No me asusté cuando, me desperté algo desorientada. Todavía estaba oscuro, estaba rodeada de desechos, por lo que solo podía estar o en el basurero o en el piso de Louis, y según recordaba, era el más sucio de ambos.
—Buenos días —dijo el dueño del apartamento estirándose.
—Todavía no es por la mañana —murmuré—. Pero no creo que el sofá sea el mejor sitio para dormir.
Louis bostezó y se levantó pesadamente, luego me tendió la mano. En ese momento estaba tan adormilada que ni pensé en si era mejor volver a mi casa y dejar a Louis tranquilo. Mi cerebro embotado solo podía pensar en dormir. Por eso aparté la mano de mi amigo con un manotazo y le seguí.
En su cuarto, ni siquiera me fijé en la pequeña ofrenda al abuelo de Louis, simplemente me tiré a la cama y me quedé dormida.
Casi ocho horas después, a las once de la mañana, me desperté abrazada a Louis. Me separé con cuidado y le observé.
No soy de decir estas cosas, pero la luz del sol por la mañana le sentaba jodidamente bien. Le brillaban los pómulos, y sus labios se veían de un tono más rosado. Más besable.
Sonrió un poco. Gruñí rodando los ojos y él soltó una carcajada.
—Podrías haber dado señales de vida o algo —le regaño.
—Me mirabas muy intensamente —Louis me miró con una sonrisa—. No quería romper tu fantasía, pero es que ha sido muy divertido.
Alcé una ceja y él me sacó la lengua.
No pude evitar besarle. Me arrepentí en cuanto vi que él no respondía. Me alejé lentamente y con el ceño fruncido. ¿Acaso no era yo, precisamente, la que no quería algo así?
—Yo... Lo siento —murmuré.
A punto estaba de salir corriendo cuando Louis me besó.
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treinta y seis lunares
FanfictionTrabajan juntos en el bar. Pasan las noches sirviendo alcohol y viendo cómo la gente se emborracha y se divierte. Y de día, se cuentan los lunares.