Capítulo 4 "Este vestidor está ocupado"

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-Hoy es uno de esos días en que prefiero quedarme a hacer cualquier otra cosa -

-Si, te entiendo perfectamente Mildred, esto de lavarle la ropa a las locas me mata cada día más-

Mientras las dos trabajadoras de Rutledge murmuraban y chismeaban acerca de sus miserables vidas una de ellas se recordó.

-Oh Mildred ¿en donde hemos estado en estos últimos minutos? Claro, hoy nos toca limpiar los muebles y cuadros. No tardo, iré a la bodega a ver si hay suficientes trapos, estos estudiantes derraman mucha sangre

Las dos trabajadoras rieron en coro con un tono de burla, Mildred se dirigió hacia lo que una vez fue bodega, y ahora será almacén de cuerpos. Al llegar y abrir la puerta se llevó una gran sorpresa. Había encontrado mi cuerpo, era yo, Alice, mi cabeza estaba herida y me encontraba llena de rasguños.

-¿Que no sabe cómo llegó ahí? ¿Dígame está usted realmente haciendo su trabajo?- Preguntó enojada Madame.Poe, parecía que el efecto de su calmante estaba agotándose.

Me encontraba en una camilla bastante incómoda, estaba siendo tratada por los médicos, en una ocasión como esa era efectivamente imperativo tener que ser tratada, los médicos me colocaron gasas en todos los rasguños y un hielo en mi cabeza. Damian se notaba preocupado tanto que pudo enunciarse.

Yuuki y Grace pasaron por el área tratando de encontrarme por algún lado.

-Ha de estar trabajando- Pensó Grace

-No, claro que no, conociéndola sigue en su terapia- Afirmó Yuuki con mucha seguridad

-¡Pero acabamos de pasar por donde estaba el señor Maine! Es obvio que no hará la terapia sin él.-

Finalmente me dejaron salir, creo que ya había tenido demasiados accidentes en tan solo una semana de haber llegado a Rutledge, tenía la cara muy pálida, más de lo normal, y cargaba un intolerable vértigo. Caminé con la ayuda de unos doctores hacía la habitación para poder descansar un poco, a la mitad del recorrido ellos me abandonaron, y justo en momento en el que más me dolían las piernas.

-¡Alice! Nos tenías muertas del miedo, ¿Dónde te metiste?- Preguntó Grace dándome un gran sermón como si estuviese de las mejores circunstancias para tener que recibir uno.

-Me he caído de las gradas-

-¿Qué?- Grace me ayudó a caminar, en verdad la necesitaba demasiado -¿Cuando sucedió?-

-Anoche-

-¿Y, estas mejor no?- Dudó

Asentí adolorida, mi cabeza parecía estar palpitando, sentía que estaba a punto de explotar.

-Tienes que descansar, te hace falta-

-si eso intentaré, creo que tomaré una ducha y descansar un poco-

Se me hacía casi imposible hablar... Tenía muchas preguntas corriendo y revoloteando por mi mente, quizás ese los ángeles oscuros simplemente me quería muerta. Cosa que quizá pronto logren.

Luego, Grace amablemente me abrió la puerta de la habitación.

Intenté hacer fuerzas y forzar una sonrisa, me pare en la puerta, Grace entró primero, estaba tomando fuerzas para entrar, no pude hacerlo ya que los Ravensdale se encontraban caminando justo enfrente mío.

-Oh, es la chica rockera que se topó con nosotros- Rieron

Se acercaron a mí con unas miradas extrañas y malvadas, uno de ellos tomó un mechón de mi despeinado cabello y comenzó a juguetear con él.

El ángel de las alas rotas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora