23 - Un Crucifijo Iracundo

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— Así que Hund es el misterioso salvador al que tanto alaban los robots —determinó Samantha Ganstech.

—En efecto— añadió el mayor Tengber a través del receptor—, no obstante, sus declaraciones nos dejan bien en claro que hay algo más escondido bajo el misterio del robot liberado. Algo sobre lo que ni siquiera él tiene conocimiento.

— ¿Por qué deberíamos creer que no sabe nada?, usted mismo lo dijo: Cuando se le preguntó sobre esta tal "Magi", se negó a hablar por completo.

—Si lo que nos ha dicho es cierto o no, pronto lo descubriremos. Ya lleva tres días aguantando tortura gástrica. No creo que llegué a la semana antes de que empiece a soltar el resto. Otra cosa Samy, ¿Cómo sigue Helgar?, ya debería haberse recuperado del ataque.

—Yo diría que ya está completamente en forma, sin embargo...—Dio un vistazo hacia su compañero, que se encontraba en silencio, sentado en el borde del tejado. —Oye mariquita, ¿Te pasa algo?, no has dicho nada desde que el mayor nos contactó. —Pero Helgar no emitió respuesta alguna. —Bueno, me supongo que tarde o temprano deberá volver a la normalidad.

—Esperemos que así sea. ¿Nada con el objetivo o su ataviada protectora?

—Nada, aunque... La vez anterior nuestro plan fracasó porque esa desgraciada estuvo un paso por delante de nosotros. Algo me dice que de una u otra manera, nos tiene puesto el...—Pero antes de que pudiese terminar, fue interrumpida por una serie de voces gritando al otro lado de la línea.

— ¿Mayor?, ¿Qué está sucediendo?

—Es Hund... Me acaban de informar que se ha desmayado en su celda y sus signos vitales caen en picada.

— ¿Qué?, pero mayor, tengo entendido que la tortura no se torna mortal sino hasta después del séptimo día.

—Eso se supone, pero esta vez, o se le dio a ingerir más de la cantidad estándar, o su cuerpo es demasiado débil para aguantar tanto tiempo. Sea como sea, vamos a trasladarlo a una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de inmediato—. Se escuchó un rechinar de dientes a través del receptor. —No podemos permitir que Hund se nos muera, al menos no todavía. Sabe aún muchas cosas que no nos ha contado.

—Entendido mayor, cualquier imprevisto que surja, le ruego que nos mantenga actualizados.

—Así será Samy, así será. —Fue lo último que murmuró Tengber antes de terminar la comunicación.

—Muy bien Swiling, el mayor ya cortó la línea—, afirmó mientras se disponía a sentarse justo al lado de su compañero— ¿Vas a decirme al fin que es lo que tienes?

Helgar sostenía con fuerza un papelito entre sus manos, al tanto en que su mirada apuntaba hacia el vacío mismo.

— ¿Otra vez con lo de tus sobrinas?, ¿Es que esas dos no son capaces de cuidarse por si mismas?

—No es eso Samantha, es solo que...—Volteó el rostro hacia ella y por un instante, Samy pudo ver el temor creciendo en sus ojos. —Una de mis niñas es adoptada...

— ¿Y que hay con eso? —Inquirió sin mucho interés.

—El nombre del robot creado por Hund... Es el mismo que el de mi sobrina...

— ¿Magi?, Oh por favor, de seguro es solo una coincidencia.

—Sí, quizás lo fuese pero... Su apellido... Su apellido...

Apenas hubo pronunciado esa palabra, la tensión se apoderó del rostro de Samy.

— ¿Cómo se apellida?

¿Las Máquinas van al Cielo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora