Marcas

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El puño de Max en la mandíbula de mi padre. La sangre recorriéndole al despreciable el labio. Los ojos enfurecidos de mi chico. Mi mirada aterrorizada.
El "te quiero" de mi madre.
Todo se acopla en mi cerebro de una manera aterradora.
Estamos en la cama sentados, él detrás mío y yo con las piernas cruzadas y apoyando mi espalda en su pecho como si fuera un respaldo de una silla.
Un escalofrío recorre todo mi cuello cuando el ángel de ojos carbonizados pega sus labios en mi nuca.
Yo me estremezco y me remuevo.
- No me huyas- susurra en mi oído
Le miro con algo de tristeza y me muerdo el labio inferior.
- No lo hago , sólo que...- me pone el dedo índice en los labios
- Calla, solo quiero que me perdones, a pesar de todo es tu padre y no debería haberle pegado.
Yo niego con la cabeza. Se lo merecía aunque sea él. Aunque gracias a él estoy en el mundo, lo necesitaba.
- No Max, al revés, te doy las gracias por haberle dado una lección. Quizá después de esto pueda empezar a aceptar que vamos en serio.
Me abraza desde atrás y me quedo helado. Los cosquilleos me recorren con tremenda devoción. Se apoderan de mi cuerpo y me estrujan en estómago ¿a esto se llama tener "mariposas en el estómago"
- Max...- digo dulcemente
- Ras...- me imita
Posa un beso en la parte de atrás de la oreja y , a continuación,me muerde el lóbulo de ella.
Si no para voy a explotar en un mar en el que me voy a ahogar con facilidad.
- Pídeme lo que quieras - le digo
Esas palabras salen de mi boca como proyectiles , no las he pensado, no las he parado, sólo han salido así, sin más.
- Quiero que seas mío
Al oír esas palabras dichas con un tono muy dulce el corazón se me sube a la garganta y se derrite en ella.
Me giro con determinación y cautela. Me quedo mirando sus ojos profundamente ensombrecidos más de lo que estaban ya por su natural oscuridad.
- Te quiero - digo antes de pegar mis labios con los suyos y empezar a moverlos con mucha suavidad.
Los suyos son carnosos, húmedos y deliciosos. Saben a él. Y como la pasión me recorre de arriba a bajo no me basta con un beso dulce, quiero más de él, lo quiero todo.
Los pego con mucha más fuerza y le muerdo el labio superior pero lo suelto rápidamente por miedo a hacerle daño. Si me engancho a él, querré más y no lo soltaré.
Noto como sus manos recorren mi cabello y como lo coge con salvaje pasión apretando mi boca aún más a él.
Cuando nuestras lenguas inician su lucha los gemidos se hacen audible en toda la habitación.
- Mírame
Lo hago y me dice:
- te quiero
¿Me quiere? Sé que es cierto, puedo confiar en él. Por fin, después de tanto tiempo buscando a alguien que realmente me quiera y, de igual manera, que lo quiera yo. Lo he encontrado, por fin puedo vivir mi cuento soñado, ese de película que quizá y solo quizá, sea eterno.
Mientras sus manos siguen en su labor yo las cojo con las mías y la guió hacia el filo de la camiseta indicándole que me la quite.
Él lo hace casi desesperadamente, me encanta verlo así de sediento por mi. Nunca pensé que alguien pudiera desearme de esta forma.
Cuando me la quita la tira al suelo y ese acto me parece muy muy sensual. Me estoy dando cuenta que soy raro respecto a las relaciones sexuales se refiere ¿no? Me entra un poco de risa pero la reprimo.
Ahora mis manos las llevo a su mandíbula y siento como se contrae por el beso continuo.
- Eres demasiado bueno para mi - le digo
- Tú te mereces esto y más.
Y con esas palabras me llevo las manos a su estómago y agarro por ahí la camiseta empujándola hacia arriba . Por desgracia soy un torpe y Max me tiene que ayudar a quitársela.
Nos dejamos de besar para poder deleitarnos con nuestros cuerpos, poder observarlos.
Al ver sus perfectos y marcados músculos (pero no demasiados) me derrito. Puedo ver cosas que antes no me fijé. Sus pectorales  que piden a gritos besarlos, sus abdominales, la uve que tienta a querer saber más sobre la anatomía del chico...
Y de pronto me fijo que tiene una cicatriz en el costado. Es pequeña y plateada. La rozo con la yemas de los dedos pero no pregunto, es algo que me guardaré para después.
Lo miro y él hace lo mismo conmigo, me mira profundamente con esos ojos.. Estoy arto de definir sus ojos pero es que siempre lo necesito hacer, son como algo demasiado.. Perfecto.
Bajo la vista de nuevo hacia su cicatriz.  Que perfección.  Es como una marca de que es humano y no un dios.
Cuando lo he rozado con las yemas de mis dedos el tacto era frío. Una gelided nada propia de él.
Me inclino hacia abajo y beso sus alrededores. El se pone rígido y sé que no debo volver a hacerlo al menos por ahora.
Cierro un poco los ojos y me quedo pensativo. ¿Que le ocurrió?
Las preocupaciones se marchan cuando de golpe siento sus labios en mis pequeños abdominales y bajando.
¿Que hace? Dios mío, voy a explotar de un momento a otro y voy a destrozar todo a mi paso.
Le cojo de la cabeza y lo apretó más contra mí. He estado todo el rato dando pequeños gemidos pero uno sobre sale del resto cuando de golpe noto un pequeño mordisco en la zona que separa el estómago de mi erección.
No no no no... Dios mío.
Cuando baja aún más el placer es inmenso.
Quiero que no acabe nunca pero suenan unos golpes en la puerta de nuestra pequeña casa.
- Joder - dice casi enfadado.
Y se sienta  a trompicones. No sé cómo hemos acabado así pero yo estaba tumbado boca arriba y él mucho mas abajo.
- ¿Qué pasa? - digo intentando comprender lo que está pasando.
- Es Paco, se supone que habíamos quedado.
Es verdad, ahora caigo, dios, que vergüenza.
Max se coloca un poco los pantalones para que no se le note tanto... Pero es imposible que no se note.
Yo hago lo mismo y vamos a la vez a por nuestras ropas.
- heeey - grita alguien desde el otro lado.
- ¡¡Ya vamos!! - contesta Max también a voces.
Nos miramos y nos reímos por que es inevitable , nunca me había pasado esto. Bueno, de echo nunca he echo esto con ningún chico.

Me miro al espejo y me levanto un poco la camisa para ver si me ha quedado alguna marca. Y me estremezco al ver que se me ha quedado una un chupón en la hube , un milímetro antes de meterse en la zona desconocida.
Una marca.
Una marca del pecado.
Una marca de la lujuria
Una marca del amor.
Una marca de la pasión.
Una marca de Max.

No Tengas MiedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora