Capítulo 5 "Sé que espiar está mal"

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La presencia era fuerte y se podía sentir toda esa mala vibra y temor. Con toda la fuerza que pudo ejercer me empujó contra la puerta haciendo que me chocara con esta y cayera soltando un charco de sangre.

-Jamás debiste existir- Comenzó a gritar, estaba asustada, veía la sangre que salía de mí.

Luego me agarró de los hombros y me somató la cabeza contra el piso una y otra vez.

-No le importas a nadie ¿Recuerdas? Nunca fue tu historia.-

Entre los golpes que recibía contra el piso, fui  quedando inconsciente poco a poco, mi mente iba imaginando cosas, palabras hasta incluso memorias y frases.

“Nunca quise ser una leyenda” “Siempre supe que no me querían” “Grito pero nadie me escucha” “Si sufres tanto ¿por qué estás aquí?”

Comenzaba a ver todo borroso, estaba a punto de rendirme, iba cerrando los ojos hasta que sentí algo...  Una voz en mi interior que me decía que no tenía que rendirme aún.

Eres fuerte Alice, puedes hacerlo

Así que recuperé las fuerzas y agarré una  pequeña báscula de vidrio que se encontraba por un casillero, y decidida, lo tomé con todas mis fuerzas para luego tirarselo.

Mi intención nunca fue en herirlo, pero estaba tan nerviosa y asustada que no tuve otra opción. No tenía muy buena puntería pero si lo suficiente como para que le pegara y que cayera en el piso. La báscula se rompió en mil pedazos, se podía notar como los pedazos de vidrio caían alborotadamente por el lugar

Intenté hacer más fuerzas para levantarme, finalmente al hacerlo, me di cuenta que ese ángel oscuro ya no se encontraba en el piso, había desaparecido por completo y sin dejar rastro alguno. Así como había venido, había desaparecido. estaba tan confundida, intenté frotarme los ojos, quizás no vi muy bien gracias a los golpes que acababa de recibir y había quedado medio dunda.

Pero luego al voltearme, noté que ese espectro estaba en la puerta del vestidor, obstruyendo el paso.

-¿Sabes? Siempre quise verte así... sangrando, sufriendo-

-¿Por qué me haces esto?- Dudé.

-Luego lo sabrás- Respondió mientras se iba acercando lentamente, su imagen se iba distorsionando, se comenzaba a ver borrosa y mucho más aterradora, estaba esbozando una malévola sonrisa, fueron apareciendo más ángeles oscuros, parecían personas, sus ojos estaban completamente blancos, su rostro y su cuerpo estaba mutilado con unas frases aterradoras, como de esperarse, tenían alas rotas, llenas de sangre y poco a poco se iban acercando a mí.

-Hagas lo que hagas, siempre estaras sola- Repetían continuamente.

Estaba aterrada, mi alma no le decía otra cosa que romper en llanto.

Estaba acorralada y no podía hacer nada al respecto, ese ángel oscuro acababa de decirme cuánto me quería ver sufrir, lo cual me provocó un dolor tan profundo en el alma. Me fui agachando dolorosamente y justo cuando iba a taparme los ojos sentí un pequeño ardor.

Era mi cuchillo, estaba en ese pantalón desde hace días. Era justo el pantalón que la señora de limpieza no se llevó aquella vez, era obvio que lo había guardado mal y gracias a ellos me había herido la cintura con un pequeño corte. Al ver detenidamente el cuchillo recuperé  el aliento y reaccioné.

-Se fuerte de cuerpo y alma y el mal jamás te vencerá- Repetí en mi mente

Los ángeles oscuros se acercaban más a mí, pero entonces, rápidamente se paré y alcancé  a seccionar la garganta con un corte seco a uno de ellos.

El ángel de las alas rotas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora