-Capitulo 16-

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De camino al parque, la voz de mi madre tronaba en mi cabeza.

“Nunca serás bastante buena para nadie.” “Eres una desgracia a esta familia.”

“Tu padre me dejo a mí, una madre maravillosa, porque no eres tú sino una niña mimada que busca atención.”

“¡No sé cómo tus amigos aguantan estar contigo! Quieres toda la atención para ti misma. Ni siquiera eres la más inteligente y ni acercas a ser bonita. No sé cómo tu padre y yo podríamos haber producido una niña tan fea.”

“No nos olvidemos de esa voz. Supongo que para ti es como música a tus oídos, ¿no es así? Pues, para mí y a los oídos de los demás, es como el sonido de uñas rasgando a una pizarra. Ya no aguanto el sonido de tu voz.”

“¡Me das asco!”

"Tú eres la más baja de lo bajo. Eres peor que los temidos intocables de algún país del este. Ni siquiera vales como para gastar mis energías en hablarte porque eres tan patética.”

“¡Y sin valor! No podías hacer nada si tu vida dependiera de ello.”

Mi madre, que amaba tanto. Mi madre, que por poco veneraba. Mi madre, a quien todavía le echaba de menos. Tal vez era mejor que mi padre vino aquel día y me llevó consigo. Ahora no era una sanguijuela en la presencia de mi madre. Ahora ella no podía regalar mi cuerpo a sus “novios”.

Pero, ¿mi padre? ¿Y Niall y Greg? ¿Y todos los demás? Seguramente, si mi madre, la persona que me amaba sin condiciones, me viera de tal modo y me tratara de tal modo, todos los demás lo harían también. Mi madre no me mentiría. Lo que me había dicho era la verdad. Si no, ¿por qué estaba tan sola y sin amigos? ¿Por qué no vivía con ella si no fuera porque era una hija y persona terrible? ¿Por qué había vendido mi cuerpo por drogas y alcohol?

Todo eso me llevaba a esto: ¿por qué estoy en un coche con Niall Horan? ¿Tenía algún que otro motivo secreto? ¿Pensaba que no era capaz de cuidarle a Greg. No podía gustarle, ¿verdad? Quería decir, si no le gustaba a mi propia madre, ¿cómo podía gustarle yo a él?

Mi conversación interior se paró cuando el Mustang negro de Niall aparcó al parque vacío. Salimos y fuimos para la cancha de básquetbol para que el coche de Greg pudiera manejar por una superficie lisa.

Al ver a Greg rebotando con entusiasmo, me sonreí. Si le gustaba a él, tal vez no era tan horrible y asquerosa. No había tiempo para pensar de eso. Greg empezó a jugar con su coche. Me apoyé contra el poste oxidado de la cesta y veía como jugaba. “¿Lo viste, ______? ¡Estaba en dos ruedas!”

“Eso sí y era padrísimo, Greg.” Intenté aparentar estar entusiasmada, pero no pude. Mi mente estaba tan alterada, pero Greg no parecía darse cuenta. Intenté ignorar a Niall, tan alto y guapo, quien estaba a pie a mi lado viendo como jugaba Greg.

Tenía las manos en los bolsillos y estaba callado. Era poco normal, si lo pensabas. Siempre estaba hablando, siempre estaba haciendo preguntas que yo no quería contestar. El viento sopló, causando que un tintineo llegara a mis oídos. Miré en esa dirección y vi unos columpios.

Eso era lo que necesitaba. Necesitaba moverme. Empecé a cruzar la cancha y por poco Greg no manejó el coche sobre mi pie mientras se reía histéricamente. Me senté en uno de los dos columpios. Muy a mi pesar, Niall me siguió. Empecé a columpiarme. Puse mis brazos alrededor de las cadenas de tal manera que podría meterme las manos en los bolsillos de mi chaqueta.

“¿Estás bien, ______?” preguntó la voz profunda de Niall.

Negué con la cabeza, esperando que así quedaría satisfecho. Sin embargo, debía haber sido que Niall no estaría satisfecho hasta que empezara a hablar. Agarró una de las cadenas de mi columpio y me acercó a él.

Una vez que estaba bastante cerca, agarró la otra cadena para ponernos cara a cara. Mis piernas se metieron entre las suyas al hacerlo. Miré hacia abajo hacia nuestras rodillas. Podía sentir el calor que emanaba de sus piernas.

“Mírame.”

No podía. Tenía miedo de lo que vería al hacerlo. Eso era lo que me prevenía de mirarles a los ojos a todos. No quería ver su repugnancia y odio para mí. No podía ver como ni siquiera una persona me mirara como lo había hecho mi madre. No lo miraría. No podía.

Niall se envolvió las piernas alrededor de las mías para mantenerme allí y soltó las cadenas. Metió sus dedos debajo de mi barbilla y me subió la cabeza para que tuviera que mirarlo. ¡No! No quería. Me cerré los ojos antes de ver los suyos.

Le oí suspirar. “______, vámonos, ábrete los ojos.” No me moví. Su voz era más suave cuando volvió a hablar. “Ven, ______, sólo ábretelos. ¿De qué tienes tanto miedo?”

El calor de sus piernas y sus ojos me estaba alterando porque antes de que me podía parar le conté la verdad. “De ver el odio y la repugnancia.”

“¡Niall! ¡______! ¿Vieron eso?” La voz alegre de Greg chilló. Lentamente Niall me dejó libre y cuando abrí mis ojos vi como se acercaba a dónde estaba Greg.

El viento suave me trajo su voz. “No, amigote. Vuelve a hacerlo para que lo pueda ver.” Greg, sin ver ni dar importancia al hecho de que no estaba yo, repitió el truco.

Mierda, ¿qué fue eso? ¿De veras le había contado eso? Me cerré los ojos y me eché para atrás. De pies a cabeza, estaba plana, y mis piernas se colgaban para abajo. Con mis ojos todavía cerrados, dejé que el viento moviera el columpio. Niall se quedó en la cancha con Greg mientras le mostraba todos los trucos que podía hacer.

Dulzura. ~Niall y Tu~ TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora