II. No Se Nada De Él.

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Ras

Estoy en clase somnoliento mientras el profesor explica cosas que no interesan a nadie.
Su voz se hace interminablemente pesada y se transforma en no una nebulosa en mi oído. Se disipa poco a poco.

Estoy perdido en el recuerdo de Max. Desgraciadamente no esta en mi clase y tampoco está en mi instituto. Nos hemos chocado por que el suyo está cerca. Me lo explicó antes de irse.

No estoy seguro de que pueda volver a verlo pero ojalá que si. Ojalá la vida me hiciese un pequeño regalo y me dejara verlo un poco más.

La campana destroza mis oídos indicando que ya nos toca irnos a casa. Todos los estudiantes recogen las cosas apresurados y salen a correr. Mi amiga esta en la puerta con los pelos negros un poco enmarañados (seguro que no ha dormido demasiado después de lo de anoche) la piel morena (casi negra) la tiene sudada y unas ojeras tremendas asoman por sus ojos de color marrón.

- Oye, ¿Que pasó antes? Tu nunca llegas tarde y hoy lo has echo. Uy uy uy.. - me mira con humor y sonríe a pesar de sus pintas.

- No pasó nada, enserio. Simplemente tropecé con.. Osea, tropecé y tardé un poco más por eso
Aquí es cuando mi estupidez hace su aparición. ¿Cómo puedo ser tan estúpido?
En su rostro se dibuja una cara de incredulidad tremenda.

- ¿Con quién Ras Dagner? - me llama por mi apellido cada vez que quiere sacarme alguna información

- Con nadie. Ya te lo he dicho.

Sé que no se lo ha creído pero asiente y no vuelve a hacer preguntas. Espero que no las haga más por que no tengo más recursos. Sus interrogatorios son muy destructivos y no me gustaría ser víctima de él.

Cuando llego a casa voy corriendo a la ducha para, así, poder refrescar mis ideas y mi cuerpo. El agua está templada al contacto. Eso hace que de un pequeño gemido de placer.
Pienso en este día tan... ¿Especial? ¿Por qué? ¿Por haber conocido a un chico que nunca más volveré a ver? Es una estupidez. ¡Ras no dejes que tus hormonas juveniles te afecten!

Diez minutos mas tarde salgo  y me seco todo el cuerpo. El vapor de agua abre mis poros y esa sensación me recuerda a ese chico. Pero lo borro de mi cabeza inmediatamente ¿Es necesario tenerlo en mi mente las veinticuatro horas? NO.

-Angelito a bajo. Ven a comer.

Es mi madre. Está en la planta de abajo gritando con dulzura . Esta mujer me fascina, hasta gritando parece buena.

La comida está genial. Pero no la disfruto por qué estoy pensando en que hoy no quiero estar en casa. Quiero irme. Quiero volver a hacer lo de ayer. Bailar eufórico. Beber y beber. Y buscar emociones fuertes. Muy a mi pesar hoy me tocará quedarme en mi casa, estudiando.

Dos horas mas tarde me encuentro en la soledad de mi cuarto. Oculto del mundo tras paredes azules. Escritorio del mismo color y cama blanca como la nieve. También tengo una estantería repleta de libros que, también, es blanca. Es una mezcla rara de colores. Azul y blanco. Pero a mi si me gusta.

El móvil me vibra de repente haciendo que de un salto de la silla.

Conversación telefónica.

"" - Ey! Ras. Tienes que venir aquí. Hay un tío que está buenísimo y quiero que me des el visto nuevo.

- Espera, espera ¿Donde estás?

- En la calle imbécil. Pero es que hay un chico monisimo y tienes que pedirle el número por mi. Me da demasiada vergüenza. Estoy justo al lado del insti.

- Vale Dana. Voy para allá. - Madre mía, esta chica y su vergüenza extrema.""

Fin de llamada.

Dejo los estudios y salgo a correr hacia el insti. Si, cuando mi amiga necesita ayuda de la tengo que dar.

Cuando llego me encuentro con Dana dando vueltas y mordiéndose las uñas.

- Dana. ¿Que chico es? - le digo para ir al grano.

Suelta una risotada y, ruborizada, señala a un chico. Me giro para verlo y...

Mis ojos se quedan totalmente abiertos. Me quedo totalmente helado. Mis músculos se convierten en engranajes parados. ¿pero que coño...? El mundo me escuchó y me ha concedido el regalo que le pedí

Ese chico. De ojos negros es...
Max.

No Tengas MiedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora