-Capitulo 28-

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Hoy fue una repetición de ayer por la mayoría. Los informes fueron entregados. Los profesores dieron discursos. Un día aburrido como era normal. Estaba un poco entusiasmada por el almuerzo, pero más ansiosa que nada.

¿Niall se sentaría conmigo otra vez? La respuesta era que sí.

Me quité todas las dudas de la cabeza y me concentré en nuestra “sesión”. Con sus ojos cerrados, le hablé. Teníamos nuestra presentación el próximo período y le pregunté si podía hacer todo lo de hablar. Él se abrió un ojo azul de repente y intenté no de dejar escapar una risita. Él se veía tan cómico cuando lo hacía.

“No sé. Creo que debes intentar hablar algo. Sería bueno para ti.” 

“No lo puedo hacer, Niall.”

Ahora sus dos ojos estaban abiertos y intenté lo mejor que pude no desviarme la mirada. “Puedes hablar a Greg y a mí tan fácilmente,” dijo.

“Sí, pero no estaré hablando a personas con quienes estoy cómoda. Estaré hablando a un aula llena de personas que piensan que soy una loca silenciosa.”

Se sonrisa se desvaneció. “Ellos no piensan que eres una loca. Sólo piensan que no eres muy sociable.” Él esbozó una sonrisa y me puse los ojos en blanco.

“Es lo mismo. Por favor, no me hagas hacer eso, Niall.” Me mordí el labio mientras esperaba su repuesta.

Él tomó un bocado de su hamburguesa y dijo, “Vale, hablaré yo. Pero me debes, y mucho.”

“¿Te debo qué?” Me sentía curiosa más que nada, quién sabía lo que iba a decir. Me dio un poco de miedo. Él se acercó y me miró los ojos. Mi mirada bajó a sus labios y él se sonrió. Me volví la mirada a sus ojos.

Él dijo, “Veo que ya lo sabes.” Podía sentir como el calor se subía por mi cuello hacia mis mejillas. Niall se río y yo lo ignoré.

El timbre sonó y caminamos a mi casillero. Giré el dial del candado y estaba muy consciente de que Niall estaba tan cerca. Agarré el libro correcto y entonces nuestro cartel y me volví hacia Niall. Él quería tomar el cartel, pero se lo alejé. 

“Ni hablar. Me quedaré con esto. Tengo que asegurarme que no renuncies en tu palabra.”

Él esbozó una sonrisa grande y se acercó bastante más. 

“Tú no tienes que preocuparte por eso.” Se irguió y respiré hondo.

“Vámonos,” dije dando un paso. Le oí reírse detrás de mí. Me encantaba el sonido, pero a la vez no pude sino sentir que se estaba riendo de mí.

Mientras esperábamos nuestro turno, me mordía el labio. De veras no quería hacer eso. Tenía el nudo de siempre en mi estómago y mi cabeza empezaba a dolerme mucho.

“Niall, ______, les toca.”

Agarré el cartel y con manos temblorosas quité la goma del cartel. Caminé al frente donde esperaba Niall. Alcé el cartel, cubriéndome el rostro y dejé que Niall hablara. La presentación de tres minutos pareció durar tres horas. ¿Cómo hacían esto los demás? Era como si podría sentir la mirada de todos a través del cartel.

Con una respiración profunda, me caí en mi asiento una vez terminados. Me sentía aliviada y me apoyé la cabeza en el pupitre. Mi corazón todavía galopeaba a cien millas por hora. Intenté respirar hondo y despacio para calmarme.

Sentí una mano en mi hombro y entonces oí un susurro, “¿Estás bien, ______?”

Me volví la cabeza para mirarle a Niall. “Estoy bien.” Le di una sonrisa pequeña y temblorosa, pero no parecía convencido. “Estoy bien. Siéntate antes de que nos metamos en problemas.”

Sin embargo, parecía que la profesora sabía que estaba allí. Me senté bien y señalé su asiento vacío, diciéndole sin palabras que se sentara. Después de un momento, hizo lo que quería. No volví a apoyarme la cabeza en el pupitre como ya me sentía un poco mejor. Niall no paraba de mirarme de vez en cuando y yo le saludaba con la mano.

La clase terminó y me sentí aliviada. No tenía que ir a por Greg hoy, y me parecía buena idea caminar.

Después de hacer las paradas necesarias, salí de la escuela y me fui para la acera.

“¡______!” Me volví para ver a Niall a pie al lado de su coche. “¿Quieres que te lleve?”

“Si quería llegar en coche, ¿no piensas que hubiera usado mi propio coche?”

Él me sonrió y dijo, “Eso sí.”

Seguí caminando para mi casa. Mientras ya me sentía mejor sobre la llamada de mi madre, me preocupaba que volvería a llamar. ¿Y si llegara a mi casa así como así? Un escalofrío de terror me recorrió la espalda. Llegando a casa, cerré la puerta detrás de mí con llave. Me senté a la mesa y me di cuenta de lo vacía que era la casa.

Sin Greg y mi padre aquí, la casa estaba callada y vacía de una manera inquietante. El silencio dejaba que mis pensamientos llegaran como un tren y me aplastaban. No podía con eso, aunque no sabía muy bien lo que quería decir por eso. Después del partido el jueves, mi vida se pondría más tranquila. No tendría que estar con Niall. No tendría que preocuparme por su motivo por estar conmigo. No tendría que preocuparme del por qué alguien como Niall Horan quisiera estar conmigo cuando mi propia madre me odiaba.

Dulzura. ~Niall y Tu~ TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora