Pasaron los días y semanas. Nada a destacar ocurrió en este tiempo.
A cerca de mi hermano, no hubo profecía, ni misión, por lo que de momento, no podría ir a por él, donde quiera que esté.
Mi cabaña estaba oficialmente acabada. La parte de delante parecía un templo griego en ruinas. Tenía un hall espacioso, en el que se encontraba un baúl y las escaleras para ir a la parte de arriba, que se separaba de la demás cabaña por unas sábanas.
Pasado el hall, a la derecha, un dibam, el cual utilizaba como cama y tenía unas cortinas blancas, para tener privacidad. A la izquierda, una estufa, un sillón, una mesita de te y, en cima de la estufa, una tele.
Al fondo unas puertas correderas acristaladas que daban a la terraza. En la parte de arriba, había una ventana que daba a la parte de delante y otra a la de atrás; una cama y un baño, pero utilizaba el de abajo. Ésta planta estaba llena de dibujos, por todas la paredes, de la cara de mi hermano, de mi padre, batallas que veía y personas que no conocía, pero aún así, ahí estaban.
Intenté hacer vida normal en el campamento, huyendo de todos esos rumores, que me convertían en un monstruo asesino.
Aprendí a controlar el fuego negro, hice pruebas y esas personas... Bueno... Pobrecitas, dejemoslas descansar en paz en la enfermería. Y también las sombras. No sólo podía viajar por ellas, si no que también podía utilizarlas como arma. Conseguí fusionar esa niebla extraña que utiliza mi madre para desplazarse, con el viaje sombra, cuando lo utilizo es como si corriese muy rápido, dejando una estela negra. No lo puedo utilizar a largas distancias, pero del CHB a Manhattan, llego.
Cuando las invocaba, se creaban caras espantosas en las sombras y de éstas salían monstruos sin rostro con garras, que arrasaban con todo a su paso.
Y, por supuesto, esos fabulosos poderes que me ha dejado mi queridísima madre. ¿Sarcasmo? Yo creo que no... Puedo levitar por unos escasos minutos las rocas y estrellarlo contra algo, hacer mini terremotos. Nota mental: no volver a hacer mini terremotos o Mrs. O'Leary se enfadará.
Y aprendí a domar a Siopí. Con mucha, MUCHA paciencia, cosa de la que escaseo. Pero lo conseguí. Me caí, si, muchas veces, no importa, el caso es que lo conseguí. Y, como es una sombra, por así decirlo, puede adoptar cualquier forma, como la de un gato.
Y empecé una extraña amistad con Nico. Siempre acabábamos pegándonos, pero casi nada... Le escallolaron un brazo... Sshhh, nadie tiene por qué enterarse.
Yo me iba a quedar todo el año en el campamento y todos mis amigos se iban a ir, así que decidimos que el último día haríamos una fiesta de pijamas en la cabaña de Poseidón.
Ese día me levanté a las ocho y media, como siempre. Quedaban tres días para la fiesta. Me aseé, vestí con mis ropas habituales y salí de la cabaña, con Pólemos a mi espalda.
Atravesé el bosque, como toda una buena Caperucita que soy. Llegué al pabellón y... Todos (casi todos) mirándome. Revisé qué llevara los zapatos y los pelos bien peinados, con mis trenzas. Todo en orden.
Me senté en mi mesa, al final en una esquina, detrás de la de Hades.
-Mira, si es que da miedo.
-Si, ¿cuál es su problema?
-Ella es el problema. No debería estar aquí, sólo nos traerá desgracia.
-Es un monstruo con envoltorio de niña inocente.
Tras esas palabras alentadoras que pude escuchar decir a los campistas, dibuje una bonita y falsa sonrisa.
Terminé de desayunar y fui a entrenar con el arco. Convertí a Pólemos por el camino. Cuando llegué todos se me quedaron mirando, con asco, menos Will, él me miraba diferente. Se acercó a mi, aún con esa mirada de compasión.
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Princesa de las sombras
Fantasy- Marginada - Bicho Raro -Manipuladora -Maláka (gilipollas) -¿Qué me has llamado? -Oye, que no sea hija de Atenea no significa que sea idiota. ---------------------------------------- Si ser una semidiosa es raro, se puede mejorar. Esta es mi histo...