Prólogo: Last Heaven

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Seúl, Corea del Sur
Mayo 1992


Cuando la primera bala rozó su pelaje, supo que en verdad estaban en peligro.

La adrenalina recorría las venas de Chanyeol, y sus patas andaban a una velocidad vertiginosa mientras intentaba huir junto a su mejor amigo de aquella lluvia de plata que los seguían en forma de proyectiles.

¿Cómo es que la noche se había tornado en un intento por salvar sus vidas? Cuando escasos minutos atrás, había estado tan feliz en la compañía de su mayor.

Realmente no lo supo.

Esa mañana despertó con más ánimos que nunca ya que era un día especial en su vida: era seis de mayo, cumpleaños catorce de su mejor amigo. Por días casi había quebrado su cabeza para encontrar el regalo perfecto para él. Quería que su obsequio fuera único, especial, que fuese algo que ninguna otra persona de su pequeña manada pudiera darle y, después de tanto pensar, había encontrado su regalo perfecto: el mirador.

Desde que él recordaba, Eunsang siempre había soñado con ir a ese lugar gracias a los relatos que su abuela le contaba referente a lo maravillosa que se veía la ciudad cuando la noche caía, y un delicado manto de luces se extendía hasta el horizonte simulando el andar de las luciérnagas por el bosque en la oscuridad.  

Justo por eso no había dudado ni un momento en llevar a su amigo entre la negrura de la noche rumbo a ese lugar del que tanto habían escuchado, sin importar el largo camino que debían recorrer entre aquel espeso bosque de la montaña, y sin importar que se suponía que ellos no debían estar ahí.

Y él sabía la razón: eran tierras de nadie.

Había escuchado múltiples veces a los adultos de su manada decir que era una zona peligrosa, unas tierras que estaban fuera de sus dominios donde ocurrían conflictos de los cuales era muy difícil salir a salvo. Pero para él y muchos otros jóvenes de la manada eso no eran más que leyendas, pues en su vida había conocido a alguien de los suyos o cercanos que hubiera muerto por entrar a esas tierras.

No podía estar más equivocado que nunca.

Ahora por su insensatez, por su carácter testarudo, desafiante a la autoridad y en su afán de sorprender a Eunsang, ambos se encontraban dentro de una situación que no comprendían, sólo sabía que corrían el riesgo de morir y no lo quería, no lo deseaba, y no es que temiera por su propia vida.

Es más, si le dijeran en ese mismo instante que si se entregaba podría salvar a su amigo, no lo pensaría ni un segundo y se entregaría, ya que lo que más quería en este mundo era precisamente al lobo que corría a su lado como si la vida se les fuera en ello. Chanyeol prefería morir mil veces antes de que su hyung le hiciera falta en el mundo porque sabía que no podría sobrevivir sin él.

Everlasting {ChanBaek||En edición}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora