Si te dan la opción de juventud eterna, mi suposición es que 9 de cada 10 mujeres la tomen. Después de todo Oil of Olay, Revlon y Lancôme (entre otros) han gastado millones de dólares en campañas publicitarias que nos convencen de que podemos comprar eso en una pequeña botella. Como sociedad, prácticamente tenemos un fetiche con la juventud, ansiando esa piel perfecta y exuberante y efervescente energía que parece emanar de los poros de los más jóvenes.
La mayoría de las mujeres se esfuerza en preservar la juventud en cada mínimo detalle, no importa cuántas veces nos hagamos a la idea de envejecer con gracia.
Entonces, ¿qué pasaría si alguien te hace una oferta que crees que no puedes rechazar? Una oferta demasiado buena para ser verdad (como la mayoría de la ofertas de este tipo lo son) ¿Qué pasaría si la propia Artemisa, la extraordinaria diosa griega (también conocida como Diana en su forma romana), señora de la caza, diosa de la luna, defensora de todas las cosas salvajes y libres, viniera de las alturas del monte Olimpo y te hiciera esa proposición?
Primero que todo, solo las chicas pueden aplicar (¡Lo siento, chicos!). Así que, señoritas, la oferta en la mesa es que Artemisa les garantizara juventud eterna. Sí, juventud eterna: algo que las personas han buscado por siglos. No hay necesidad de preocuparse por las arrugas o los primeros mechones grises, o una disminución general del vigor y vitalidad (dos cosas que parecen verdaderamente esenciales para una vida productiva incluso cuando muchos de nosotros no podemos definir con certeza la palabra vitalidad). Nunca serás victima de artritis o de la pérdida de memoria o de nada que sea causado por el simple hecho de debilitarse al envejecer.
Está bien, probablemente sea demasiado pronto para que te estés preocupando por todo esto de todos modos. Tu piel no tiene arrugas, y con respecto a las canas, es tu mamá la que siempre se está quejando de eso, no tú. Pero piel firme y pelo brillante para siempre no son los únicos beneficios de la oferta. Considera que también ganarás libertad en todas tus responsabilidades de la vida diaria. Tendrás la oportunidad de correr sin parar y salir con la diosa y tus amigas cazadoras por todas las áreas que alcance el mundo. Serás parte de la mejor hermandad, en la cima del poder femenino. Nunca tendrás que preocuparte porque tu mejor amiga se mudó y no tienes con quién sentarte a la hora del almuerzo, o preguntarte si tus amigas son amigas verdaderas, y nunca tendrás que pasar por esa crisis de autoestima de la que advierten a todos los adolecentes. Además de que nunca, jamás, ningún hombre te va a decir que hacer o pensar, o mejor dicho que no hacer o pensar.
Todo lo que tienes que hacer es pronunciar las palabras, "Me entrego a la diosa Artemisa. Doy la espalda a la compañía masculina, acepto la virginidad eterna y me uno a la caza."
Si, escuchaste bien. Virginidad eterna y ningún hombre. Del todo.
Así que aquí está el truco (prometí uno de esos). A cambio de vivir un verano eterno en tu vida, con completa libertad de todo, deberás renunciar a todo el contacto con los hombres. Y quiero decir TODO contacto con los hombres, no solo evitar el contacto con fines románticos. Pero vamos a hablar de la parte romántica primero.
Olvídate de las citas. No más "¿debería llevar el pelo suelto?" o "¿qué zapatos me pongo? ¿Esta ropa me queda bien?" No más mariposas en el estomago, y no más estar pensando: ¿me besará ahora? ¿Debería besarlo primero? ¡Realmente espero que me bese! No serán necesarias esas largas conversaciones telefónicas con tu mejor amiga acerca de como él te volvió a ver en la cafetería hoy o tocó tu mano, probablemente por accidente, pero tal vez no, y como creíste por tres segundos que él estaba sonriendo hacia dónde estabas, pero sabes que te estaba sonriendo a ti porque miraste por detrás de tu hombro (lo más disimuladamente posible obviamente) y no viste a nadie más a quien le podría estar sonriendo. No hay necesidad de eso porque cuando eres una de las doncellas de Artemisa, simplemente eres eso: una doncella. Para siempre. Artemisa era la diosa de la virginidad, y mientras que Atenea también era una diosa virgen, ella era más conocida como la diosa de la sabiduría. No lo olvides, Atenea salió completamente adulta de la cabeza de su padre Zeus y siempre es pintada como una mujer severa, mientras que Artemisa es vista como una chica joven y sin preocupaciones, eternamente. La mitología griega nos cuenta que Artemisa hizo la promesa de continuar siendo virgen a una edad muy temprana (algunas versiones dicen que tan temprana como 3 años de edad). Artemisa le hizo esta petición, al mismo tiempo que le pidió un arco y flechas de plata a su padre, Zeus, y esto le fue entregado.