Salíamos del bar en silencio. Yo miraba a Louis de reojo, pero él parecía increíblemente concentrado examinando los chicles pegados al suelo.
Era incómodo estar así con alguien con quien tenía confianza, y no me gustaba nada, de hecho, era de lo peor que había experimentado, porque Louis siempre había sido hablador, y siempre llenaba estos silencios con sus bromas y sus insufribles "mi Lady". Sin embargo, ahora no, parecía tan avergonzado como para querer salir corriendo, y sospecho que la única razón por la que no lo hizo era porque se preocupaba de si me pasaba algo.
—Louis —le llamé, y él hizo un ruido para que hablara—. Mírame, por favor.
Me hizo caso, pero sin ganas. Ya, estoy segura de que incluso darse en la cabeza contra una pared le habría sido más agradable, yo también sentía esa incomodidad, pero, a diferencia de él, intentaba disimularla.
—Tenemos que hablar —dije.
—Ya —respondió escuetamente.
Nos apoyamos en la pared al lado del club, pero ninguno dijo nada. No estaba dispuesta a ser yo la que empezara con el rollo de "solo fue una vez, no se volverá a repetir, somos amigos y compañeros del trabajo bla bla bla" no quería, me negaba.
Creo que ninguno de los dos se había visto en esta situación antes, y por eso estábamos actuando de forma tan torpe, pero queríamos, o al menos yo quería, arreglar esto de la forma más diligente posible, sin crear tensiones que lo único que harían sería distraernos e incomodarnos en el trabajo.
—Mira, Elie —dijo Louis cuando yo estaba a punto de mandarle a la mierda e irme—, ya sé que somos amigos y que no quieres que haya tensiones y toda esa mierda, pero yo anoche lo pasé muy bien —ese comentario me hizo sonrojar, pero decidí esperar a que acabara de hablar—. No solo la parte del sexo, sino todo lo anterior. No te estoy pidiendo salir, ni espero que tú me lo pidas a mí, porque no creo que seamos compatibles hasta ese punto pero me gusta estar contigo... Y odio estar solo. Este trabajo me absorbe, y entre que estoy en un lugar desconocido y que mi trabajo no da para mucha socialización, paso la mitad del tiempo asolas.
Le fruncí el ceño. Parecía sincero al hablar, y, correspondiendo su sinceridad, yo también me lo había pasado bien, pero no sabía qué quería decir con esto.
—No entiendo —murmuré.
Él carraspeó, y volvió a evitar mi mirada por unos segundos, pero cuando volvió a mirarme, parecía como si hubiera reunido todo su valor.
—Estoy diciendo que tal vez no estuvo tan mal que nos acostáramos —murmuró—, y que... -carraspeó-, que tal vez podría volver a repetirse.

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treinta y seis lunares
FanfictionTrabajan juntos en el bar. Pasan las noches sirviendo alcohol y viendo cómo la gente se emborracha y se divierte. Y de día, se cuentan los lunares.