00 ; prologue

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—Vais a trabajar juntos viernes y sábados por la noche. Son los dos peores turnos así que no haya tensiones porque yo no os los voy a cambiar, y probablemente ninguno de los otros camareros lo haga. Vuestro turno es de doce a cuatro y media, salvo hoy, que por ser el primero, es de ocho a doce. Siempre, siempre pedid el carnet, si hay algún problema y me cierran el local por vender a menores, vosotros tenéis la culpa. Nada, nada de sexo en mi propiedad, fuera de ella haced lo que queréis, aunque recordad lo de las tensiones. Tened cuidado, sobre todo tú, chiquilla, con los clientes. Las propinas son vuestras, pero que no falte dinero de la caja, hago recuento todas las noches, así que ni lo intentéis. Si traéis a vuestros amigos les podemos hacer un descuento o algo así. Cuidado con los vasos y las botellas. Y si podéis, evitad que chicas borrachas se vayan con tíos que acaban de conocer, aunque entiendo que es difícil verlo con el ajetreo. Y eso es todo. Bienvenidos al fabuloso trabajo en 'Lollaby Club'. Mi nombre es Emmett Brown.

El hombre dejó de hablar y se fue.

—Abrimos en diez minutos, a partir de aquí estáis solos, niños —añadió antes de salir por una puerta que daba a su despacho, según nos había explicado.

—Así que trabajaremos codo con codo —me guiñó un ojo el chico que iba a ser mi compañero de ahí en adelante—. Parece tener experiencias con eso del sexo —alzó y bajó las cejas rápidamente.

Le repasé con la mirada. Pantalones medio ajustados sobre piernas medio finas, camiseta negra. No parecía tener mucho músculo, pelo despeinado, marrón, sonrisa coqueta y ojos azules, risueños.

—Supongo —murmuré.

No estaba allí para hacer amigos. Tampoco es como si me muriera por ser amiga de ese tío, que por cierto, tenía un algo que me erizaba los bellos de los brazos. Estaba allí para ganar dinero y poder pagarme la maldita universidad.

—No seas amargada —me acusó el chico—. Soy Louis.

Suspiré.

—Elie.

—Bonito nombre, suena exótico. ¿Y cuál es tu película favorita? —volvió a preguntar.

Le miré incrédula.

—Vamos a trabajar juntos y ya han supuesto que tendremos sexo. Creo que deberíamos conocernos —dijo con una seriedad fingida.

Se creería gracioso. Bufé.

Abajo el amor —dije.

El me miró sorprendido.

—Es buena, aunque no me gusta el final. La mía —me mordió el labio, pensando, y yo alcé una ceja de nuevo—, la mía es Odio A Las Chicas Que Alzan Una Sola Ceja.

No pude evitar reír un poco esta vez.

—Mira que sé de cine y esa no me suena —murmuré ladeando la cabeza, como si estuviera pensando.

—Si sabes de cine te habrás dado cuenta de que el jefe tiene el mismo nombre que...

—¡Doc en Regreso al futuro! —le interrumpí emocionada—. ¡Sí! ¡Por Dios, llevaba un rato pensándolo!

—¡Y le tiene un aire! —rio Louis.

Esta vez no pude evitar soltar una sonora carcajada. No había ido allí para hacer amigos, pero expandir mi círculo social tampoco podía hacerme mucho daño. Ambos trabajábamos en el mismo lugar, no podía ser una distracción.

—¿Eso es Jameson? —cuestionó, mirando a las botellas colocadas detrás de la barra.

Se dio la vuelta y me dicuenta de que tal vez sí podía ser una distracción. Menudo culo que se gastabael tío.

treinta y seis lunares Donde viven las historias. Descúbrelo ahora