4 - Acercamiento de Abajo Hacia Arriba

407 14 2
                                    

  Las tinieblas que poblaban la habitación fueron quebrantadas el mismo instante en que Greg logró abrir la puerta. Un chasquido del interruptor fue suficiente para que la luz bañase la totalidad del cuarto, haciendo notar el polvo que dominaba los estantes. El joven guardó la llave del lugar en el bolsillo de su pantalón, y procedió a avanzar sigilosamente. Intentaba hacer el menor ruido posible.

—Si mi padre se entera que hemos perpetrado en su colección personal, tendremos un problema de cuestiones colosales— murmuró a su compañera, que le seguía desde atrás.

— ¿Cuál es la razón para guardar los planos del cerebro positrónico en un sitio al que ni tu deberías acceder? —murmuró Kaily sintiendo como el polvo que flotaba en el aire le irritaba ligeramente sus ojos.

  Estando ya los dos en la habitación, Greg cerró la puerta con llave.

—No es difícil de deducir. TecmoHund tiene muchos competidores a nivel mundial. Si hay algo que ha permitido que esta compañía llegue a buena parte del planeta, es el éxito de mi padre al crear el cerebro positrónico. Nadie más ha logrado crear algo parecido. —Dijo con un tono de voz un poco más alto. —Es normal que papa quiera proteger esos planos incluso de su propio personal. Por eso todos los diseños se hacen en papel físico, para que no puedan ser copiados tan fácilmente, y es muy difícil que un humano pueda memorizarlos.

  Ambos comenzaron a revisar cuidadosamente los distintos estantes.

— ¿Pero esos competidores no podrían realizarle ingeniería inversa a los robots vendidos por la compañía?

—Lo hicieron con el primer modelo Tegra, pero a partir de la línea Tegra 02, cada cerebro ha sido fabricado con un sistema de autodestrucción equipado. Cualquier intento por desarmarlo, ocasionara que el cerebro explote. Una explosión tan pequeña que no heriría nunca a un humano, pero suficiente para destruir toda la complicada estructura. Ni siquiera un alto cargo de TecmoHund puede desarmar uno de estos cerebros. La única persona que puede hacerlo es mi padre.

  Revisando entre montones de cajones y estantes, Kaily encontró lo que parecía una pequeña caja fuerte. La principal diferencia con una normal, era que por ningún lado se veía algún sistema convencional para abrirla. No había ruedas o botones para introducir combinaciones. Tampoco diviso algún lector de huellas dactilares. Solamente había un pequeño orificio circular en un costado, por el que sin embargo, no se podía acceder al interior. Parecía más bien algo donde encajar otra cosa. Al palparlo, advirtió que no era una circunferencia, sino más bien una serie de múltiples ángulos que se juntaban formando un círculo. Para la chica era obvio que los planos que buscaban se encontraban en el interior de la pesada caja. De pronto, tuvo una corazonada, que no comprobó debido a que escuchó a Greg decir:

—Aquí están.

  Con una expresión de confusión en su rostro, la chica volteó para ver al joven. Tenía un sobre de manila bien grueso entre sus manos.

—Son los planos del prototipo que viste en la exposición. Los del modelo final aún están en desarrollo.

  Kaily emitió un leve estornudo. Era evidente que las millones de diminutas partículas de polvo hacían que el sitio no fuese nada agradable.

—Sera mejor que salgamos de aquí antes de que nos enfermemos o alguno de los ayudantes nos descubra.

  Pero al dar unos pasos hacia la puerta, Kaily se detuvo un momento y miró de lejos la pequeña caja fuerte. La corazonada seguía en su cabeza.

— ¿Pasa algo?

  Kaily caminó de vuelta a la caja y Greg, al ver eso, le siguió.

—Si no salimos pronto, las consecuencias serán terribles. —Dijo el muchacho justo antes de ver el objeto que captaba la atención de su amiga. Kaily volvió a tocar el orificio al costado de la caja. Al instante, tomó el collar de su cuello con la otra mano, y moviendo la cabeza abajo, se lo quitó.

¿Las Máquinas van al Cielo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora