IX - Ninth Angel

125 8 0
                                    

Entre sudores y gestos de inquietud que solo podrían provocar un mal sueño, abro los ojos. A pesar del mal trago provocado por la pesadilla, no fue un despertar brusco, no trataba de escapar del desafortunado sueño. Unos segundos después de que mi mente se aclarara, me doy cuenta de que estoy tumbado sobre una cama, cuya sábana me tapa. El primer olor que puedo reconocer es el de medicamentos. Eso me da una pista de dónde me encuentro. Apoyando mis manos en la cama y haciendo fuerza con los brazos consigo quedarme sentado, logrando una mejor vista de la habitación. La luz anaranjada del atardecer ilumina el lugar. El cuarto era rectangular, aparte de la cama había dos mesas: una pequeña al lado de la cama y otra más grande enfrente del mismo objeto. También hay una cortina que podía ser corrida para ocultarme, dando más intimidad. En mi caso, estaba recogida. Tras varios vistazos, analizando, no cabía duda, estaba en el hospital. Pero no era el de la ciudad, era el existente en el interior del cuartel. Qué raro, nunca suelen usar estas instalaciones...

La explicación a la extraña situación me llegó de golpe cuando recordé al Ángel. Claro, aún debe de estar rondando por encima del Geo-Front, en un estado de combate es cuando se debe de usar el hospital del cuartel. Pero... ¿Cómo es que todavía estamos en estado de combate? ¿Aún no vencieron al Ángel? ¿Cuánto tiempo llevo dormido? ¿Y mis heridas? Apenas siento dolor... ¿Pero el Ángel sigue vivo? ¿Tan inútiles son que se ven incapaces de derrotarle si no soy yo? [...] Bueno, para ser sinceros, el más inútil de aquí soy yo. Otra vez un Ángel me dejó para el arrastre. Solo que en esta ocasión, en lugar de tener la suerte de derrotarlo, tuve la suerte de sobrevivir. [...] Tsk, como me cabrea, ni siquiera sirvo para morir de forma limpia. ¡Soy un inútil hasta para eso! ¡Y por si fuera poco no sé qué mierda está pasando fuera de esta habitación!

Suspiro. Trato de calmarme. Elevo la barbilla para acabar clavando la mirada en el techo. Y por si fuera poco, otra vez esa estúpida pesadilla. ¿Cuándo fue la última vez que la tuve...? ¿Hace tres años? ¿O fue hace dos? En fin, qué más da, el punto es que la volví a tener. No me estaba jodiendo la situación lo suficiente, no, ahora también me van a cagar el único momento del día donde me encuentro en paz: mis sueños. Antes de que pueda ponerme más negativo, la puerta corredera de mi habitación se abre, apareciendo un doctor, seguido de una enfermera y por último una cara conocida, Rei. En cuanto entran se sorprenden al verme despierto. El médico se acerca y me hace las típicas preguntas, ya saben, el "¿cómo te sientes?" y todos esos rollos. Después de checar algunos rasgos, como mi pulso y demás, el doctor y la enfermera se retiran de la sala, satisfechos. Eso sí, antes de cerrar la puerta de la habitación, informan a Rei de lo siguiente:

- Ayanami-san, será mejor que le acompañes por un rato corto. Debe de descansar lo suficiente antes de la misión.

- De acuerdo, doctor. – Responde, agachándose en muestra de respeto. Tras eso el doctor se marcha, cerrando la puerta. Una vez a solas, se voltea hacia a mí y a toda prisa se acerca a la cama. – ¡Cuánto me alegra ver que despertaste, Xavi! – Exclama, sonriente. – Me preocupé mucho porque notaba como te agitabas en sueños. – Ahora muestra un rostro más preocupado. – Por eso fui corriendo a avisar al doctor. Pero bueno, ¡ahora todo está bien! – Termina con otra sonrisa.

Suspiro: – Sí... Eso parece. – Menciono, no muy satisfecho.

- ¿Y esa reacción? – Dice, extrañada.

- No importa.

En esta pausa de la conversación, Rei aprovecha para tomar una silla de la habitación y colocarla cerca de mi cama, para luego sentarse en la silla mencionada. Una vez está cómoda, pasa a mirarme. Se la ve con mucha iniciativa, parece que en cualquier momento va a empezar a hablar. No obstante... Es Rei. Durante unos segundos puedo ver claramente como duda en qué decir o en qué hacer. ¿Tal vez quiere preguntarme algo incómodo? Con el tipo de relación que tenemos actualmente solo se pone así de nerviosa cuando quiere preguntar algo incómodo. ¿O tal vez no quiere herir mi orgullo por perder con el Ángel? Pues llega tarde, hace tiempo que esos bichos lo pisotearon. De todas formas, podría decirme lo que esté pensando de una vez, me pone nervioso...

Cruel Angel's Thesis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora