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De vuelta a casa, Tamara mantiene la vista en el suelo para tratar de no recordar la escena de la gaviota y echarse a reír.

- Lo siento, pero verte en calzoncillos agachado en el mar, lavando tus pantalones no tiene precio. -Comenta en un murmuro y se cubre la boca con una mano.

Hoya, con expresión de fastidio, la observa de reojo y suspira, pero finalmente ríe en bajo con ella.

- Siempre tiene que pasar algo. -Susurra mientras se acaricia la nuca.

La chica le mira de reojo con una mueca en los labios y continúa caminando en silencio bajo la luz anaranjada de las farolas. Le da un poco de pena que las cosas sean así, que cada vez que él intenta besarla ocurre algo que lo impide.

Quizás lo mejor es que sea así, que las cosas queden tal y como están, que ese beso no se produzca. Porque, en el fondo, ¿qué les espera tras eso?

La pelirroja sacude la cabeza y se detiene minutos más tarde en la parte trasera del hotel, cerca de la puerta que da a las cocinas. Un hombre fuma al lado de esta mientras observa un gato rebuscando la basura.

Genial, ahora sí que esta noche tampoco lo habrá.

En fin.

La chica sacude la cabeza y mira sonriendo a su compañero.

- Bueno. -Carraspea y dirige la vista al camarero que ahora les escruta con la mirada-. Qué incómodo.

Hoya lleva también la vista a aquel hombre, mira a Tamara a continuación y vuelve la trayectoria de su campo visual hasta el fumador, carraspeando en voz alta varias veces.

Por toda respuesta, el trabajador de la cocina tan solo sonríe y Tamara se echa a reír.

- Vete, anda. -Dice empujando al coreano hacia la puerta-. Ese hombre es el destino.

Pero Hoya niega con la cabeza al mismo tiempo que frunce el ceño con terquedad y agarra las manos de la mujer con rapidez para acercar sus labios y fundirlos en un beso que ella no sabe corresponder con facilidad, y su respiración se hace agitada, algo cohibida por el público que tienen esta noche y la inexperiencia de un primer beso.

Cierra los ojos con fuerza. Howon coge su rostro entre los dedos y separa sus bocas tan solo unos milímetros para susurrar que se relaje un segundo antes de volver a besarla muy despacio, llevando su ritmo y olvidando a ese hombre que ha dejado de observarles para entrar de vuelta a la cocina y contar el cotilleo del día mientras realiza sus labores diarias.

Ambos jóvenes dejan pasar los minutos en ese beso, beso que el coreano intensifica a medida que Tamara se deja llevar y recibe poco a poco la manera de devolverlo. Una de las manos de él sube hasta su nuca a la vez que con la otra, coloca los brazos de ella alrededor de su cuello con mucha suavidad.

Los pasos de él la encaminan a apoyar su espalda contra la pared. Permite que recorra su cuerpo con las manos, las cuales se detienen en su trasero y aúpan a la muchacha para que esta rodee la cintura de él con las piernas. El tacto de su lengua la hace jadear con levedad, y ese jadeo provoca que se olvide de todo lo que ocurre a su alrededor, de su pudor, y es entonces la chica quien coge el mando en ese beso, haciendo que se vuelva mucho más intenso, un beso que lleva años en el aire, en sus pensamientos, en sus escritos en una libreta vieja que esconde bajo el colchón.

Howon se separa tirando de su labio inferior y lleva la boca hasta su cuello para besarlo y lamerlo entre mordiscos mientras la aprieta un poco contra él y desea que esto no termine ni que las horas que le quedan juntos corran en un reloj que debería escapar del tiempo.

- ¿Quieres subir...? -Susurra entonces contra su piel antes de suspirar en una sonrisa.

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Bú. Siento mucho haber estado desaparecida, pero Wattpad ha dejado de funcionar en mi móvil. Espero tener pronto un teléfono y volver a actualizar con frecuencia. Lo sientooo :(  

Last call. [INFINITE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora