-Capítulo 3.

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—Capítulo 3.




Luego del mensaje de Harry me costó volver a conciliar el sueño. Rodee por la cama hasta que pude volver a dormir, pero apenas cerré los ojos sonó el despertador. Bajo el chorro de agua caliente sentía como me tambaleaba mientras los parpados se me cerraban. Tarde más de lo necesario en bañarme, por lo que se me hizo realmente tarde.

Jane, cariño siéntate a desayunar. Dijo mi madre mientras me servía una taza de café.

No puedo, es tarde. Comeré algo en el camino. Tome el termo rosa que Harry me había regalado en navidad y lo llene de café. Iré a tomar algo con Harry más tarde.

Okay. Escuche a mi madre mientras le daba un sonoro beso en la mejilla para después salir corriendo de la casa.

Cuando estuve sentada en el autobús, esperando no llegar tarde al trabajo, intente llamar a Harry. Pero quedó en eso, un intento. El siempre cogía mis llamadas; estaba preocupada. Algo estaba pasando. Le mande un mensaje, el cual esperaba me respondiera.

"Harry, me gustaría que pasarás por mí a la hora de comida, la intriga me está matando, no puedo esperar hasta tarde."

Casi cinco minutos después respondió.

"Lo siento, tendrás que esperar. Por favor no llames, estoy ocupado."

¿Qué? ¿Ocupado? Él nunca me hacía esto. Solté un bufido poniendo los ojos en blanco, no me quedaba de otra más que esperar.

(...)

El bar en el que Harry me había citado estaba en el centro, así que prácticamente no me quedaba tan lejos. Saque mis cosas del locker, para retocar un poco mi maquillaje antes de salir, hoy estaba haciendo mucho viento, gracias al cielo se me había ocurrido ponerme una blusa de manga larga y un chaleco.

Linda ¿a dónde vas? Pregunto Gerard.

A un bar en el centro. Le dije poniéndome un poco de perfume.

Voy a caminar hacia allá porque me veré con Alex para cenar, te hago compañía si quieres. Alex era el novio de Gerard. Lo mire, se estaba poniendo una bufanda.

Claro que si cariño.

Es hora, vámonos. Me puse de pie para echar llave al locker. Puse mi bolso en mi hombro y pase mi cabello hacia un lado. Algún día me dejaras ponerte algo de color en ese cabello.

Solté una carcajada, desde que había entrado a trabajar aquí Gerard quería teñirme el cabello, pero ni loca lo dejaría. Eso no pasara. Le dije cuando salimos, él solo torció la boca no muy contento, pero sabía que solo estaba fingiendo. Enganche mi brazo al de él y caminamos en dirección al centro.

Gerard me dejo fuera del bar, bese su mejilla y lo vi alejarse. El bar estaba tranquilo, solo unas cuantas personas que supongo, al igual que yo, venían del trabajo. Entre echando un vistazo, Harry aun no llegaba. Me senté en la primer mesa que vi vacía junto al ventanal, un mesero se me acerco enseguida.

Bienvenida ¿deseas ordenar ahora? Tenía una libreta y pluma lista para tomar mi pedido. El chico era alto, cabello castaño, bonitos y grandes ojos azules. Tenía una gran sonrisa en el rostro.

Aun no, espero a alguien. ¿Pero podrías traerme el menú? Le devolví la sonrisa, asintió alejándose, pero volvió enseguida con una pequeña carta.

Me quede mirando la carta con un montón de bebidas que yo nunca había escuchado, definitivamente tenía que salir más seguido.

Siento llegar tarde. Levante la vista para encontrarme con los ojos verdes más bonitos que había visto. Me regalo una sonrisa que no le llego hasta los ojos, pero se la devolví. Tenía unas ojeras horribles.

Descuida, acabo de llegar. Me dio un beso en la mejilla y se sentó frente a mí. Bueno, ya dime de que quieres hablar, no he dejado de pensar en eso todo el día.

Aún no... Harry miro al mesero que antes había venido.

¿Listos para ordenar? Él chico me miro y sonrío de nuevo.

Quiero un... —Pasee mi vista por la carta. Un Amanecer moscovita. —Le dije.

Yo un mojito y una orden de papas. —El chico se alejó cuando termino de anotar. Es por eso que odio salir contigo.

¿Qué? Fruncí elceño. ¿Ahora que hice?

Todos los chicos coquetean contigo. Dijo mirando al fondo del local.

Él no estaba coqueteando, solo es amable. Y yo no tengo la culpa.

Claro... Murmuro dejando una mano sobre la mesa y la mirada fija en sus piernas. Estaba demasiado distante y raro. Tenía el ceño fruncido como siempre, pero parecía que estaba en un dilema con sus pensamientos. No dije nada más hasta que trajeron nuestros tragos.

Di un sorbo a mi bebida, estaba deliciosa. ¿Ahora si vas a decirme que te pasa?

Casi se acabó de un trago su mojito. Jane... Susurro. Me iré a Holmes chapel.



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