Louis aparcó en frente de su bloque y se giró para mirarme, yo le miré a él y alcé una ceja, entonces sonrió.
—No me puedo creer que me hayas hecho ir a comprar comida china a las cuatro y media de la mañana —dijo, aunque no se veía molesto.
—No me digas que no tienes hambre, porque sabré que mientes —dije comiendo otra patata.
—Ya. Apuesto a que no tengo tanta como tú —se burló.
—Estoy famélica —le dije—. Yo soy una chica bien nutrida que necesita su comida a ciertas horas.
—Ya, para ser la chica tornado, como te ha llamado el chico del lollaby —se burló con una sonrisa.
—Pensaba que no lo habías oído —me reí—. Desde luego a ese chico no van a darle el premio al ingenio.
Él ser rio también y salimos del coche. Cuando entramos a su apartamento, pude ver que esta vez sí que lo había limpiado del todo.
—Vaya, me sorprende usted, señor —me reí—. Está todo impecable. Espero no encontrarme otra hoja de lechuga en descomposición por ahí.
—Eres mala, Elie —me dijo haciendo un puchero adorable—. Y no, me he encargado de hacer una limpieza a fondo para que no tengas nada de lo que quejarte.
Sonreí de lado y me acerqué a él.
—Apuesto a que has contratado a alguien.
Él frunció el ceño.
—No lo he hecho.
—No te creo.
—Pues ese es tu problema.
—Si tu fueras capaz de hacer algo así, lo habrías hecho hace mucho.
—No estaba tan mal.
—Louis, ni siquiera sé cómo puedes sobrevivir aquí dentro cuando está todo sucio y asqueroso.
—No había tanto que limpiar.
—Porque no lo hiciste tú.
—Agh, vale, pagué al niño que vive al lado para que lo hiciera —rodó los ojos y miró a la estantería detrás de mí.
Se veía mono, ahí, todo sonrojando y evitando mi mirada.
—¿Cuánto le diste? —me reí.
—Diez libras —murmuró.
—¡Louis!
—¿Qué?
—¡Eso es explotación infantil!
—¡Eso es todo un tesoro para un crío como él!
Estallé en carcajadas y me senté en el sofá, dejando la comida china en la, ahora impecable, mesa.

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treinta y seis lunares
Fiksi PenggemarTrabajan juntos en el bar. Pasan las noches sirviendo alcohol y viendo cómo la gente se emborracha y se divierte. Y de día, se cuentan los lunares.