Mine.

-Capítulo 8.

—Capítulo 8.

—Jane. —La sangre se me fue hasta los pies al escuchar su voz ronca y rasposa.

—Zayn. —Susurre estando al punto de las lágrimas.

— ¿Qué pasa bebe? —Se escuchaba un poco adormilado.

—Lo siento, no quería despertarte. —Camine hasta la ventana y correr la cortina.

—No lo hiciste, estaba viendo una película y apenas estaba durmiendo, todo está bien.

Las gotas de lluvia golpeaban fuerte en mi ventana. —Mamá quiere saber si tus padres pueden venir a cenar el fin de semana.

—Claro, déjame hablar con ellos y mañana mismo te lo confirmo.

—Me parece bien. —Me quede muda, porque realmente no sabía que más decir.

—De acuerdo, duerme bien y te amo.

—Igual. —Colgué.

No se sentía correcto decirle que lo amo. No cuando acabo de leer la carta que Harry me dio esta misma mañana.

Toda esta confesión me había dejado absorta, jamás me había fijado en su actitud hacia mí. Nunca lo imagine sintiendo todo esto. Pero no tenía el valor para confrontarlo. No ahora.

No sabía si llamar a Harry, ni siquiera tenía idea de que hacer, que decir, tenía ganas de llorar, de reír, de gritar. Las emociones encontradas me estaban matando. Debía saber más al respecto.

Para: Gemma.

¿Podríamos vernos mañana?

Le envié un mensaje rápido, ella lo sabía. No sentía la fuerza para hablar con Harry, pero con ella sí.

De: Gemma.

Claro, paso por ti al trabajo. A las tres.

Gemma era como otra hermana para mí. Una hermana mayor, durante los últimos par de años no habíamos hablado mucho a causa del trabajo, pero cada que teníamos oportunidad nos juntábamos.

(...)

—Y dime, ¿para que soy buena? —Dio un pequeño sorbo a su café.

Como siempre, había llegado puntual. Entramos a la primera cafetería que encontramos, quería hablar del tema cuanto antes.

—Veras... —Tome la taza entre mis dedos tratando de que el calor que irradiaba calentara un poco mis manos. —Leí la carta que me dio Harry.

Mire su expresión entre el cabello que me caía sobre la cara, estaba seria. Más de lo que la había visto alguna vez. — ¿Qué decía?

—Creo que lo sabes mejor que nadie. —Levante el rostro por completo. —En ella decía que tú lo habías convencido de escribirme.

Sonrió, pero no le llego hasta los ojos. — ¿Y qué piensas al respecto?

—No lo sé. —Fruncí el ceño ligeramente, mirando de nuevo el café en mis manos.

—Jane, —la mire— él nunca se atrevió a decírtelo, tenía miedo de perderte. Pero no podía seguir callando.

— ¿Qué se supone que debo hacer? —Mis ojos se cristalizaron. —Harry siempre ha sido mi mejor amigo. Ya ni siquiera sé cómo debo sentirme por él, lo quiero, eso no dudo, pero todo lo que leí ayer... —Negué levemente.

—Habla con él, deja que te explique más detalladamente.

—Es que no sé cómo reaccionar. —Trate de justificarme.

— ¿Y tú crees que el sí? —Gemma estaba perdiendo la paciencia, la conocía bien. —Tú te vas a casar y él es quien ha vivido enamorado todos estos años. Es mi hermano Jane, —sus ojos se aguaron— me duele verlo así, me duele que se dio por vencido sin luchar y tener que irse para no soportar esto.

—Lo llamaré, lo prometo. —El merecía una respuesta.

No sabía lo que le diría. Yo nunca lo había visto de otra forma que no fuera mi amigo. Nos vimos crecer, Harry era un tipo bastante atractivo, divertido, interesante, tierno, atento, un caballero, tenía buenos temas de conversación, era todo lo que alguna chica podría esperar. Hubo muchas de ellas atrás de él, pero siempre las rechazaba. ¿Por qué yo?

(...)

Me quede sentada en mi cama durante casi una hora con el celular en las manos, quería llamarlo, pero no sabía cómo empezar a hablarle. Ahora entendía porque no me lo había dicho antes.

Solté todo el aire que tenía en los pulmones, busque en mis contactos, oprimí el botón verde y espere un tono.

—Jane. —Su voz, fue cuando me di cuenta de cuanto lo extrañaba y apenas se había ido un día. —Creí que no llamarías.

—Y-yo... -Trague duro. —Lo siento.

Silencio. —Esto es incómodo. —Solté una risilla tonta.

—Solo un poco. —Rasque mi nuca.

— ¿En qué piensas?

—En ti. —Quizá eso no se escuchó como lo esperaba.

— ¿Y qué piensas de mí? —Su tono. Coqueto.

—Debemos hablar.

—Pues habla.

— ¿Crees que pueda ir a Holmes Chapel el fin de semana?