La misma mirada, el mismo aroma, pero un ser distinto... Él ya no era el mismo.
Los enemigos siempre debían ser eso, enemigos. No se suponía que pudieran tener un lazo más allá del odio, pero para Chanyeol, eso cambió cuando vio a esa criatura frent...
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Su mirada era la misma, su fragancia continuaba siendo con ese fabuloso toque a arándanos que tanto amó.
Pero ahora, había una penumbra siniestra que cubría a todo ese ser...
Chanyeol no podía describir cómo se sentía en estos momentos. Estaba confundido, las cosas eran difusas, vagas, sin ningún tipo de sentido y mientras más lo pensaba, todo, absolutamente todo había sido incorrecto.
Un vampiro, ese vampiro era el culpable de todo.
¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Una hora? ¿Un día? Tal vez más. También pudieron haber sido minutos o segundos, no lo sabía, sólo era capaz de ver su reflejo en el retrato de su familia del escritorio de la oficina de su padre mientras escuchaba a los concejales de la manada hablar acerca de lo acontecido, de la insensatez de Sehun, la imprudencia de Jongin al atacar solo a un chupasangre y la suya, por no haber sido capaz de atraparlo cuando se suponía que él era el líder y debía proteger a los suyos.
Y lo sabía. No había cumplido con su deber, pero, aun así, no podía enfocarse en la reunión, su mente estaba lejos, distraída y rememorando todo lo acontecido en el mirador.
Porque había caído. No tenía una explicación más lógica que esa y, aceptarlo, le costaba demasiado. Era difícil aceptar que había bajado la guardia, que había caído rendido a sus pies por un segundo dejando que este lo hechizara y sedujera como lo había hecho con Sehun. Porque eso había sucedido, pues él jamás hubiese hecho eso estando cuerdo... Aunque ahora empezaba a dudar si lo estaba, y más cuando en una estúpida debilidad y vulnerabilidad creyó que él era Eunsang, su hyung.
Pero eso no podía ser, era ridículo porque, en primer lugar, Eunsang estaba muerto, por más que él hubiese deseado que volviese a su lado de alguna manera, eso no sucedería, y mucho menos un ser tan precioso como él regresaría a la vida siendo parte de esa especie tan vil.
No, por supuesto que no, eso no era así y jamás lo sería porque ellos no eran el mismo.
Su hyung había fallecido y él había sobrevivido a esa fatídica noche y tenía que aceptarlo, tenía que seguir viviendo con ello después de tantos años como lo había hecho hasta ahora apoyándose en su manada, en su familia y amigos. No obstante, tenía que ser sincero. El encuentro con ese hombre removió recuerdos que tenía enterrados, los desempolvó e hizo que su corazón doliera y latiera desbocadamente aun ahora, sabiendo que todos en esa habitación fueron capaces de escuchar su ritmo cardiaco haciendo que empezaran a exaltarse.
Tenía que calmarse, pero le estaba resultando casi imposible y todo fue más complicado cuando a su mente llegó la imagen del beso que le dio.
