-Capítulo 16.

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—Capítulo 16.

Antes de que lean este capítulo, quiero avisarles que tiene contenido sexual. Se recomienda discreción. 



Corro hasta él para abrazarlo, un golpe seco de escucha, me doy cuenta de que soltó la mochila que llevaba en la mano. Aferró mis brazos lo más fuerte que puedo al cuerpo de Harry. Las lágrimas que ahora salen de mis ojos son de felicidad, de verdad está aquí. Lo que menos importa es cuán mojado esta, lo único que quiero es que me abracé y que no me suelte.

—Tranquila. —Susurra en mi oído.

Me doy cuenta de cuanto necesitaba escuchar su voz. Lo suelto para poder verlo a los ojos. — ¡Dios! De verdad eres tú.

Paso mis manos por sus mejillas, miro cada centímetro de su rostro intentando recordarlo por siempre. Parece darse cuenta, sonríe dejándome ver sus hoyuelos. —Estoy aquí.

Toma mis manos pasándolas por su cuello, pasea sus manos a lo largo de mi cuerpo llegando hasta mis muslos, enredo las piernas alrededor de su cadera. —Te extrañe tanto.

Rozó nuestros labios, la sensación es perfecta. —Yo también te extrañe. —El roce me hace cosquillas.

No puedo evitar soltar un suspiro antes de besarlo. La sensación es indescriptible, hace que una corriente eléctrica recorra mi espina dorsal. Enredo mis dedos en su cabello húmedo, es suave y largo. Termina el beso para tomar aire, deja nuestras frentes juntas, tiene los ojos cerrados y ceño fruncido. Suelta un pasado suspiro. Beso la punta de su nariz y ríe sin abrir los ojos.

—Jane... —Susurra, su voz se escucha más grave. —Me hacías mucha falta.

Sus palabras hacen que sienta un nudo grande en la garganta. Fui tan estúpida al querer olvidarlo. —También me hacías falta. —Acaricio sus mejillas. —Pero ahora estamos juntos, y no nos vamos a separar.

Entrelazo mis dedos en su nuca y junto nuestros labios. Gruñe en respuesta y me besa ferozmente, camina a ciegas hasta que chocamos con la pared. Bajo mis manos por su cuello hasta sus hombros tratando de quitar el abrigo grueso que lleva. Pega su pelvis contra la mía para no dejarme caer y poder quitarse la prenda. Cuando lo logramos mete las manos por debajo de mi suéter, sus dedos están fríos, hacen que toda la piel se me haga de gallina. Seguimos besándonos, la forma en que succiona mi labio inferior es perfecta.

Camina a ciegas de nuevo y no se a donde se dirige hasta que comienza a subir las escaleras, no le toma demasiado llegar a mi habitación. No deja de besarme, pero el aire comienza a faltarme, suelto sus labios un momento y miro sus ojos, son de un verde esmeralda oscuro, pupilas dilatadas.

Se sienta en la cama dejándome a horcadas sobre él, pasa un mechón de cabello atrás de mi oreja. —Eres tan hermosa. —Hace que me sonroje, bajo la mirada hacia su pecho, pero con un dedo levanta mi mentón. —Mírame.

Me pide y así lo hago, nunca me cansaría de ver esos ojos. Hago su cabello hacia atrás, se deja llevar por mi tacto cerrando los ojos. Doy un beso en su mandíbula y dejó un camino de besos húmedos hasta su boca. Traza círculos con sus pulgares en mi abdomen. Su tacto me hace cosquillas, calló mi risita tonta con sus labios, podría besarlos por siempre. Son suaves, delgados, encajan con los míos y su sabor es espectacular.

Ambos sabíamos que queríamos más que sólo besos tiernos y juguetones, que más daba. Meto mis manos bajo su playera y comienzo a subirla, levanta las manos para dejarme despojarlo de la prenda. Tiene un abdomen firme y marcado, las costillas se marcan a los costados, paso las yemas por sus tatuajes, primero las golondrinas en sus clavículas, con la uña delineo las finas líneas, su piel se eriza, sonrío para mi misma. Bajo por sus pectorales hasta llegar a la mariposa que adorna su abdomen.

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