Capítulo 7: Blood ties

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A sus seis años de vida, Baekhyun sólo había tenido un par de preocupaciones: jugar con su padre, y peinar los cabellos de su madre.

La pelota era su juego preferido, y siempre salía de la mano de su progenitor en las noches a jugar en el jardín de su unidad habitacional, recibiendo elogios de ese hombre que le decía sería un excelente futbolista cuando fuera un adulto. Él lo creyó siempre, era su padre, él jamás le mentiría, nunca lo lastimaría.

Sin embargo, comprobó lo contrario el día de su sexto cumpleaños, pues ese día había despertado en completa soledad encontrando sólo una pequeña hoja doblada que tenía escrito un "lo siento" de la letra de su madre. Lloró, los buscó sólo para descubrir que tampoco estaban sus pertenencias, ningún rastro de que ellos alguna vez estuvieron ahí.

Por primera vez sintió el abandono, el miedo, el dolor.

Aunque él era un niño muy valiente, su madre se lo había dicho. Por eso al verse sólo intento ser fuerte, ser todo un hombre como su padre lo era, como su progenitora siempre se lo repetía, siempre le recordaba que él era un niño bueno, educado, que siempre trataba de comportarse bien y no lastimar a nadie.

Pero no pudo seguir siendo el niño bueno de mamá y se convirtió en alguien malo cuando su hambre ganó y terminó mordiendo a Joon, su vecino.

Lo mordió, lo hirió y él se convirtió en un monstruo, o eso es lo que le decía ese señor entre las sombras, ese hombre que le daba mucho miedo y que siempre le hacía llorar.

P-por favor... ¡Me portaré bien, ya no seré un niño malo! — sollozó moviendo sus manos atadas tras su espalda buscando liberarse, queriendo levantarse y huir de los rayos del sol que quemaban su piel al punto de sentir llegaba a sus huesos. Pero si hacía eso, sabía que lo que recibiría, sería mucho peor—. Por favor... Duele mucho...

Baekhyun cerró sus pequeños párpados con fuerza llorando, pidiendo porque sus padres que lo habían abandonado regresaran por él y se lo llevaran a casa. Pidió por Lulu, el amigo de su papá. Pidió por alguien, quien fuera, alguien que le ayudara porque su piel dolía mucho, ardía y el simple hecho de mirar su pequeña camisa rota y llena de sangre, le hacía tener la idea de que quizá, sería mejor no haber nacido.

— Deberías estar agradecido de mi misericordia —la voz terrorífica de ese hombre susurró, y sintió como se encogió y su cuerpo tembló de miedo. Las pisadas de ese señor caminar a él, le hicieron querer fundirse con el suelo bajo sus rodillas, desaparecer, ser invisible—. A los monstruos como tú, les cortamos la cabeza — vio las botas detenerse frente a él, por lo que cerró con fuerza sus párpados para no ver—. Pero eres un mocoso, las leyes lo prohíben, aunque ganas no me faltan. Por escorias como tú, la reputación de nuestra raza está en entredicho.

Con miedo agachó más su cabeza, pero de repente sintió como esa pesada bota golpeó contra su rostro por lo que perdió su equilibrio y cayó de espaldas al suelo, sobre sus manos con un grito de dolor atorado en su garganta junto al sollozo y la desesperación, el miedo y ese terrible ardor que ahora dio contra su cuerpo. Olía a quemado, como cuando los vecinos humanos de su casa hacían una parrillada en el patio. Carne quemada era lo que esas personas preparaban, le había dicho su madre con un gesto de asco en su rostro.

Y ahora él olía de esa misma manera.

— N-no quise lastimarlo... —sollozó y, como pudo, volvió sobre sus rodillas y se inclinó apoyando su frente en el suelo pidiendo perdón—. No volveré a hacerlo, no seré un niño malo nunca más, no lo haré, pero, por favor, señor, quiero regresar a casa, siento que me quemo, por favor... ¡Ayúdeme! —alzó su rostro hacia el hombre sintiendo sus ojos escocer, pero aun así avanzó queriendo llegar a él, buscar un poco de calidez y protección, aunque fuera de ese hombre malo.

Everlasting {ChanBaek||En edición}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora