La muchacha pelirroja se lo piensa un par de veces antes de asomarse a la cocina, reprimiendo un suspiro. En ella, su madre ríe como nunca la había visto antes a causa del hombre dueño del brazo que la pasada noche había observado en el sofá, ahora de espaldas a su mirada curiosa y cansada.
El reloj de la entrada marca las diez de la mañana. Un resoplo brota de sus labios mientras las carcajadas de fondo amortiguan el sonido del timbre, provocando que la mujer vuelva escaleras arriba antes de escuchar la puerta, la cual es llamada por segunda vez.
Permanece quieta sobre uno de los escalones. Se imagina quién está al otro lado de la madera y, en efecto, no se equivoca. Si no abre, abrirán por ella, lo que sería mucho peor de lo que podría venir a continuación.
Sacude la cabeza para disipar esos pensamientos y con una mueca de resignación, atiende la tercera llamada en la entrada. Cuando abre la puerta, se encuentra con los ojos de Hoya, que frunce el ceño con preocupación al ver los de la mujer, irritados.
Ambos dejan que el otro sea el primero en decir la palabra, sin embargo el silencio reina entre ellos y sus mentes, lo que les gustaría decir y lo que realmente dirán.
- Mara... - Comienza él tratando de buscar las palabras adecuadas-. Creo que deberíamos hablar del tema antes de que me vaya.
Tamara ni siquiera hace el esfuerzo de abrir la boca. Posiblemente la voz se le rompa nada más hablar, por lo que deja que él interprete el silencio como quiera.
- ¿Puedo pas... Dongwoo? - La chica frunce el ceño al oírle y mira tras ella, siguiendo la mirada del chico hasta las escaleras donde su madre y aquel hombre les observan.
- ¡Lo sabía! -Exclama este último con una sonrisa triunfal-. Ayer te seguí hasta esta casa, ¡sabía que escondías algo!
La joven parpadea confusa antes de que los intrusos comiencen a hablar en coreano, bajo las atentas pupilas de su madre, que se deja abrazar por el nuevo mientras Hoya usa un tono de reprimenda y Dongwoo solo ríe tras respuestas vagas.
Unos minutos más tarde, la pelirroja rueda los ojos y desaparece de la escena escaleras arriba, tratando de no sentirse peor de lo que ya se sentía. Antes de cerrar la puerta de su cuarto, alguien la detiene y Howon entra sin decir nada ni pedir permiso.
- Vete... - Susurra ella al mismo tiempo que se pasa una mano por el rostro-. De verdad, estoy cansada de t...
Sin dejar que termine de hablar, el coreano invade su espacio personal para abrazarla contra su pecho al mismo tiempo que hunde la nariz en el aroma de su cabello. La respiración de Tamara se corta por unos segundos y sus párpados caen sobre sus ojos húmedos al sentir cómo su corazón vuelve a romperse, cómo una puñalada cálida la atraviesa por la mitad. Sin embargo se obliga a no moverse ni a devolverle ese contacto.

ESTÁS LEYENDO
Last call. [INFINITE]
FanfictionInternet es un lugar demasiado grande para esconderse tras una mentira. De un momento a otro, en un segundo, tu vida cambia. En el instante en que los ojos de quién te ha leído, se chocan con los tuyos. Tus ojos de verdad. Sin pantallas que sean tu...