cerraba la puerta de mi habitación con cerrojo, corriendo mi sillón para que tapara la puerta de esta, por miedo a que entre alguien o algo.

Cuando volví a casa me encontré con Ian en el porche, entre ignorandolo completamente al parecer aparecía cuando el quería.

—Sarah .—Dijo—.

—¿Que quieres? .—Dije furiosa—.

—No... Te acerques a ese tal «Paul»

—¿Por que? .—dije—.

—Es peligroso .—Parecía celoso —.

—¡¿Que?! Parece inofensivo.

—Tu lo dijiste, parece. .—Dijo seguro—. Escúchame.

—Ya lo he hecho bastante .—Dije—. Y quien sabe, quizá no lo vuelva a ver. ¿Por que quieres que me aleje?

—No puedo decirte.

—¡¿Enserio?! .—Grité—. Quieres que no me acerque a el pero no me dices porque, sabes ya me estoy cansando. ¿Por que no te vas y me dejas por una vez en tu vida?

— Aveces quisiera dejarte, pero lastimosamente no puedo.

—¿Aveces? .—Dije—. Querrás decir siempre.

 Él Ángel de la suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora