22 - Colegio de Ingenieros Robots

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  Siendo lo primero que vio al llegar hasta el sitio indicado, Melisa Exe no dejó de advertir al muchacho que abandonaba la vivienda apresuradamente, ni mucho menos cuando este le pasó por el frente sin siquiera notar su presencia. De inmediato, sintió como su cerebro era invadido por las ondas beta emitidas por el cerebro del joven, sometiéndola a unos pocos segundos de angustia.

—Vaya, algo no muy bueno le ha pasado al pobre...—Murmuró luego de que el chico se hubiera alejado, tras lo cual, procedió a repetir el protocolo determinado. Lejos de ser la primera vez que Melisa visitase la casa de los Swiling, sospechaba más bien que probablemente fuese la última. Con todo el sigilo que podía exigirle a su delgado cuerpo, rodeó la casa examinando tanto los exteriores, como toda abertura hacia el interior. Al acercarse a una de las ventanas de la sala, una serie de ondas beta cosquillearon su sistema límbico y al asomar la mirada, contempló a Kaede Swiling caminando en círculos con pensativa expresión. Las ondas que emitía denotaban una mezcla entre preocupación, alivio y decisión, sazonada con las perturbaciones típicas de la feniletilamina. "Al parecer ha terminado con su novio, debido a que está enamorada de otra persona, la cual a la vez, le carga muy preocupada... Es en momentos como estos que detesto mi sensibilidad a las ondas cerebrales, aunque..."—Se vio interrumpida por una variante de las ondas que hasta ese momento no había captado. La preocupación sentida en las ondas estaba ligada a un sentimiento fraternal.

—Un momento... ¿De quién está preocupada y enamorada es a la vez un familiar muy cercano? —Pronunció, no tan alto como para ser entendida, pero si lo suficiente como para que Kaede desviase la atención a la ventana, lo que la obligó a ocultarse. La rubia asomó la cabeza por el ventanal mirando en varias direcciones pero no vislumbró a nada sospechoso.

—Ja, Kaede, ya estas escuchando voces— se dijo.

Apoyó los brazos en el marco, fijando su atención en el azulado cielo y sacó su celular de uno de sus bolsillos e hizo una llamada.

—Buenos días. Soy Kaede Swiling nuevamente. ¿Han logrado transmitirle a mi tío el mensaje que les encomendé el día de ayer?

—Lo siento señorita Swiling. —Le respondió una voz femenina que casi parecía de protocolo—, su tío sigue de servicio, pero le aseguramos hacerle llegar sus palabras tan pronto se encuentre disponible.

—Ya veo. Bueno, aparte de ese, tengo otro mensaje para comunicarle: Tío, sé que probablemente no apruebes mi decisión, pero he decidido ir tras la pista de Magi por mi propia cuenta. Sé que apenas son dos días desde que desapareció, pero por la carta que dejó, es fácil intuir que serán muchísimos más. Te digo esto para que sepas que estaré fuera de casa. Puedes llamarme a mi móvil en caso de que te preocupes, prometo no evadir las llamadas como está haciendo Magi. Eso es todo.

—Como guste señorita Swiling. El mensaje ha sido grabado y será entregado a oficial Swiling tan pronto como sea posible.

—Muchísimas gracias. —Y con ello la llamada finalizó, tras lo cual, Kaede se apresuró a subir a la habitación.

—Computando... —soltó Melisa una vez que la rubia se alejase, oculta tras el roble ubicado a tres metros en el terreno lateral de la casa. —El segundo Ángel ha desaparecido. Tal parece que nunca podré tomarme un descanso con respecto a mi profesión.

No fue hasta caída la noche, que Melisa se atrevió a ingresar a la casa, aprovechando que Kaede estuviese bajo los efectos del sueño. El primer paso lógico era acceder a la habitación de Magi, no obstante Melisa tenía otro objetivo: El cuarto de Kaede. No le fue difícil ingresar sin llamar la atención, aun cuando la puerta chirriase un poco al abrirse. La rubia estaba profundamente dormida y aparte de poder notarlo con solo verla roncar, Melisa sentía del montón de ondas delta emitidas por el cerebro de la rubia, típicas del sueño profundo. Tampoco encontró dificultad para encontrar lo que buscaba: La carta que Kaede mencionó unas horas antes, y que encontró sobre la mesita de noche ubicada justo a la izquierda de la cama.

¿Las Máquinas van al Cielo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora