Te amo, nunca lo olvides.

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Justin descansaba a mi lado con sus ojos cerrados, al igual que sus labios. Su pecho subía y bajaba a causa de su respiración pesada. Enredé mis dedos con los suyos tomando una gran bocanada de aire. Él siempre hacía esto, cada vez que se daba alguna situación incómoda huía de ella a través del sexo.

-Justin, despierta.- susurré contra su oído, pero no movió ni un solo músculo.

Dándome por vencida me levanté de la cama y arrastrando los pies me dirigí hacia el armario, busqué una de las camisetas viejas de Justin y bajé a comer algo.

La fría cocina de mármol blanco y acero inoxidable me recordaban que no me encontraba en mi casa. A veces me sentía realmente sola y vacía cuando ese pequeño demonio de pelo rubio no estaba a mi lado. Me dejé caer sobre el sofá. Lo iba a extrañar cuando me mudase a aquí. Mudarme con Justin, ¿realmente quería eso? Lo amaba, de eso estaba más que segura, pero sus secretos y sus chicas me hacían dudar, todo era confuso. Estar con Justin era como estar ebria, a veces era divertido, otras te mareaba.

El silencio reinaba en la casa. Pensé en llamar a Taylor para saber como estaba y hablar de lo de su canción, pero decidí esperar a que Justin se despertase y hablasemos. No estaba de humor para dedicarme a problemas ajenos.

-Buenas tardes.- canturreó Justin bajando las escaleras que conducían al salón.

-Tenemos que hablar.- murmuré observando como su sonrisa se transformaba en una mueca.

-Des, cariño, me estás asustando.- sentí como un nudo se formaba en mi garganta.

-Siéntate.- su rostro palideció.- No voy a dejarte, o eso creo.- tragó saliva y se dejó caer a mi lado.- ¿Qué hacía aquí Hailey?- abrió la boca para contestar pero lo interrumpí impidiéndoselo.- Mejor dicho, ¿qué hacían aquí las bragas de Hailey?

-Se las dejó aquí la semana pasada.- elevé una ceja dándole a entender que necesitaba una respuesta más concreta. - Escucha, sé que conoces mi pasado. Todo el mundo lo hace. Pero ya no soy así, jamás te engañaría. Hailey ha tenido problemas personales y vino a pasar unos días. Se dejaría las bragas entre la colada, ni siquiera sabía que estaban aquí. Me enteré esta mañana, igual que tú.- lo miré no muy convencida.

-Justin, una modelo se acaba de pasear por mi futura casa en busca de sus bragas.- mi voz sonó más brusca de lo que pretendía.

-Mierda, Destiny, te acabo de contar la puta verdad. ¿Por qué no entiendes que te amo? Quiero estar contigo, no con Hailey, ni con Madison, ni con nadie. Quiero que seamos tú y yo, como hace unas horas. Solos los dos. El resto del mundo no importa. Eres mi vía de escape.- suspiré tratando de creerme esas palabras.

"Te ama" susurraba en mi mente una y otra vez. Había cerrado los ojos para concentrarme en mis propios pensamientos. ¿Lo creía? No. No sabía por que, pero algo en mi mente me invitaba a correr.

-Vale, está bien. Yo también te amo.- Justin sonrió y besó mis labios castamente. - Pero hay algo más. No quiero que vuelvas a usar el sexo para escapar. No uses esa ventaja sobre mí.

(...)

Los camiones de la mudanza no paraban de llegar. No entendía por qué, apenas tenía cosas en Canadá, y la mayor parte era ropa.

Fredo, Justin y Hailey se encontraban en el sofá bebiendo unas cervezas mientras yo supervisaba a los hombres que no paraban de meter cajas en mi casa. Mi casa. Que raro sonaba... Todo había sido tan rápido, tan precipitado... A veces dudaba. ¿Quién no lo haría? Estaba enamorada de Justin, pero ahí estaba el problema, estaba enamorada de Justin Bieber. El podría tener a cualquier chica que quisiese.

Observé como Hailey colocaba las piernas sobre mi novio, y unas ganas repentinas de arrancarle la cabeza invadieron mi cuerpo. Decidí volver a mi tarea y no pensar demasiado en ello.

Al día siguiente tendría una entrevista con el presidente de una discográfica. Por algún motivo, Justin estaba empeñado en que fuera. Él me acompañaría y después tendríamos una comida. Iría con él al ensayo del tour, que empezaba en apenas 3 meses. Volveríamos a casa y tendríamos una velada romántica. Sólo los dos.

-Des.- escuché la desagradable voz de Hailey.- ¿Podrías traernos otra cerveza ya que estás de pie?- la miré incrédula. No sabía si reír o pegarle.

-Creo que deberías ir tú. Te ayudará a tener culo. Oh no, espera, siempre puedes romperte la espalda.- sonreí falsamente mientras me acercaba a la nevera y le tiraba una cerveza.

-Vulgar.- susurró.

(...)

-Nos vemos mañana.- Justin depositó un beso en la mejilla de Hailey y yo rodé los ojos como respuesta inmediata.

Fredo se había ido hacía ya un par de horas.

- ¿Se puede saber a qué vino eso? ¿Por qué te has comportado así?- no contesté, sólo me dejé caer sobre el sofá.- No me digas que estás celosa, por favor Destiny, confía en mí. Te amo, no voy a engañarte. ¿Cuándo te va a entrar en esa preciosa y testaruda cabeza tuya que desde que te conocí no tengo ojos para nadie más?- y no sé por qué razón esta vez lo creí.

-Tienes razón, yo... lo siento. Hailey no me cae demasiado bien y además me puse celosa. ¿Seguro que no va a pasar nada?- pregunté con miedo a la respuesta.

-Estoy completamente seguro.- besó mi frente y me abrazó, de modo que quedamos los dos acostados en el sofá.- Te amo, no lo olvides.

Real. V2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora