Cruel Angel's Thesis.

XIII - Misato's routine

¿Acaso no es este uno de los mayores placeres de la vida? Ese momento en el que estás tan cómoda, tranquila, relajada, sumida en tus sueños, en perfecta armonía con tu cama, en un momento que parece que no finalizará nunca. Tu cuerpo no está ni muy caliente ni muy frío, sino en la temperatura justa. La posición, por muy retorcida que pueda parecer a terceros, te provoca una sensación similar a la que deben sentir los ángeles al posarse en las nubes. Todo es tan perfecto que cuando... Ese maldito... Ese desagradable sonido del despertador aparece, me dan ganas de estamparlo contra la pared. [...] Con desgana, me estiro lo justo y necesario para apagarlo. Una vez el sonido cesa, como si hubiese realizado el mayor de los esfuerzos, me desplomo sobre mi futón nuevamente.

- ¿Quién me mandará quedarme hasta las tantas viendo esa película de samuráis? – Comento, con la cara aplastada contra el futón.

Suspiro. ¿Ya no me queda más remedio, verdad? Toca levantarse y comenzar el nuevo día. Como capitana, soy una pieza clave en el día a día de NERV, ¡es mi deber! ¡Así que, Misato, levanta! Tienes que asearte, vestirte, maquillarte, desayuna, conduce hasta el trabajo donde te esperan montañas de papeleo y... [...] Bueno, pensándolo bien... Una persona tan importante como yo debe de haber descansado bien para rendir en tan importantes responsabilidades. Si voy al trabajo tras un mal sueño, puede ser contraproducente... ¡Puedo permitirme una prórroga! A dormir un ratito más...

- ¡Misato, arriba! – Grita Rei, abriendo la puerta corredera de mi habitación de par en par.

- Déjame ocho horitas más... – Remoloneo.

- ¡Mo! ¡No empieces! – Replica. – Parece mentira que todas las mañanas sea lo mismo... – Continúa a la par que se me acerca. – ¡Levanta de una vez!

- ... – La ignoro, aferrándome a la almohada.

- ¡Mi-sa-to! – Pronuncia lentamente, enfatizando cada sílaba, perdiendo la paciencia. Sin más preámbulos, agarra el lateral del futón y tira hacia arriba, levantándolo y provocando que mi cuerpo salga rodando. Mi viaje acabaría contra la pared. – ¡Deberías de dar ejemplo como capitana que eres! – Finaliza, soltando el futón y marchándose de la habitación.

- Sí, sí... – Contesto, doliéndome por el golpetazo. – Como digas, mamá...

Hay que ver con esta Rei, tiene un complejo de madre demasiado agravado. En fin, tendré que levantarme, no puedo desobedecer a "okasama", tengo que comportarme como una niña buena. [...] ¡Solo bromeaba! Sin más dilación, paso a levantarme de una vez y a hacer la lista que he enumerado antes de mi intento fallido de seguir durmiendo. Primero asearme y luego vestirme... No hay mucho que contar de ello. ¡Bueno sí! Mientras me estoy vistiendo, mirándome al espejo, en el reflejo observo como encima de mi escritorio estaba el uniforme de Asuka, todavía precintado. Vaya, se me olvidó dárselo ayer... Ya preparada, lo tomo y me dirijo a entregárselo. ¡Más vale tarde que nunca! Aunque, todavía no era consciente de que iba a presenciar una escena, la cual muy pronto pasaría a ser el pan de cada día.

- ¡Oye, Asuka! ¿¡Quién coño te crees que eres!?

- ¡Un ser superior a ti! ¡Como poco!

- ¿¡Qué has dicho!?

Resignarme. No me queda otra al contemplarles. Allí estaban esos dos, discutiendo al pie del cañón. Estaban parados sobre el futón de Xavi, chocando frentes, apretando los dientes y gruñendo. Más que dos personas, parecen dos gatos peleando. ¿No pueden tener la fiesta en paz ni recién levantados? No tienen remedio. Suspiro. Ya me extrañaba que anoche, para ser la primera vez que compartían cuarto, estuvieran tan tranquilitos. Ni idea de qué ha pasado, pero no tengo ganas de escucharles de buena mañana. Bastante voy a tener que aguantarles a lo largo del día. Es hora de intervenir.