(3 meses después)
A veces las personas no somos más que objetos a la deriva. Cuerpos que únicamente se mueven por los golpes que las olas les dan. No siempre es fácil entender el por qué de las cosas, la razón por la cual nuestros pulmones expulsan dióxido de carbono y se quedan con el oxígeno, o cómo demonios logran completar este complejo proceso, cuándo tú apenas puedes hacer un bol de cereales.
Nunca había pensado demasiado en el "qué pasará". Era consciente de cómo sería mi vida, y no me asustaba. En cierto modo era lo que quería. Quería ser útil para alguien, y ese alguien era Thomas. Thomas no tenía a nadie más y yo era la única esperanza que él tenía de forjarse un futuro mejor que el mío. Por eso cuando Justin apareció en mi vida me sentí completamente fuera de lugar. Por primera vez yo no tenía que hacerme cargo de todo lo que me rodeaba y al fin había alguien que quería cuidar de mí. Y ese ha sido el problema. No he sabido asimilar que por fin puedo relajarme y simplemente disfrutar del futuro. Y por eso me encontraba frente a esa puerta, observando el pomo dorado. Tratando de calmar mi corazón antes de entrar en casa para darle la noticia a Justin.
-Justin.- grité al entrar, dejando caer mi bolso y chaqueta al suelo.-¿Dónde estás?- escuché un ruido que provenía de la habitación, así que corrí escaleras arriba.
Subí los escalones de dos en dos. Estaba tan emocionada que sentía que el corazón se me escaparía por la boca. Me llamó la atención que la puerta estuviese cerrada, y menos si Justin estaba solo. No la cerrábamos nunca, a no ser que alguno de nuestros hermanos viniese y quisiésemos intimidad. Agarré la manilla y abrí la puerta bruscamente cuando escuché unos gemidos de mujer.
—¡Justin!—exclamé al ver el cuerpo de una chica en nuestra cama.
—Destiny.— gritó la rubia.
Al girarse pude ver que era Hailey. Sentí como un jarro de agua fría caía sobre mí. No podía reaccionar. Me quedé congelada frente a ella.
—Escúchame Destiny, por favor, no le digas nada a Justin, por favor.— dijo Hailey.
La miré confusa, sin entender nada. Todo daba vueltas a mi alrededor. Sentía que mi cabeza pesaba y el suelo se desvanecía.
—¡Destiny!— esta vez chilló una voz masculina. Fredo.
Abrí los ojos y me encontré con Alfredo y Hailey mirándome. Eché un vistazo. Me habían tumbado en la cama.
—¡Qué asco! ¡Os voy a matar! Lo juro.— el moreno río ante mi amenaza. — ¿Te ríes? Creí que era Justin, casi me matáis de un infarto. ¿Me podéis explicar qué hacíais aquí? ¿Y por qué follando?
—Estamos saliendo.— sentenció Hailey.
—¿Y eso os da derecho a copular en mi cama?
—Creímos que sería divertido.— esta vez contestó Fredo.
—No diré nada, pero por favor que no vuelva a pasar.— hice una mueca de asco.— Ahora fuera, por favor, tengo que preparar unas cosas.
— Lo siento, de verdad. Creíamos que no había nadie.— dijo Hailey con cara de pena cuando los acompañé hasta la puerta.
No contesté, simplemente le regalé una pequeña sonrisa y negué con la cabeza. No la soportaba, y el hecho de que follase en mi cama no ayudaba en nuestra amistad, además no podía sacarme de la cabeza que probablemente ella y Justin habían mantenido algún tipo de relación. Pero Alfredo parecía feliz y enamorado, y, pese a que me costase admitirlo, ella también parecía quererlo y ser el motivo del buen humor de mi mejor amigo. Eso era todo lo que me importaba, que las personas que me importaban fuesen felices.
Recogí el bolso y la chaqueta que había arrojado al suelo cuando había llegado y las coloqué en su sitio. Observé el gran reloj que colgaba de la pared del salón. Era bastante tarde, Justin ya debería haber llegado hacía una hora. No es que estuviese preocupada, a veces se quedaba en el estudio hasta tarde, pero sí extrañada, cuando se retrasaba solía avisarme. Introduje mi mano en el bolsillo derecho de mi pantalón en busca de mi teléfono. Ya que mi dosis particular de entretenimiento no estaba probaría a llamar a Selena y pedirle consejo sobre como darle la noticia. Al hacerlo me di cuenta de que mi móvil no estaba.
Corrí hacia el colgador donde había dejado antes mi bolso y rebusque en él como una loca, rezando a todos los dioses que conocía para no haberlo perdido. No por el valor sentimental, sino por toda la información, no sólo mía, que tenía almacenada en ese pequeño aparatejo. Pero parece que los dioses estaban durmiendo o curándose de una apestosa resaca, puede que incluso ambas, porque no escucharon mis plegarias y mi teléfono no apareció. ¿Dónde podría haberlo metido? Recordé que me había desmayado en la habitación, y que, quizás, se me había caído. Corrí escaleras arriba tratando de no caerme. En cuanto llegué a la habitación eché una rápida ojeada al suelo. Pensé que quizás se había metido debajo de la cama, así que me arrodillé para buscar.
—No voy a quejarme de las vistas, pero ¿qué haces así?— la voz de Justin me sobresaltó, provocando que me golpease con uno de los hierros en la cabeza.
—Joder.— siseé debido al dolor.
—¿Estás bien?— preguntó preocupado mientras se acercaba a mí e imitaba mi posición.
— Sí, sólo estaba buscando mi teléfono, creo que lo he perdido.— vi como Justin fruncía el ceño y luego estallaba en una sonora carcajada.— ¿De qué te ríes?— pregunté ligeramente confusa.
—Cariño, tu móvil lo tengo yo. Te lo dejaste en el estudio.
La cena había estado bien, Justin parecía algo distante, pero de vez en cuando me hacía reír con alguna de sus tonterías y anécdotas.
—Así que Hailey y tú entrasteis en la habitación de Kylie cuando estaba con Tyga.— dije asegurándome de haber entendido lo que me había contado.
—Te falta un detalle. Ellos estaban desnudos y nosotros entramos simulando una discusión de pareja. En forma de musical.— ambos reímos, aunque el hecho de que él y Hailey hubieran fingido ser pareja no me agradaba en absoluto.— Te garantizo que esos dos no tuvieron la noche de pasión que se esperaban.
Nos quedamos en silencio varios minutos, simplemente observando los restos de la comida china que habíamos encargado. Hoy las empleadas tenían el día libre, así que estábamos solos. Cosa de la que me alegraba porque tenía que contarle algo importante a Justin, y tenía que hacerlo ahora. Tomé una bocanada de aire y me aclaré la garganta.
—Justin.— lo llamé y él me miró.— Tengo que contarte algo.— tragó saliva y asintió, probablemente esperando que se tratase de lo peor.— Mi single será Poison, saldrá el 22 de este mes.
—Creí que sería algo terrible, estabas tan seria... Pero eso es maravilloso.— dijo abrazándome.— Espera, pero el 22 son los premios.- asentí mordiendo mi labio tratando de retener una sonrisa.
-Estoy invitada. Actuaré.
N/A: Sé que estoy muy desaparecida, pero a partir de ahora subiré así, cuando pueda.
Había echado de menos esta novela, pero os invito a que os paséis por el resto de mis historias. Un beso.
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Real. V2
RandomY todo acabó como empezó, en un suspiro. Había roto mi corazón tras haberlo arreglado, como si de una hoja de papel se tratase. Un amor VIRTUAL acabó en forma de un dolor REAL.