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Decidí olvidarme del tema, considerando que me molestaba demasiado por cosas sin importancia. Josh tenía toda la razón, Megan ya era lo suficientemente grande para actuar por su propia cuenta y tomar las decisiones que ella quiera.

La música se hizo más fuerte de pronto -quizás era yo que decidí prestarle atención- y yo comencé a divertirme, olvidándome de cualquier estupidez que pudiera afectar mi estado de ánimo. Nos unimos a un grupo cercano de amigos junto a nosotros para bailar y olvidarme de cualquier preocupación. ¡Es una fiesta!

-¡¡Hola!! -escuché la voz de Lindsey entre la música, llegando junto a mi.

Volteé a verla, sorprendido de que ella apareciera junto a mí como si nada, y chillé de la felicidad.

-¡¡Hola!! -la abracé fuertemente a mi fiel compañera de diversiones.

-Me asfixias -logró decir entre mis brazos. La solté enseguida-. Hola idiota -sonrió al ver a Josh con un asentimiento de cabeza.

-Hola inútil -sonrió él bailando graciosamente.

Luego de eso nos unimos a nuestros demás amigos bailando al compás de la música. Estábamos pasando un excelente momento todos, nos partíamos de la risa por los bailes de Josh y Dan, quienes eran patéticamente espásticos a la hora de danzar, y no podía parar de sonreír por las cosas que Erin me susurraba, estando en un claro estado de ebriedad. Me sentía muy bien. Claro, mi mente era invadida por el pensamiento de que estaría haciendo Megan, pero intentaba ahuyentar aquella inquietud, convenciéndome a mi misma de que todo estaba perfecto. Ella puede arreglárselas sin mi.

Megan era muy distinta a mi. Era la más suelta de las dos, la más sociable, la más atractiva, la más deseable y la mayor por algunos minutos. Todos los chicos hablaban de ella, bueno, a Meg le gustaba mucho más la atención así que se hacía destacar mucho más. Yo, en cambio, era un poco más reservada. Y aunque éramos muy parecidas entre nosotras, me consideraba menos atractiva y más débil. Es típico que cuando hay gemelos, uno sea intimidado por otro, bueno en este caso, yo soy la intimidada y la más desconfiada. No me consideraba invisible, si la segunda. Mi relación con Megan no era mala, no mal interpreten, pero así me sentía.

La música a todo volumen me hacia bailar, cantar y saltar fuera de lo común, jamás actuaba así, claro, sólo cuando de veras estaba pasándola bien. Estaba con todas mis amigas y amigos, ¿qué mejor? ¿Megan? ¿Quien era Megan? Esa noche era yo pasándola bien, sin ninguna chica con quien me puedan confundir.

Cuando ya me dolía el baso de tanto baile, y las gotas de sudor caían por mi nuca, decidimos descansar con Lindsey mientras íbamos a tomar algo, mientras nos reíamos de lo mal que bailaba Josh. El reloj apuntaba la 1:50 am, y el lugar estaba atestado de universitarios.

-Una cerveza por favor -dijo ella tratando de hacerse escuchar por el barman. Y luego dirigió mi mirada hacia mi- ¿Tú qué quieres?

-No lo sé, algo -me encogí de hombros..

-¿Con alcohol? -sugirió. A veces

-Poco, probablemente deba conducir yo al regresar -sonreí.

No tomaba alcohol excesivo a diferencia de mi hermana. Yo tenía días en los que permitía embriagarme con la bebida -no demasiado, prefiero no vomitar-, y otros en los que no se me apetecía ni una sola gota.

En ese entonces me pregunté donde podía estar. Era inevitable, me preocupaba, estaba yo a cargo de ella ya que yo estaba sobria. Y por supuesto, ella seguro que no lo estaba.

-Gracias -dijo cuando me entregó la bebida, no prestándole mucha atención.

-¿Qué pasa? -me preguntó, dándole un trago a su cerveza.

-Me preocupa Meg, tengo que buscarla... -hablé con pesar.

-Uh -hizo una mueca extraña-, ¿quieres que te acompañe?

-Si quieres -sonreí encogiéndome de hombros.

Me abría paso entre la multitud, tratando de encontrar a alguien parecida a mi. Caminé durante 5 minutos, probablemente en círculos, con Lindsey detrás de mi en todo momento. Encontré una ronda de hombres altos y me abrí pasó entre ellos, teniendo alguna idea de lo que pasaba. Mis ojos se abrieron atónita al ver a mi hermana, en proceso de desvestirse ante el público, mientras todos los muchachos la animaban, chiflando y aplaudiendo como locos.

-¡Megan! -exclamé furiosa.

The One I Want (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora