9 - Ruptura

153 4 0
                                    

—Dime quien ganaría en una tercera guerra mundial cuyos principales adversarios fuesen Norteamérica y China.

—La guerra debilitaría a ambas naciones, no obstante, lejos de ser la que más ciudades destruya quien gane, será la que resista más el impacto económico. Y en ese aspecto, los Chinos tienen toda las de ganar. Todo lo demás, podría variar dependiendo de factores de carácter aleatorio y por consiguiente, impredecibles.

—No está mal… No está mal…—Sentenció Timothy Fox tras escuchar al cerebro emitir su opinión.

—Dudo que a la NSA le guste tener consigo un instrumento que predice resultados no tan agradables para el país —enfatizó Greg Hund.

—Eso fue solo en un caso hipotético. Yo la verdad dudo mucho que llegue a existir una tercera guerra mundial, al menos no durante el actual ordenamiento político de nuestra sociedad…—Por un momento su mirada se perdió en el vacío.

— ¿Cómo dices?

—No es nada — declaró volviendo a la realidad—, Solamente estaba divagando en algunas cosas locas que a veces me llegan a la cabeza.

—Pues sea hipotético o no, el cerebro está listo. Todas las sendas positrónicas funcionan correctamente. Su red neuronal está perfectamente coordinada. No hay mucho más que hacer— murmuró con cansancio pero a la vez satisfacción. Finalmente podría pasar más tiempo con su familia.

  Se acercó con aire inquisitivo hacia la estructura que tenía el tamaño de una lavadora, y al instante una duda le invadió.

—Un momento, ¿Cómo llamaremos a esta cosa?, me supongo que la NSA debe tener algún nombre en clave para este...

— ¡Les traje una botella de vino para celebrar que el cerebro está terminado! —Le interrumpió Selene. Portaba en una mano una bandeja circular, con una verdosa y oscura botella de vidrio y dos copas vacías.

—Después discutiremos eso, ¡Por ahora brindemos! —Exclamó Timothy mientras destapaba y servía el rojizo líquido.

— ¡Salud! —Declararon ambos justo antes de vaciar ambas copas con largos y continuos tragos.

  Greg miró con incomodidad a Timothy, pues el alcohol no era que le agradase mucho que se dijese. Fue como si un calor intenso le recorriese desde el cuello hasta el estómago. Por un momento divisó que la mirada del señor Fox comenzaba a tornarse engreídamente inquisidora. Unos segundos después, todo se volvió oscuridad.

  “Ya han pasado más de tres semanas, me pregunto cuanto más faltara…”—Murmuró Kaily en su cabeza mientras recorría los pasillos universitarios. Era una mañana fría, tanto así, que incluso dentro de las instalaciones podían sentirse los primeros coletazos del invierno. Se encontraba tan absorta en sus pensamientos, que no reparó en las miradas atemorizadas que recibía de todo aquel estudiante que pasaba cerca de ella. Algunos incluso preferían alejarse apenas la veían.

— ¡Kaily! —Escuchó desde cerca. Volteó la mirada hacia la izquierda y observó al ataviado profesor calvo que semanas atrás se presentase como un viejo amigo del señor Hund. Gracias a su intachable memoria, podía recordar perfectamente que se llamaba Timothy Fox; de haber sido ella cualquier otra persona normal, muy posiblemente ni recordase su rostro. Se aproximó hasta él con cierta indiferencia, pues le conocía poco o nada.

— ¿Qué opinas de la nueva cartelera virtual?, es un prototipo creado por mis alumnos. Utiliza Paper Computer producido de forma industrializada, por lo que si quitamos los gastos de investigación que han debido hacer, ha resultado relativamente barata. —Afirmó mientras tocaba la pantalla con ambas manos y movía los distintos elementos.

¿Las Máquinas van al Cielo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora