¡HOSTIA PUTA!

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POV CAM

Me encontraba junto a los hijos de Bóreas, los cuales eran más majos de los que parecían. Damian y yo hacíamos competiciones de chistes malos, por desgracia o alivio, ganó él. Mi chiste de: ¿qué le dice un espagueti a  otro?...¡Mi cuerpo pide salsa! Si, ese chiste mio no ganó, el ganador fue un chiste racista por parte de Damian: ¿Qué son cinco negros en un descapotable rojo?...Un kitkat. Exacto, malisimo y racista, aunque tiene su puntillo.

-Mi chiste era mejor.

-NO, el mio es con diferencia el mejor- replicó Damian.

-Quedemos en que los dos eran malos, ¿vale?- dijo Aileen, la cual estaba en el medio, impidiendo que nos matáramos.

Vi como el mensaje Iris se desvanecía y la cara de preocupación de Bon no decía nada bueno. Se acercaron lentamente, susurrando cosas entre ellas. Definitivamente estaban preocupadas por algo.

-¿Qué tal ha ido?- preguntó Aileen, adelantándose. 

Bon vaciló un poco antes de hablar e intercambió una mirada con Cat.

-Nos vamos al monte Logan- respondió.

Damian parpadeó.

-¿El monte Logan? tan lejos... Vaya, se ha ido lo más lejos posible.

Vale, ya estaba empezando a caerme mal de verdad esa tal Quione. ¿Qué o a quién guarda tan importante como para alejarse tanto de Quebec? Estaba nerviosa y asustada. Si se ha alejado tanto quiere decir que lo protegerá pasé lo que pase, por lo tanto hará lo que sea para que no se lo quiten. Lo que sea...

-No perdamos más el tiempo- dijo Cat abriendo la puerta del coche y montando se en la parte de atrás.

Bon y yo la seguimos y luego se montaron Damian y Aileen. Esta vez, conducía Damian.

Como siempre el trayecto fue en silencio. Parábamos para comer en varios locales. En uno de ellos me pedí un simple solomillo, estaba quemado y la carne pasada, así que le robé un poco de comido a Cat, tampoco es que se enterase, parecía estar ensimismada con algo. Estaba muy rara. No comía tanto como antes, no hablaba mucho y no sonreía.

De vuelta en el coche no pude evitar preguntar.

-¿Qué te ocurre?

Tardo unos segundos en darse cuenta de que la pregunta era para ella. Giró lentamente la cabeza para mirarme a los ojos.

-¿Por qué debe pasarme algo?- contestó con una pregunta, como siempre hacia cuando nos preocupábamos por ella.

-Te pasa algo, estas rara.

-No es...no es nada. Sólo...pensaba en cosas- respondió sin hacerlo. 

No había conseguido nada, estábamos otra vez al principio.

-Cat, sabes que puedes confiar en mi- dije sonriendo amablemente y poniendo mi mano en su hombro.

Aunque no pareció convencerla ya que apartó mi mano. Seguía mirándome a los ojos como si esperara una respuesta por mi parte o como si... Como si quisiera que me diese cuenta de que de verdad la ocurría algo. No quería admitirlo, pero ella sabía que debía hacer todo lo posible para que alguien se diese cuenta, sin llamar la atención. Eso hacia. Intenté sostenerla la mirada, pero era casi imposible. 

Sus ojos ya no brillaban, ahora estaban decaídos, rebosantes de ira y tristeza hacia algo desconocido. Al menos tenía el alivio de saber que esa mirada no era para mi, si no para alguien que ni siquiera se quien es y ella tampoco parecía saberlo. El gris de sus ojos era más oscuro que nunca.

Princesa de las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora